CAPÍTULO 6 — LA VERDAD DEL VÍNCULO

La mañana siguiente, el cielo amaneció cubierto de nubes.
El bosque parecía observarla a través de las ventanas, como si todo estuviera vivo.
Kira preparó café y trató de convencerse de que todo lo de ayer no había sido más que una locura… un sueño extraño nacido del cansancio.
Pero su cuerpo no la acompañaba en esa mentira.
Podía sentirlo: algo dentro de ella había cambiado.

Mientras miraba el vapor subir de la taza, escuchó pasos en el porche.
No necesitó mirar.
Sabía que era él.
—¿Vas a seguir apareciendo así? —preguntó sin volverse.
—No sé hacerlo de otro modo —respondió Kael con serenidad.

Entró sin pedir permiso, y el aire se llenó de esa energía que siempre la descolocaba.
Kael se acercó despacio, pero esta vez mantuvo la distancia.
—No quiero asustarte —dijo.
—Demasiado tarde para eso.
—Solo quiero explicarte.

Kira lo miró con cautela.
—¿Explicarme qué?
Kael tomó aire, como quien está a punto de confesar algo que ha guardado por siglos.
—El vínculo. No es una elección, Kira. Es una llamada del alma.
—No creo en esas cosas.
—Yo tampoco… hasta que te sentí.

Kira bajó la mirada.
—¿Y qué se supone que significa todo esto? ¿Que soy tuya?
—No —respondió él, firme—. Significa que tú eres mía solo si lo eliges.

Esa respuesta la desarmó.
Kael dio un paso más, lo suficiente para que su presencia la envolviera.
—No soy un hombre normal, lo sabes. Pero tampoco soy solo una bestia.
—¿Y qué soy yo en todo esto?
—La única capaz de mantenerme humano.

Hubo un silencio.
Kira sintió el peso de sus palabras.
El miedo empezó a desvanecerse, sustituido por una curiosidad profunda… y una atracción que la confundía.

—¿Y si me niego? —preguntó en voz baja.
Kael la miró, con un destello de dolor en los ojos.
—Entonces seguiré esperándote, aunque me tome otros trescientos años.

Kira apretó los labios.
No sabía si odiarlo por lo que le hacía sentir o si agradecerle por no obligarla.
Solo sabía que su vida, desde ese momento, ya no le pertenecía del todo.