Luna Roja

< Capítulo 26 >

La sala de reuniones de Tomas Holler, un espacio austero y oscuro en el corazón de su fortaleza en la montaña, era un santuario de decisiones frías y calculadas. Vanessa se sentó frente a él, la luz tenue de una lámpara de diseño proyectando sombras alargadas sobre sus rostros. A pesar de la seguridad que la rodeaba, sentía un frío que le calaba los huesos, una mezcla de paranoia por las amenazas de Borja y la creciente conciencia de la red en la que se estaba enredando con Holler.

Señora Robles– comenzó Tomas Holler, su voz monocorde, cortando el silencio como un bisturí. –Hemos analizado la situación. Borja Torrente es un hombre astuto, pero tiene una debilidad: su ego. Y su obsesión por usted–

Vanessa lo miró, el presentimiento helado de lo que vendría instalándose en su pecho. –¿Y qué propone, Tomas?– , preguntó, su voz apenas un susurro.

Holler se inclinó ligeramente, sus ojos oscuros fijos en los de ella. –Propongo que usemos esa obsesión. Que usemos su ego para tenderle una trampa. Una trampa de la que no podrá escapar–

Hizo una pausa dramática, dejando que sus palabras se asentaran. –Usted, Vanessa, lo seducirá. Lo atraerá. Le hará creer que finalmente se ha quebrado, que está dispuesta a unirse a él, a rendirse. Y cuando él baje la guardia, cuando crea que la tiene a su merced... lo emboscaremos–

Las palabras cayeron sobre Vanessa como un balde de agua helada. Su rostro palideció, y su respiración se aceleró. La idea de seducir a Borja, de fingir una sumisión que repugnaba a cada fibra de su ser, de traicionar sus propios principios de una manera tan íntima y degradante, le revolvió el estómago. La imagen de Hugo, su honestidad, su amor incondicional, se proyectó en su mente, agudizando la punzada de culpa.

¿Seducir a Borja?– repitió Vanessa, la voz cargada de incredulidad y asco. –No puedo hacerlo. Es... es repugnante. Va en contra de todo lo que soy–

Holler la observó con una frialdad imperturbable. –La guerra, señora Robles, a menudo exige que hagamos cosas repugnantes. ¿Prefiere que Borja la destruya a usted, a su imperio, a Hugo, a todo lo que Paulino luchó por proteger? ¿O prefiere que lo usemos a él como un escalón hacia nuestra victoria?–

La mención de Hugo fue un golpe bajo, certero. La vida de Hugol, su bienestar, la última chispa de esperanza que aún ardía en su corazón. Y la sombra de Borja, acechando, siempre amenazante. La balanza se inclinó. La supervivencia exigía sacrificios impensables.

Vanessa cerró los ojos, una lágrima solitaria deslizándose por su mejilla. El dolor de la decisión era casi insoportable, pero la determinación de ganar, de proteger, la impulsaba. Cuando abrió los ojos, su mirada ya no era de repulsión, sino de una fría y calculada resolución. Una parte de su alma se quebró en ese instante, pero otra, más oscura y resiliente, se fortaleció.

Está bien– dijo, su voz ahora firme y gélida. –Lo haré. Dime el plan. Cada detalle–

Tomas Holler asintió, una sonrisa de satisfacción apenas perceptible curvando sus labios. Había encontrado en Vanessa una herramienta afilada, aunque dañada, y ahora sabía que estaba dispuesta a usarla. –Excelente, señora Robles. Ha tomado la decisión correcta. El juego ha comenzado. Y usted es nuestra mejor carta–



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En el texto hay: mafia, romance, venganza

Editado: 13.09.2025

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