Ethan
Despierto temprano, mi luna está dormida dándome la espalda pero pegada a mi cuerpo para buscar calor, es algo raro que no esté en mis brazos.
Me levanto perezosamente son las 7:45 de la mañana, generalmente no me levanto tan tarde pero anoche nos exigí mucho y sé que mi mate dormirá al menos un par de horas más, me coloco unos pantalones y bajo a la cocina bostezando, quiero llevarle el desayuno a la cama eso siempre la hace feliz.
Lleva años soportando comer lo que preparo, pero ahora tengo un arma infalible que está a unas calles, salgo por la puerta trasera sé que mi pedido debe estar listo y calientito lo cual me hace rugir el estómago.
Dios bendiga a todas las reposteras del planeta, porque no se vivir sin el café con un delicioso pan. En el caso de mi luna ella adora comer pie de limón y éste esposo enamorado piensa cumplir hasta el último de sus antojos.
veinte minutos después estoy en la cocina bebiendo mi taza del té con un croissant y tengo el pie de limón de mi luna listo y servido en la bandeja.
Me apetece despertarla con la excusa de que le compré pie, desayunar y bañarnos juntos para ahorrar agua luego. Soy un pervertido pero me puede las ganas de tener a Bree en mis brazos pues tengo cosas que hacer después y quiero aprovechar cada segundo con ella.
Luego de una maravillosa mañana, omitiendo los detalles sucios de lo que hicimos en la bañera estoy con Bree en la biblioteca, después de tantos años es el lugar favorito de mi luna.
Aquí aprendió un mundo distinto y soñamos miles de cosas, insistió en venir cuando le dije que tenía trabajo que hacer.
Llevaba unas horas trabajando en algunos detalles administrativos y ella estaba en el sillón fingiendo leer algo y lo sé por la forma en que pasaba las páginas, además su corazón latía acelerado.
– Alguna cosa que quieras decirme mi luna. – pregunté a la pelirroja que me miró sorprendida.
– A que te refieres. – dijo con nerviosismo y eso me hizo detener mi escritura.
Intrigado porque sin querer dí en el blanco me levanté del escritorio, dejando atrás mis tareas para ponerle atención a ella.
– Llevas media hora en la misma página. – Señalé – Además pareces nerviosa y ese libro está escrito en latín y tú no hablas ése idioma. –
Ella miró el libro en cuestión asombrada, sus ojos se abrieron al ver que mis palabras eran ciertas y un rubor le cubrió las mejillas, era una pésima mentirosa y el fingir no se le daba bien la conocía demasiado.
Estudiaba su lenguaje corporal, de pie frente a mi pequeña luna me pareció que se debatía entre decirme o no lo que estaba en su cabeza.
– Es que... estamos recién casados y tú estás ocupado. – escuchaba como su corazón empezaba a latir con rapidez acaso intentaba mentirme de nuevo.
– Me estas reclamando.
– Te quejaste que fui a trabajar ayer puedo hacer lo mismo o no? –
A ese argumento no podía discutirlo, era cierto y también injusto con mi luna, nuestra luna de miel se había pospuesto y ahora yo la dejaba sola sin tener nada que hacer.
Accedí a su reclamo y nos acurrucarnos en el sillón mis padres se fueron de viaje esta mañana unas merecidas vacaciones, aquellas que siempre quisieron tener.
Pero no dejo de sentir una extraña opresión en el pecho, como si algo estuviera por ocurrir.
Debo decir que nunca fui un hombre de intuición, hace cinco años sólo era un adolescente estúpido, que se dejó manipular por otros. Si no fuera por Selene que cambió nuestro destino permitiendo que recuperara a las personas que amaba, entre ellos a mi luna.
Tanto tiempo y su partida dolía tanto como si hubiera sido ayer era la heroína de todos, la salvadora de dos manadas y si hubiera alguien que mereciera una segunda oportunidad era ella.
– ¿Cariño? – Bree esta frente a mi seria, no es la primera vez que me pierdo en mis pensamientos.
– Lo siento pensaba en Selene. – dije apenado, ella se separó de mis brazos un poco incómoda.
Se levantó del sillón dispuesta a irse, la tomé de la mano confundido, acaso no quería que estuviéramos juntos.
– ¿A dónde vas?.
– Tengo sed, iré a buscar algo de agua. – y con eso me abandona perdiéndose por la puerta.
Froto mi rostro con impaciencia, su tono de voz parecia triste, como si estuviera herida me doy cuenta que aún me falta mucho para conocer a mi luna, doy una rápida mirada a las hojas en mi escritorio, solo un par de firmas y habré terminado, lo hago en cinco minutos para ir en búsqueda de la mujer que amo.
Está en cocina con un vaso de agua en sus manos mirando el jardín, afuera ya todos están en movimiento, activos con sus propias responsabilidades.
Rodeo su cuerpo con mis manos, aspiro el aroma de su cabello y dejo mi cabeza ahí, sobre la suya.
– Me amas Ethan. – pregunta.
En respuesta giro su cuerpo frente a mí, le doy un beso en su frente, otro en sus párpafos, en su linda naricita, otro en sus mejillas lo cual la hace reír.
– Te amo. – musito convencido.
Es lo único que digo antes de perderme en su boca.
Damon
Llame a mi compañera y la invite a conocer el lugar, estoy ansioso por tener un momento a solas con ella y saber todo sobre su vida, sus sueños y anhelos.
Alana es la esperanza que necesitaba, un rayo de luz en mi mundo gris y tan hermosa que no puedo creer la suerte que tengo.
Estoy esperando robar todo el tiempo posible a su lado quizás conocernos mejor y permitirme soñar con convertirla en mi luna.
No ha preguntado por el tipo que la acompañaba, no quiero saberlo, lo único que me importaría es que sea parte de su pasado.
No soy quien para reprocharle nada, ni a quien conoció antes de mí, lo único que deseo es ser quien estará con ella en el futuro. Alana no solo es hermosa, es un soldado lo cual me impresiona como alguien con apariencia angelical puede ser tan fuerte, valiente y audaz, leí su expediente es una de las mejores y eso me hizo sentir orgulloso de la mujer que quiero como futura madre de mis hijos.