Capítulo 44

El aire en la sala de estar del departamento de Gael estaba cargado de una tensión apenas perceptible, pero aguda. Denmet, con su aura de misterio y su pragmatismo afilado, se encontraba por primera vez frente a Emma, cuya determinación y perspicacia eran igual de evidentes. Ambas mujeres, figuras influyentes en sus respectivos círculos, se observaban con una mezcla de curiosidad profesional y una desconfianza innata.

—Así que tú eres Emma— dijo Denmet, su voz neutra, desprovista de cualquier efusividad. Había estudiado a Emma, su conexión con Vanessa y su rol en la investigación. La consideraba una aliada potencial, pero también una rival en la búsqueda de información y de influencia.

Emma, por su parte, no se dejó intimidar. Había escuchado hablar de Denmet, de su reputación enigmática y de su cercanía con Hugo. La idea de que compartieran objetivos la intrigaba, pero la frialdad con la que Denmet se presentaba la ponía en guardia.

—Y tú debes ser Denmet— respondió Emma, su tono igualmente medido. —Gael me ha hablado de ti. Parece que todos estamos en el mismo barco, intentando rescatar a Vanessa y desmantelar el imperio de Holler—

La primera conversación fue un campo minado de indirectas y pruebas de fuerza sutiles. Denmet, directa en su enfoque, cuestionó la efectividad de las acciones de Emma en el pasado, insinuando que su impulsividad podría haber puesto a Vanessa en mayor peligro. Emma, a su vez, señaló la aparente falta de acción directa de Denmet, sugiriendo que su enfoque estratégico podría ser demasiado lento para la urgencia de la situación.

—Tu método de 'esperar el momento oportuno' no va a traer a Vanessa de vuelta, Denmet— dijo Emma, con un toque de exasperación en su voz. —Necesitamos acción. Necesitamos inteligencia de campo, no solo análisis—

Denmet alzó una ceja, su expresión imperturbable. —Y tu método de 'tirar adelante sin pensar' podría llevar a Vanessa a un peligro aún mayor. La prudencia no es debilidad, Emma. Es estrategia. Y en este juego, la estrategia es lo que nos mantendrá a salvo, no la imprudencia—

La discusión se extendió, cada una defendiendo su propia visión y criticando veladamente la del otro. Ambas mujeres poseían una inteligencia aguda y una determinación férrea, pero sus enfoques eran diametralmente opuestos. Denmet confiaba en la planificación metódica y la recopilación exhaustiva de datos, mientras que Emma se basaba en la intuición, la valentía y la acción directa.

Gael, observando la dinámica desde la distancia, intervino con una sonrisa cansada. —Ambas tenéis razón, en cierta medida. Denmet, tu análisis es crucial para entender el tablero. Y Emma, tu audacia es necesaria para mover las piezas. Quizás, en lugar de luchar entre vosotras, podríais considerar cómo vuestros enfoques se complementan—

Las palabras de Gael actuaron como un catalizador. Denmet y Emma se miraron, una chispa de reconocimiento cruzando sus miradas. Habían pasado la primera fase de evaluación mutua, y ahora, la necesidad de un objetivo común empezaba a pesar más que sus diferencias.

—Quizás tengas razón, Gael— admitió Denmet, su tono suavizándose ligeramente. —Emma, tus contactos y tu conocimiento de las operaciones en la calle son valiosos. Yo tengo acceso a información más... encubierta. Podríamos ser más efectivas juntas—

Emma, sintiendo un ligero cambio en la atmósfera, asintió. —Tienes razón. Estar en guerra interna no nos ayuda. Si Vanessa está en peligro, necesitamos todas las herramientas posibles. Acepto tu propuesta, Denmet. Veamos si podemos limar estas diferencias y trabajar hacia un mismo objetivo—

La tensión no desapareció por completo, pero fue reemplazada por una incipiente profesionalidad. Comenzaron a intercambiar información, Denmet ofreciendo sus análisis de los movimientos de Holler y Ronaldo, y Emma compartiendo los detalles de sus contactos y las pistas que había estado siguiendo. Lentamente, con cautela, empezaron a construir un puente sobre las aguas turbulentas de su desconfianza inicial.

Descubrieron que, a pesar de sus enfoques divergentes, ambas compartían una feroz lealtad hacia Vanessa. Denmet admiraba la resiliencia de Vanessa, y Emma veía en ella una hermana a la que proteger. Esa lealtad mutua, esa base compartida de preocupación, se convirtió en el primer cimiento de una posible colaboración...