Luna Roja

< Capítulo 4 >

Mientras Hugo y Vanessa tejían su red de mentiras, Donatella Bossi permanecía ajena a la tormenta que se avecinaba. O al menos, eso era lo que Vanessa quería creer. Donatella era una fuerza de la naturaleza, una mujer que había sobrevivido en el mundo del crimen gracias a su astucia, su crueldad y su innegable carisma.

Donatella vivía en un mundo de excesos y decadencia. Su penthouse, situado en el corazón del distrito financiero, era un santuario de lujo y opulencia. Obras de arte de renombre mundial colgaban de las paredes, muebles de diseño adornaban las habitaciones y una colección de vinos añejos descansaba en una bodega climatizada.

Pero el verdadero lujo de Donatella no se encontraba en sus posesiones materiales, sino en su estilo de vida. Sus días transcurrían entre sesiones de spa, compras en boutiques exclusivas y almuerzos con figuras influyentes de la ciudad. Sus noches se llenaban de fiestas extravagantes, cenas en restaurantes de alta cocina y encuentros íntimos con amantes cuidadosamente seleccionados.

Donatella era una maestra del disfraz, una camaleón social que se adaptaba a cualquier entorno. Podía ser encantadora y seductora en una cena de gala, o fría y despiadada en una reunión con sus socios criminales. Era una mujer de contrastes, una enigma que pocos lograban descifrar.

Hugo conocía bien el estilo de vida de Donatella. La había observado de cerca durante años, estudiando sus hábitos, sus debilidades y sus fortalezas. Sabía que Donatella era adicta al poder, al dinero y al placer. Y sabía que estaba dispuesta a hacer lo que fuera necesario para conseguir lo que quería.

Vanessa, por su parte, veía a Donatella como una amenaza, una rival que codiciaba su posición y su riqueza. Pero también la veía como una herramienta, una pieza clave en su plan para consolidar su poder.

Quiero que me digas todo lo que sepas sobre Donatella– le dijo Vanessa a Hugo, en una reunión privada en su estudio. –Quiero conocer sus secretos, sus debilidades, sus miedos. Quiero saber qué la motiva y qué la hace vulnerable.–

Hugo le contó a Vanessa sobre las adicciones de Donatella, sobre sus relaciones amorosas, sobre sus deudas de juego. Le habló de sus conexiones con políticos corruptos, de sus tratos con narcotraficantes y de sus inversiones en negocios turbios.

Vanessa escuchó atentamente, tomando notas mentales. Sabía que esta información era valiosa, que podía usarla para manipular a Donatella, para desacreditarla o incluso para destruirla.

Quiero que encuentres pruebas de sus actividades ilegales– le dijo Vanessa a Hugo. –Quiero algo que pueda presentar a la policía, algo que la ponga tras las rejas de por vida.–

Hugo asintió. Sabía que Vanessa estaba dispuesta a cruzar la línea, que no se detendría ante nada para conseguir lo que quería. Y él estaba dispuesto a ayudarla, siempre y cuando eso significara que podría ascender al trono junto a ella.

Mientras Hugo investigaba a Donatella, Vanessa se reunió con Atilio Khoury. Quería saber qué pensaba Atilio de Donatella, cuáles eran sus verdaderas intenciones.

Donatella es una mujer peligrosa– le dijo Atilio a Vanessa. –Siempre ha sido ambiciosa, siempre ha querido más de lo que tiene. No me sorprendería que estuviera detrás de la muerte de Paulino.–

Vanessa fingió sorpresa. –No lo sé, Atilio– dijo. –Siempre pensé que Donatella era leal a Paulino.–

Atilio se echó a reír. –La lealtad es un lujo que pocos pueden permitirse en este mundo, Vanessa. Donatella es leal a sí misma, y a nadie más.–

Vanessa sonrió. Sabía que Atilio tenía razón. Donatella era una serpiente venenosa, una depredadora que acechaba en las sombras, esperando el momento oportuno para atacar.

¿Crees que deberíamos tomar medidas contra ella?– preguntó Vanessa.

Atilio vaciló. –Eso sería arriesgado, Vanessa– dijo. – Donatella tiene muchos amigos poderosos. Si la atacamos, podríamos desencadenar una guerra.

Estoy dispuesta a correr el riesgo– respondió Vanessa. –No puedo permitir que Donatella siga amenazando mi poder. Tengo que hacer algo para detenerla.–

Atilio la miró fijamente durante un largo rato. Sabía que Vanessa estaba decidida, que no iba a cambiar de opinión.

Está bien– dijo finalmente. –Te ayudaré. Pero debes prometerme que serás cautelosa. No quiero que cometamos errores que puedan costarnos caro

Vanessa asintió. –Seré cautelosa, Atilio– dijo. –Pero no seré débil. No permitiré que Donatella me intimide. Lucharé por mi poder, y no me detendré ante nada para protegerlo–

Después de su reunión con Atilio, Vanessa se dirigió a su penthouse. Miró por la ventana, hacia la ciudad que se extendía a sus pies. Las luces de neón parpadeaban como advertencias, recordándole los peligros que la acechaban en cada esquina.

Era una jugadora de ajedrez magistral, y estaba a punto de dar el jaque mate



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En el texto hay: mafia, romance, venganza

Editado: 13.09.2025

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