< Capitulo 5 >

Vanessa creía que tenía a Donatella justo donde la quería: ignorante y vulnerable. Pero Donatella Bossi no era una presa fácil. Era una serpiente astuta, capaz de detectar el peligro incluso antes de que se acercara.

Los primeros movimientos de Donatella fueron sutiles, casi imperceptibles. Pequeñas filtraciones de información a la prensa, insinuaciones sobre la "extraña" muerte de Paulino, rumores sobre la "repentina" ascensión de Vanessa al poder.

Al principio, Vanessa ignoró estos ataques, creyendo que eran solo intentos desesperados de Donatella por llamar la atención. Pero pronto se dio cuenta de que Donatella estaba jugando un juego más peligroso.

Los rumores comenzaron a afectar la reputación de Vanessa. Sus socios comerciales empezaron a dudar de ella, sus amigos la evitaban y la policía comenzó a investigar la muerte de Paulino con mayor intensidad.

Vanessa supo que tenía que actuar rápido. Donatella estaba tratando de socavar su poder, de destruirla desde dentro. Y no podía permitirlo.

–Quiero que encuentres quién está filtrando esta información a la prensa– le dijo Vanessa a Hugo, con furia. –Quiero saber quién está ayudando a Donatella a difundir estos rumores. Y quiero que los detengas, cueste lo que cueste.–

Hugo se puso manos a la obra de inmediato. Utilizó sus contactos en el mundo del periodismo y en el inframundo para rastrear el origen de los rumores. Pronto descubrió que Donatella estaba trabajando con un periodista sensacionalista llamado Ricardo Vargas, un hombre sin escrúpulos dispuesto a publicar cualquier cosa por dinero.

–Vargas es un eslabón débil– le dijo Hugo a Vanessa. –Podemos presionarlo, sobornarlo–

–¡No!– respondió Vanessa. –Quiero que lo uses. Quiero que Vargas publique una historia que desacredite a Donatella, que revele sus secretos más oscuros. Quiero que la destruya con su propia pluma.–

Hugo sonrió. Le gustaba la forma en que pensaba Vanessa. Era una estratega brillante, capaz de convertir a sus enemigos en aliados.

Hugo se reunió con Ricardo Vargas en un bar oscuro en las afueras de la ciudad. Le ofreció una gran suma de dinero a cambio de publicar una serie de artículos sobre Donatella, revelando sus conexiones con el crimen organizado, sus adicciones y sus tratos corruptos.

Vargas aceptó sin dudarlo. Sabía que estaba jugando con fuego, pero la tentación del dinero era demasiado fuerte para resistirse.

Mientras Hugo manipulaba a Vargas, Vanessa se reunió con Atilio Khoury. Quería saber si Atilio había escuchado algo sobre los rumores que circulaban sobre ella.

–He oído algunas cosas– reconoció Atilio. –Pero no creo que sean ciertas. Sé que eres inocente, Vanessa.–

Vanessa sonrió. Sabía que Atilio estaba mintiendo. Sabía que había estado en contacto con Donatella, que la estaba ayudando a difundir los rumores.

–Gracias por tu apoyo, Atilio,– dijo Vanessa. –Significa mucho para mí. Pero necesito tu ayuda para detener estos rumores. Necesito que uses tu influencia para defender mi reputación.–

Atilio vaciló. Sabía que Vanessa lo estaba poniendo a prueba, que estaba tratando de medir su lealtad.

–Haré lo que pueda– dijo finalmente. –Pero debes entender que no puedo hacer milagros. Donatella es una mujer poderosa, y tiene muchos amigos influyentes.–

–Lo sé– respondió Vanessa. –Pero confío en ti, Atilio. Sé que harás lo correcto.–

Después de su reunión con Atilio, Vanessa regresó a su penthouse. Estaba lista para la guerra. Sabía que Donatella estaba tratando de destruirla, pero no iba a permitirlo. Iba a luchar con uñas y dientes para proteger su poder y para asegurarse de que nadie volviera a cuestionar su autoridad...