*Narrador*
Era domingo, a eso de las 1:30P.M, Pablo se había vestido con una camisa azul con una chaqueta negra, pantalones holgados, zapatos tipo bota color gris, se había afeitado y cortado el cabello, su fragancia era fuerte y cítrica, tenía los ojos algo ojerosos a causa de la droga, pero su sonrisa lo dispersaba un poco, tomo su guitarra y se la llevó al hombro, se miró al espejo y se sintió diferente. Antes de volverse un drogadicto, le gustaba mantener la imagen física como su padre "impecable", pero después de su partida, todo lo daba igual.
Salió de su casa rápidamente sin despedirse de nadie, su madre dormía después de un extenso trabajo con horas extras, su hermana estaba encerrada en su cuarto pintando el techo o las paredes de su habitación con sus pinturas en aerosol y Pablo estaba a punto de encontrarse con su Princesa misteriosa.
Pablo se sentó en la fuente donde prometieron verse, mientras observaba la incandescente luz del sol, las parejas tomadas de las manos y los niños sonriendo a su alrededor como pequeños ángeles colmados de inocencia, aquel paisaje le regresaba el amor por la vida y sentía que podía empezar de nuevo, pero luego la imagen de su padre aparecía y todo volvía a ser gris y sin esperanzas. Pablo no lograba cerrar ese enorme vacío, no lograba entender que fue lo que su padre no encontró en su madre para buscarlo en otra mujer, no comprendía porque Anna, la chica que más había amado de una manera sincera y pura lo había traicionado con quien consideraba su mejor amigo, casi su medio hermano...Adam. Pablo se sentía traicionado por todos y no lograba encontrar un consuelo o una mano que lo sacase de ese inmenso holló en el que día tras día se ahogaba, incluso, el mismo sabía que poco a poco las drogas sugiriendo consumiéndolo, lo que más le atemorizaba es que Aria lo notara y se alejara de él, por algún extraño motivo la quería y la necesitaba cerca para sentir algo de paz, Aria tenía algo inexplicable, con Anna, nunca fue igual. Aunque Pablo la Amo, ella no le transmitía paz o compañía, tan solo lo ayudaba a salir de su casa y divertirse un rato por medio de fiestas, amigos y sexo.
Mientras Pablo divagaba entre sus pensamientos, una chica de piel pálida empieza a hacerse visible entre las demás personas, era Aria. Traía un vestido negro con una chamarra de jean gris, unas botas largas negras, tenía el cabello peinado con una coronilla, tal cual como una princesa medieval, en cuanto Pablo la vio no pudo resistir el deseo de abrazarla, y así lo hizo. Aria correspondió al abrazo casi de inmediato, como si ella también desease que ese abrazo ocurriera, permanecieron así un rato antes de separarse y disponerse a caminar por el maravilloso escenario que les regalaba el mundo aquella tarde.
Entre risas, helado y miradas, se pudo desenvolver una amena plática entre ambos.
-Dime, ¿Que te gusta hacer además de Dibujar Aria?
-Me gusta el deporte, en especial si son deportes donde pueda correr mucho como el "Running" o el atletismo en sus diferentes intervenciones, ¿Qué hay de ti? ¿Hay algo más que te guste además de componer?
-No, la verdad toda mi vida gira en torno a los instrumentos y a la música, toco guitarra, piano, cuando era muy chico sabia tocar el violín y cuando me estreso me gusta tocar la batería o el Bajo eléctrico, pero nada que ver con los deportes como tú-sonríe-
-Wow, debes haber necesitado de mucha práctica para tocar todos esos instrumentos.
-De hecho siempre fue fácil aprender de instrumentos para mí, Mi padre tocaba la batería de vez en cuando, y siempre me decía que la música no era algo que solo se tocara, era algo que debía sentirse desde la punta de los dedos, hasta lo más profundo del oído, siempre me decía que el instrumento y yo éramos un solo cuerpo y que la voz debía ser mi alma.
-Valla, tu padre es un hombre ejemplar-dijo Aria mientras se sentaba en una banca cercana-
-Eso pensábamos todos-Expresa Pablo molesto y con tono irónico-
-Porque suenas tan enojado?
-¿Eres adivina? Ni siquiera estoy frunciendo el ceño pero sabes perfectamente lo que siento.
-Lo supuse por tu tono de voz-miente tratando de disimular su Don-¿Paso algo entre tú y tu padre?
-Si...hace ya casi 6 años el...se enamoró de otra mujer y se fue de casa, mi madre lo amaba como a ningún otro hombre y mi hermana siempre deposito toda su confianza en el...por mi lado, el siempre había sido mi ídolo y yo tenía la convicción de ser un gran hombre como el...pero resultó ser un maldito mentiroso y traicionero.
-Comprendo... ¿No lo has vuelto a ver?
-No... Tampoco ha vuelto a casa desde que se marchó, mi madre parece que en ocasiones habla con el pero no sé de qué hablan, mama siempre sale a la sotea cuando van a discutir por algo...realmente lo odio.
-Yo creo que deberías perdonarlo Pablo-Dice Aria mirando al cielo.
-¿Perdonarlo? Como puedes perdonar a alguien que te hizo tanto daño, y no solo a ti, sino también a quienes amas...además no se ni dónde está, ¿Cómo podría pedirle perdón sin verlo?
-No necesitas ver físicamente a alguien para perdonarlo...las personas tienen una naturaleza imperfecta, caen en las tentaciones y cometen muchos errores, sus decisiones pueden afectar a muchos así como solo afectarlos a ellos mismos, pero ¿Quieres vivir toda tu vida mortificándote por lo que ya paso?, mira, el pasado no se borra en 3 días, y los recuerdos perduran siempre, pero si te atas a ese pasado, ¿Con que mano piensas recibir el futuro?, puedes reconstruir a tu familia y a tu hogar partiendo del amor, pero para eso debes comenzar con tigo mismo, quizás tu padre no haya sido el mejor hombre que piso el planeta, pero fue el quien despertó en ti el amor por la música y a tu hermana por el arte...perdónale Pablo, porque cargar con las piedras del dolor y el resentimiento no te dejaran ver quién eres en realidad.