Luna de Sangre

10, LOS GUARDIANES

Cuando el fuego desapareció Vianet se dio cuenta de que ya no estaban en la mansión, sino que se hallaban en una torre, donde no había hacia donde ir porque estaban en medio de un foso y ahí solo se podía distinguir oscuridad, una caída que parecía no tener fin y una densa niebla. A unos metros de ellos había otras siete torres más altas donde había siete personas sentadas en grandes tronos, sus rostros no podían ser identificados debido a la niebla, pero lo que Vianet si pudo distinguir fue que eran mucho más grandes que cualquier otra persona, como gigantes postrados en sus tronos dorados.

—¿Quiénes son ellos? — preguntó en un susurro para que solo Faredi la escuchara.

La devoradora respondió en voz baja.

—Ustedes tienen a su consejo de brujas, con una representante de cada aquelarre. Nosotros los tenemos a ellos, son los siete guardianes.

—¿Qué cosa?

—Solo haz lo mismo que nosotros y deja que Twyler hable, si te piden que tú lo hagas, solo diles la verdad, no importa lo que sea ¿de acuerdo?

Asintió, pero aún tenía muchas dudas. Vianet miró a los otros devoradores, todos parecían estar tranquilos al igual que el sumo sacerdote y por esa razón dedujo que esas reuniones eran más comunes de lo que ella creía. Su sorpresa se basaba en que ella no tenía ni idea de que en su mundo existieran gigantes que fungieran como guardianes.

—Twyler Hunt, usted y sus devoradores han sido convocados de manera urgente—dijo alguien que tenía la voz de un hombre, la cual resonó en todo el lugar.

—¿Por qué los devoradores tienen los rostros descubiertos en presencia de alguien ajeno a su grupo? —preguntó una mujer.

Pese a la distancia que había entre la torre central y las otras siete, Twyler habló con normalidad puesto que sabía que lo escucharían con claridad.

—Estábamos en la mansión cuando fuimos convocados, no tenían necesidad de usar sus hábitos—explicó él.

—Son ocho devoradores, falta una de ellas. ¿En dónde está?

—Está en Vostarus cumpliendo con una misión que yo le asigné.

—¿Y la mujer?

Twyler miró a Vianet y extendió su brazo para que ella tomara su mano y se acercara más a él. Vianet la tomó y se colocó a un lado del sumo sacerdote.

—Su nombre es Vianet Crow, es una bruja blanca del pueblo llamado Varister, el cual está bajo mi protección. Ella nos encontró cuando viajábamos por el bosque de los mil rostros.

—¿Qué haces aquí? — preguntó una de las guardianas.

Twyler se dirigió a Vianet y asintió, indicándole que no temiera y que podía responder todas las preguntas que le hicieran.

—Yo escapé de mi aquelarre—confesó—. Hui de un ritual.

—Explícate—ordenaron los siete guardianes al mismo tiempo.

Al escuchar las voces al unisonó ella sintió escalofríos porque las voces de los guardianes habían resonado en todo el lugar. Ella volvió a mirar a Twyler y de nuevo él confirmó que podía hablar con libertad. Vianet dirigió la mirada hacia la torre del guardián que tenía justo frente a ella porque no sabía con exactitud a quien dirigirse.

—Mi corazón iba a ser arrancado y posteriormente devorado por una bruja hermana de mi aquelarre.

No pudo ver los rostros de los siete guardianes, pero supo que se horrorizaron por el tono de voces con el que siguieron hablando, uno que irradiaba sorpresa y molestia.

—Ella fue elegida para el ritual prohibido de la bruja del caos—agregó Twyler—. Un ritual escrito en el libro negro de la magia, el cual se prohibió desde la era del primer sumo sacerdote.

—¿Acogió a una de las brujas que conspiraron para quitarte tu puesto?

—Lo hice porque es mi deber—dijo Twyler—. Vianet Crow no es un peligro ni una amenaza para nosotros, es solo una víctima de las mentiras del aquelarre de Varister.

—Vianet Crow, ¿por qué huiste?

Vianet trató de hablar con más convicción, pero con cada palabra que decía su voz se quebraba y tenía que detenerse para tomar aire y continuar hablando, lo cual no molestó a los guardianes ni a Twyler, mucho menos a los devoradores de almas, solo demostró los nervios y miedos que la situación que había vivido ocasionaba en ella.

—Me entrené por nueve años para ser la bruja blanca más poderosa de todo el reino de Vostarus, así mi hermana en la magia consumiría mi corazón y adquiriría mi poder. Pero escuché de voz del sumo sacerdote lo que pasa cuando una bruja asesina a otra y me asusté, no quería condenar mi alma a un limbo de dolor y oscuridad, así que me fui y los encontré a ellos en el bosque. El padre Hunt me permitió quedarme en su mansión para descansar y comer, pero también para encontrar una solución a nuestro problema, por todo esto yo estoy muy agradecida.

Twyler colocó su mano sobre el hombro de Vianet y ella dio un paso hacia atrás.

—Como sumo sacerdote, es mi deber proteger a todas las criaturas y seres de la noche, eso incluye a las brujas como ella, a pesar de que su aquelarre tuvo propósitos oscuros conmigo y mis devoradores.

Esa última afirmación llamo la atención de Vianet, se dirigió a Twyler esperando una explicación, pero no obtuvo nada porque él se concentró en su conversación con los siete guardianes. Tuvo que conformarse con el pensamiento de que las aclaraciones de todas sus dudas se resolverían más tarde, pero simplemente no podía concebir la idea de que las mujeres del consejo de Varister, las brujas a las que había admirado y querido por años fueran capaces de conspirar en contra del sumo sacerdote y representante de su amado dios.



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En el texto hay: vampiros, hombres lobos, brujas y humanos

Editado: 21.05.2025

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