Luna nueva.

Extra

Cristal

Soy una mujer con gustos especiales, no me van los hombres de mi edad, pendejos que no quieren otra cosa que meter la polla a donde les plazca y en ocasiones sin importarles poco o nada tu placer.

Me metí al ejército para escapar de mi infierno de vida solo para chocar de frente con él.
El coronel Erick Machallister es el hombre de mis sueños y pesadillas, un viudo que está más bueno que el pan y quien me rechaza cada vez que puede.
Lo he intentado todo para llamar su atención pero nada surte efecto, aunque no me doy por vencida.

Me gusta, lo quiero para mí solita y quien no lo haría frente a semejante espécimen alto 1.88 m de cuerpo musculoso sin ser exagerado, su cabello ya tiene algunas canas que lo hacen ver muy apuesto describirlo para mí sería como hacerlo con un buen vino.

Es mejor con los años.

Pues lo conocí hace casi doce años, me salvó de más formas en las que podría enumerar, recuerdo que me encontraba metida en jodidos problemas, tendría al menos unos 14 cuando lo conocí, tenía lágrimas en los ojos estaba aterrada con un hombre que me tenía arrinconada a la pared, su mano capturó mi seno por encima de la tela y yo me removí intentando gritar.

Su mano cubrió mi boca inmovilizándome y razgó mi camisa para exponer mi pecho, lloré de impotencia, quería gritar pero es más grande, más fuerte y no podía hacer nada contra él.
En un oscuro rincón ese hombre intentaba hacerme de lo peor, siento asco de recordarlo cuando su dedo acaricia mi pezón por encima del brasier, lloro en silencio preguntandome ¿porqué? ¿que hice mal?¿es mi culpa?

Había decidido caminar a casa, tenía dinero para pagar el transporte pero decidí ahorrar para otro día, por unos centavos estaba a punto de ser violada.

Fuí tirada al suelo sin delicadeza y ví con terror como el hombre intentaba quitarme el pantalón con prisas, detras de él una sombra emergió y golpeó su cabeza con fuerza.
Tuve miedo pensando que ésa persona me iba a dañar pero el hombre no lo hizo, estaba furioso golpeando al violador hasta casi matarlo; él me ayudó y me llevó a casa aún en shock.

Lucía un uniforme militar tenía medallas en él, me puso a salvo se encargó del abusador, llamó a las autoridades aue para variar llegaron con rapidez, me dijo que todo iba a estar bien y me sentí segura de sus palabras.

Desde ése día he perseguido sus pasos, Erick Mackallister lo tenía todo un hombre respetado, con una carrera prometedora dentro del ejército, guapo, físico tremendo y encima mi heroe personal. Lo he amado desde siempre y dolió saber que estaba casado y con una familia, siendo una niña me permití fantasear con él a pesar de que era algo imposible.

Me dediqué a seguir sus pasos, día a día preparandome y añorando entrar en sus filas, me tomó años poder hacerlo y para cuando por fín lo logré era otro hombre, había cambiado no sonreía como alguna vez lo hizo pero lo amaba de igual manera.

Alto, con un aura poderosa, cabello negro ojos marrones, viudo y padre de dos hijos ambos soldados. Era un muro impenetrable para mí entrar en su círculo, lo intenté con Noah, ser su amiga pero empecé a sentir su mirada en mi de otra forma por ello fingí ser una persona distinta, tontee con varios chicos para que entendiera que no buscaba nada serio con nadie dañando mi repitación en el cuartel y cuando quize remediarlo ya era demasiado tarde. Entonces me hice amiga de Alana huyendo del hijo porque me gustaba el padre uno que no miraba a la mujer sino a la chiquilla.

Ya no soy una niña, crecí y mis deseos son los mismos yo amo a Erick, el coronel que me salvó de pequeña, el hombre que ordena y todos le obedecen nadie me hace sentir como él con solo una mirada.

Le dije quien era un día cuando me dirigía a casa lo encontré saliendo, compartimos el elevador y en esas cuatro paredes metalicas le dí las gracias por salvarme, por inspirarme y por todo lo que había hecho por mí, le tomo un tiempo reconocerme lo cual me hirió pues era tN poca cosa para él que me olvidó.

Lo intenté con otros pero tengo un trauma, algo mal en mi cabeza que me hace imposible compartir intimidad con otros chicos, besos caricias atrevidas, sexo oral pero de ahí nada más. No logré cruzar esa línea con otro hombre, en el fondo creo que no he podido superar el que uno casi me viola en un rincón oscuro en cambio Erick no me pone nerviosa no me da miedo por eso sé que es a él a quien quiero.

En la oficina todos se marchan temprano, estan tan interesados en sus propios asuntos que no notan que yo me escondí en los baños a esperar a que se vayan. Erick es un adicto al trabajo y conozco sus rutinas, los fines de semana se hunde más en el trabajo mientras los demás aprovechan a visitar a sus familias, lo hace cuando sus hijos no están con él y porque no tiene una esposa que lo espere en casa.

Está solo y se esconde en el trabajo para soportarlo, lo he llegado a conocer muy bien.

Salgo del cubículo con mi vestido negro, y el cabello suelto, me aplico algo de labial y cambio mis zapatos por unas sandalias de tacón quiero verme hermosa. Respiro profundamente tres veces para tomar valor y girar esa manilla.

Mi objetivo debe estar ocupado en la oficina me lo imagino de la misma forma, su ceño fruncido leyendo o firmando documentos hasta la media noche. Sus hijos están al otro lado del país y es una fortuna que no quiero desaprovechar.

Lo amo y esto es algo desesperado, pero sé que lo necesito solo a él; las piernas me tiemblan y temo me fallen a cada paso que doy con los nervios carcomiéndome, una vez intenté decirle de mis sentimientos pero no tuve el valor.

Quiero decirle que lo amo desde aquel día en que lo conocí pero me creerá una loca, es un hombre con sus propios demonios a pesar de que no lo diga en voz alta estar sin su esposa lo cambió, nunca sentiría celos de ella, debió ser magnífica pero él no merece estar solo, por el contrario necesita a alguien a su lado y espero ser yo.




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