Luna nueva.

Capítulo 10

Sonya

De un momento a otro me sentí triste, por Lyca y por mí por distintas razones; ella porque estaba enamorada de un hombre que no era su compañero y ahora era imposible e inalcanzable y yo porque tenía un compañero que no conocía pero que no podía aceptar.

El amor era una mierda

Porque el corazón no obedecía simplemente elegía sin mirar y luego las consecuencias eran éstas.

Lyca ahora seguro estaba sufriendo porque su oportunidad de fué para siempre, Damon ni siquiera notó que la beta se había marchado, tan ilusionado con haber encontrado a su luna no se daba cuenta que había roto el corazón de su mano derecha.

– ¿Sucede algo? – preguntó el alfa mientras yo miraba por donde la beta se había marchado.

Damon me observo serio y preocupado por un instante.

– Puedo contarte un secreto. – dije en respuesta mirando sus ojos azules.

Era hermoso en realidad, quien no podría enamorarse de él, lo tenía todo: guapo, atento, educado, respetuoso el paquete completo de un hombre perfecto. Con un pasado doloroso que lo hizo ser más fuerte, tanto como para volverse rico y hacer de ésta manada un lugar mejor.

– Sabes que sí – dijo.

Se sentó a mi lado en la cama, era de las cosas que podía hacer estando conmigo ese nivel de confianza teníamos porque nunca me sentía en peligro a su lado. 
Le prometió a Lara cuidar de mí y lo está haciendo de maravilla a pesar que no tiene obligación alguna pues yo no pertenecía a sus tierras, era solo una amiga lejana que ahora se sentía una intrusa en su vida.

Damon era muy apuesto y podría jurar que yo también quede prendada de su belleza desde la primera vez que lo vi, sin excluir que era doblemente hermoso por dentro y conocerlo hizo que tuviéramos una conexión única. Ambos teníamos dolor y soledad en nuestro pasado, nos unían las heridas que marcaban nuestra piel y nuestra alma.

– Anoche yo salí huyendo porque encontré a mi compañero. – confesé.

Era algo que aún me daba vueltas en la cabeza, al sentir su aroma entré en pánico y por ello escapé de ahí arruinando la velada de Damon.

– ¿Lo encontraste? pero es algo bueno Sonya. — Su rostro no parecía de asombro y me pregunte si él ya se había dado cuenta – ¿Quién es? –

– No lo sé... espera ¿ya lo sabias?
Él sonrió culpable y asintió en respuesta mostrando esa hilera de dientes perfectos como en los comerciales de pasta dental.

– Lo supuse, tú me acabas confirmar nada más. – musitó.

Era bastante obvia, me avergonzaba ser así con él, como un libro abierto que él podía leer con facilidad, debía ser un constante dolor de cabeza para un hombre tan ocupado.

– Hui al sentir su aroma.– revelé
Miré mis manos para evitar el contacto visual, hablar de ello era doloroso porque lo que un lobo anhela siempre es encontrar a su otra mitad.

– ¿Porque? – preguntó
En serio no lo entiende, Damon eran un alfa ciego en algunos aspectos, no se daba cuenta que Lyca lo amaba y estuvo a su lado 5 años, yo lo supe en 2 días.

– Mírame Damon estoy rota y probablemente nunca este bien, que puedo ofrecerle a mi mate... y lo peor es que si él no sintió mi aroma ni me persiguió puede ser porque es... es...

– Humano.

Completó Damon y yo sentí mi cuerpo temblar de solo pensarlo. No quería un humano cerca de mí y si mi compañero era uno no cambiaba nada, les tenía terror, no importa si no tenían la fuerza de un lobo, la agilidad de un vampiro o la magia de un brujo.
Ellos podían llegar a ser los más crueles que los anteriores.

– No todos son malos Sonya.

En verdad quería creer en sus palabras pero yo no había conocido a humanos buenos aún.

– ¿Qué es lo que deseas hacer? – era una pregunta válida yo en verdad no tenía idea que quería hacer.

– ¿Puedo quedarme en esta habitación? – musité con inocencia.

Pero el alfa me miró negando.
– Sonya.

– Solo un par de días, si es un inquilino se habrá ido luego.
Era algo bueno pues Damon no tenía humanos bajo su protección en la manada, eso me daría calma al irse de aquí mi mate.

– Esa no es la solución, no puedes estar oculta del mundo para siempre.
Colocó una mano en mi hombro como si quisiera hacerme reaccionar, yo coloqué la mía encima de esta para replicar.

– Quizás solo hasta que se vaya y volveré a salir de aquí. 
No iba a dar mi brazo a torcer en ésto, no estaba lista aún para enfrentarme a mis miedos y si podía evadirlo lo haría.

– Sonya.

– Hablemos de tu compañera. – Cambie el tema – ¿Es la chica rubia con la que desayunaste? – Damon me miro curioso.
– Estuve en tu oficina esta mañana. – explique.

Era bastante penoso admitir que estuve espiándolo por la cámara de seguridad aunque el ángulo de la misma fue movido a propósito. Sospecho que la beta tenía algo que ver al respecto.

– Entiendo, si es ella. – Su rostro estaba sonriente de nuevo.
Miró a un punto en la habitación como si estuviera recordándola, lo habíamos perdido.

– ¿Y vas a verla? – pregunté.
La alegría de Damon me contagiaba y yo solo quería verlo siendo feliz, no había nadie en el mundo que lo mereciera más.

– Quiere conocer el lugar, pero yo...
Se rascó la cabeza nervioso y miró sus zapatos, interpreté que su oportunidad se había perdido mientras teníamos ésta conversación.

– Te fui a buscar, Lyca te lo dijo por eso vienes a verme y ahora estoy estorbando... – complete por él.
Genial ahora por mi culpa él no estaba conquistando a su luna.

–No, tú nunca estorbas Sonya sólo que tengo que ayudar en la oficina.

Se apresuró a decir, entendía que como alfa y dueño de un hotel debía tener muchas responsabilidades, eso sumado a su trabajo como niñero personal de una loba como yo debía ser desgastante.
Por un momento me pareció que debía compensarlo, y ésta era la mejor forma.

– Yo lo haré. – dije con seguridad.
Damon me miró estupefacto mientras ladeaba la cabeza como evaluando mis palabras.




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