Luna de Sangre: El Silencio de Arlo

Capítulo 9 – La marca de la luna

Esa noche no hubo luna. Solo un cielo vacío, como si incluso el firmamento temiera mirar hacia Callun.
El silencio era tan espeso que podía oír mi propio corazón… o tal vez no era el mío.

No dormí. No podía.
Cada vez que cerraba los ojos, veía el rostro de Callun, sus palabras repitiéndose como un eco envenenado: “El amor lo debilita. A mí me alimenta.”
Y, sin querer, también pensaba en Arlo, en sus manos temblorosas, en la culpa que llevaba como una segunda piel.

Cuando el reloj marcó la medianoche, el aire cambió.
Un sonido, profundo y lejano, rompió el silencio: un aullido.
No era de un animal. Era humano.

Me levanté y corrí a la ventana. El bosque parecía vivo, palpitante. Las sombras se movían entre los árboles, y algo dentro de mí se agitó, como si mi sangre respondiera a un llamado antiguo.
Un ardor comenzó a crecer en mi cuello, justo donde Callun me había rozado.

Toqué la piel y sentí una leve quemadura.
Al mirarme en el espejo, vi una marca: una línea delgada, brillante, que latía con luz propia, como una herida lunar.

—No… —susurré—. ¿Qué me hiciste, Callun?

La puerta se abrió de golpe. Arlo entró, jadeando, cubierto de barro y con la mirada enloquecida.
—¿Te tocó? —preguntó, su voz rota.

No respondí. Bastó con su mirada para que supiera la verdad.
—Dioses… —murmuró—. Es la marca del vínculo.

—¿Qué significa?
Arlo se acercó despacio, su respiración entrecortada.
—Significa que ya no puedes esconderte de él. Callun te marcó con su sangre. Si siente tu miedo, te encontrará. Si piensas en él… también.

Sentí un nudo en la garganta.
—No fue mi culpa.
—Lo sé. Pero eso no cambia nada.

El dolor en sus ojos era peor que cualquier herida.
—Arlo, dime la verdad. ¿Qué está pasando conmigo?

Él tomó mi rostro entre sus manos, con desesperación.
—Tu alma está despertando. Lysandra, la mujer que amamos, renace en ti. La marca de Callun no te destruirá… pero puede arrastrarte a él.

Mis lágrimas cayeron, lentas.
—¿Y tú? ¿Qué harás si eso ocurre?

Arlo bajó la mirada.
—Moriré antes de dejar que te lleve.

El silencio nos envolvió, y en ese instante comprendí algo:
No había salvación para ninguno de nosotros.
El amor que sentíamos no era humano. Era un ciclo, una marea que arrastraba todo a su paso.

Y mientras lo abrazaba, pude oír, muy lejos, un aullido distinto… más fuerte, más cercano.
Callun nos había encontrado.




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