Luna de Sangre

12. TIFA

La mañana siguiente Vianet se alistó para ir con Twyler y los devoradores a Barakar. Había preparado una mochila con dos mudas de ropa porque creía que solo estarían fuera de la mansión un par de días. A partir de la reunión con Bared, ella tomaría una decisión, si volver con su aquelarre o seguir un camino diferente que no involucrara ni al aquelarre ni a Twyler Hunt y aunque estaba ansiosa por solucionar su problema a lado del sumo sacerdote, tenía miedo de enfrentarse al mundo del cual había sido privada por años.

Durante el día, Twyler le permitió explorar la mansión, lo cual hizo en compañía de uno de los devoradores. Andrey la siguió en todo momento y respondió las preguntas que ella tuviera respecto al lugar, él le explicó que la mansión había sido construida por los mismísimos hijos de Bared en tiempos del primer sacerdote, nadie conocía su ubicación excepto aquellos relacionados divinamente con los dioses, lo cual la convertía en uno de los lugares más seguros de Ragdarag. Cualquier mortal podía entrar mientras estuviera acompañado de uno de los pocos que tuviera acceso a ella, como era el caso de los cocineros o visitantes excepcionales, como lo era Vianet.

—¿No te aburres de estar aquí? — le preguntó divertida—. Es una mansión enorme y hermosa, pero creo que es muy solitaria.

—Después de ciento cincuenta y cuatro años es difícil aburrirse. Siempre encuentro algo que hacer.

Ciento cincuenta y cuatro, significa que murió a los treinta, pensó, pero no lo dijo en voz alta.

—¿Cómo qué?

—Cada año se escriben y publican por lo menos cincuenta libros y los leo todos, los reyes tienen audiencias con el sumo sacerdote así que viajo mucho y no tengo permitido hablar con la gente a menos que sea necesario, pero siempre hay algo que escuchar, tranquilo o escandaloso y mi capucha oculta todas mis reacciones así que ellos no saben que estoy escuchando.

—¿En serio?

—Te sorprendería todas las cosas que los aristócratas viven en sus enormes castillos— dijo y ella soltó una carcajada—. Y vivir con Tate que siempre discute conmigo o con Faredi es suficiente para entretenerse por un año.

—Sé lo que es eso, me divertía mucho siempre que pasaba tiempo con mi hermana. Mi casa es muy pequeña, yo creo que es del tamaño del comedor, pero Geanna y yo siempre hacíamos ruido y había risas todo el tiempo. Aquí es muy silencioso y tranquilo que creo que no podría hacer absolutamente nada sin que alguien más se enterara, sin importar lo grande que sea.

—Y ya que mencionaste el comedor, deberías ir a comer con Twyler. Faltara poco para que sea la puesta del sol y podremos ir a Bloodlaine, pero estaremos ahí durante la noche así que tal vez querrás descansar un poco.

—Entiendo. Gracias por mostrarme la mansión y por todas tus explicaciones. Para alguien que nunca dejó su pueblo natal sería muy interesante escuchar sobre tus viajes y experiencias en todos los reinos.

—De nada, pero mientras estés aquí tendrás acceso a la biblioteca.

—Creo que prefiero una buena conversación.

Andrey asintió con una sonrisa.

—Yo también, ¿nos vamos?

Él la guío al comedor. El cocinero y el joven mesero ya estaban ahí, al igual que Twyler y Jensen que lo acompañaba en ese momento. Él le dio la bienvenida con una amplia sonrisa y Vianet se sentó frente a él, comió junto con él y durante esa hora hablaron sobre literatura, ya que Vianet mencionó los cincuenta libros que se publicaban al año. A Vianet le agradó tener una conversación diferente y que no estuviera relacionada con el aquelarre ni el ritual; hablar sobre los grandes autores que habían escrito los libros más memorables logró relajarla y se sorprendió por lo mucho que el sumo sacerdote sabía sobre escritores de diferentes razas.

Mas tarde y cuando el sol se puso, Twyler le pidió que se reuniera con los demás devoradores en su oficina. Los otros ya los esperaban ahí, y al verla entrar la miraron con seriedad, menos Faredi, que en el momento en el que Vianet entró a lado de Jensen, se puso de pie y caminó hacia ella con una sonrisa.

—Yo te llevaré—dijo Faredi.

Vianet la miró curiosa.

—¿A qué te refieres?

—Es obvio que no caminaremos hasta Minus—dijo Merey.

—No quiero volver a viajar por medio de esa cosa de fuego—dijo Vianet—. La última vez me sentí muy mal.

—Lamentablemente no hay nada que podamos hacer para evitar el mareo, nauseas o dolor de cabeza que sientes después de viajar, pero te prometemos que no hay ningún efecto secundario en tu cuerpo, solo es momentáneo—explicó Helia.

Vianet asintió, pero no quería volver a hacer eso.

—¿No hay otra forma en la que ustedes viajen? —preguntó.

—Tenemos caballos especiales, pero cuando no sabemos cuánto tiempo tardaremos preferimos no usarlos—dijo Eder mientras se colocaba su capucha. En cuanto lo hizo su rostro desapareció y en su lugar apareció el característico humo de los devoradores—. Twyler ya viene, ¿están listos?

Vianet miró a los demás devoradores y notó que todos ya estaban completamente cubiertos. Twyler abrió la puerta de la oficina y sonrió satisfecho cuando vio a sus acompañantes y a Vianet preparados para realizar el viaje. Se acercó a uno de ellos y lo tomó de la mano y de la misma forma y sin previo aviso, Faredi tomó a Vianet de la mano y de nuevo un círculo de fuego las rodeó.




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