La alianza entre Donatella y Borja se fortalecía en las sombras, mientras Vanessa, confiada en su control, se preparaba para ejecutar la siguiente fase de su plan contra Donatella. Sin embargo, la guerra entre ambas estaba a punto de escalar a un nivel mucho más personal y devastador.
Borja, con su conocimiento íntimo de las debilidades de Vanessa, había convencido a Donatella de que el camino más rápido para desestabilizar a la viuda negra era atacar a sus aliados. Atilio Khoury, el consigliere de la familia Robles y uno de los pocos hombres en los que Vanessa "confiaba" , era el objetivo perfecto.
La idea era simple: eliminar a Atilio, sembrar el caos en la organización de Vanessa y obligarla a cometer errores. Pero Donatella, consumida por la sed de venganza, decidió que la muerte de Atilio no sería suficiente. Quería causarle un dolor inimaginable, un sufrimiento que lo atormentara hasta el último día de su vida.
La oportunidad se presentó una noche, cuando Atilio y su esposa, Frida, regresaban a su hogar después de una cena benéfica. Frida era una mujer dulce y bondadosa, ajena al mundo oscuro y peligroso en el que vivía su esposo. Era la luz en la vida de Atilio, su refugio en medio de la tormenta.
Mientras el coche de Atilio se detenía frente a su mansión, un grupo de hombres armados emergió de las sombras. Dispararon ráfagas de balas contra el vehículo, destrozando los cristales y perforando la carrocería.
Atilio reaccionó con rapidez, cubriendo a Frida con su cuerpo para protegerla de las balas. Luchó por sacar su arma, pero los atacantes eran demasiados y estaban demasiado bien preparados.
El tiroteo fue breve pero brutal. Cuando los atacantes se retiraron, el coche de Atilio estaba hecho un colador, y el silencio se apoderó de la calle.
Atilio, herido y ensangrentado, levantó la mirada y vio a Frida. Su rostro estaba pálido y sus ojos cerrados. La sangre manaba de su pecho, tiñendo su elegante vestido de rojo.
Atilio gritó de dolor, un grito desgarrador que resonó en la noche. Intentó reanimar a Frida, pero era inútil. Su esposa, su amada Frida, estaba muerta.
La noticia de la emboscada y la muerte de Frida se extendió como la pólvora por toda la ciudad. Vanessa, al enterarse de la tragedia, sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Sabía que este ataque no era una simple coincidencia. Sabía que Donatella estaba detrás de esto, que había cruzado una línea que nunca debió cruzar.
La furia de Vanessa era indescriptible. Quería vengarse, quería hacer pagar a Donatella por la muerte de Frida. Pero también sabía que debía mantener la cabeza fría, que debía actuar con inteligencia y estrategia.
Se reunió con Hugo en su penthouse, con la mirada sombría y el corazón lleno de dolor.
–Donatella ha matado a Frida– dijo Vanessa, con voz temblorosa. –Ha matado a una mujer inocente.–
Hugo la abrazó con fuerza, tratando de consolarla. –Lo siento mucho, Vanessa– dijo. –Sé lo que significaba Frida para ti.–
–Necesito vengarme, Hugo– dijo Vanessa, apartándose de él con la mirada llena de determinación. –Necesito hacerla pagar por lo que ha hecho.–
–Lo haremos, Vanessa– dijo Hugo. –Pero debemos tener cuidado. Donatella está jugando sucio, y no podemos caer en su trampa.–
–¿Qué sugieres?– preguntó Vanessa.
–Debemos averiguar quiénes fueron los sicarios que atacaron a Atilio– dijo Hugo. –Y debemos descubrir quién está ayudando a Donatella.–
–Borja Torrente– dijo Vanessa, con voz llena de odio. –Estoy segura de que Borja está detrás de esto. Siempre me ha odiado.–
–Si Borja está involucrado, debemos tener aún más cuidado– dijo Hugo. –Es un hombre peligroso, y tiene muchos contactos en el mundo del crimen.–
–No me importa– dijo Vanessa. –Voy a destruir a Donatella y a Borja, cueste lo que cueste. Han matado a Frida, y eso no lo voy a perdonar.–
Mientras Vanessa juraba venganza, Atilio Khoury se encontraba en el hospital, recuperándose de sus heridas y llorando la muerte de su esposa. Su mundo se había derrumbado, y la culpa lo consumía por dentro. Sabía que Frida había muerto por su culpa, que había sido víctima de sus negocios turbios y sus enemigos peligrosos.
Atilio juró que vengaría la muerte de Frida. Juró que haría pagar a los responsables, aunque tuviera que sacrificar su propia vida en el proceso...