Me encontraba de nuevo en el bosque. El aire era frío y denso, y el silencio de los árboles me envolvía. Esta vez, era de noche, y la luz de la luna llena me permitía ver con claridad. El claro del bosque era el mismo que había visto en mi sueño anterior. Pero esta vez no había una chica idéntica a mí.
Me moví con cautela entre los árboles, mis sentidos vampíricos agudizados. La melodía que había escuchado antes regresó, pero esta vez no era un silbido, sino una suave melodía. Seguí el sonido, y llegué a un claro. Allí, de pie frente a una fogata, estaban mi madre y un chico.
El chico tenía una apariencia salvaje. Su cabello era largo y suelto, y sus ojos brillaban con un color ámbar que no había visto antes. La ropa que vestía estaba hecha de pieles, y se veía como si estuviera en su elemento en el bosque. Mi madre lo miraba con una expresión que nunca había visto en ella. Era una mezcla de amor, devoción y, sobre todo, paz.
El chico le tendió la mano. En ella, tenía un collar con un colmillo. Mi madre, sin dudarlo, se lo puso. La intimidad que compartían era tan palpable que me hizo sentir como si estuviera invadiendo un momento privado. El chico le acarició la mejilla, y ella se inclinó hacia su toque, sus ojos cerrados, una sonrisa en su rostro que nunca había visto.
No podía creerlo. Mi madre, la mujer fría y distante que conocía, era una persona completamente diferente en ese sueño. Era vulnerable, amorosa, y estaba con alguien que no era mi padre.
Desperté con el corazón latiendo con fuerza. Me senté en la cama, la imagen de mi madre y el chico en mi mente. ¿Quién era él? ¿Y qué significaba el collar con el colmillo? Mi corazón se llenó de preguntas. ¿Por qué el sueño se sentía tan real? Me sentí perdida, confundida y llena de incertidumbre.
El resto de la noche se sintió como una extraña pesadilla. A pesar de la incertidumbre que me envolvía, asistí a clases. Mis pensamientos estaban en el sueño, en mi madre con un hombre que no era mi padre, y en el collar con el colmillo. Me pregunté qué significaba todo eso, pero no pude encontrar una respuesta.
Evanie lo notó. Cuando entramos al salón de clases, se acercó a mí y me preguntó qué me pasaba. Su rostro estaba lleno de preocupación. ―Te ves mas pálida de lo usual―, me dijo. ―¿Estás bien?.
―Solo he tenido sueños extraños―, le dije. ―No sé qué significan, pero me están volviendo loca.
Evanie se rió. ―Eso es el resultado de una mente brillante, queriendo revelarse―, bromeó. ―Y la única forma de liberar esa energía es estudiar, porque las semanas de exámenes se acercan".
Sus palabras me hicieron sonreír. Aunque mis sueños eran extraños, Evanie siempre estaba allí para hacerme sentir mejor. La clase de historia pasó lentamente. El tutor nos habló de la historia de los reinos, de las guerras que habían ocurrido en el pasado, y de las profecías que habían predicho el futuro. Pero mi mente estaba en el sueño, en mi madre, en el hombre y en el collar.
Me sentí como si estuviera en un rompecabezas. Y mi madre, la mujer que siempre había sido un misterio para mí, era la pieza clave.
El resto de la noche se sintió como un torbellino. Las clases se sintieron más largas, y mis pensamientos estaban en el sueño, en mi madre y en el collar con el colmillo. A la hora del almuerzo, me senté con mis amigos, y la conversación giró en torno a los exámenes finales.
―No puedo creer que ya estemos en las semanas de examenes―, se quejó Adler, con una expresión de pánico en su rostro. ―No he estudiado nada.
―Si creías que la rivalidad entre especies era tediosa, espera a que veas cómo se ponen las cosas durante esta época―, dijo Viktor con una sonrisa burlona.
―Tú deberías concentrarte en aprobar todas tus materias, si quieres participar en el torneo y no solo verlo―, le espetó Tatiana a su hermano.
Mi atención se desvió de la comida. ―¿Qué torneo?―, pregunté.
―Ya te lo conté―, dijo Evanie. ―Cada año, al final del curso, los mejores diez estudiantes de ambas especies participan en una serie de pruebas físicas y académicas. Al final, los dos mejores se baten a duelo en la Arena de combate.
Me sentí nerviosa por ellos. La idea de que los mejores estudiantes, de ambas especies, tuvieran que luchar en un torneo, me hizo sentir que la paz que se había logrado era frágil y que la rivalidad era algo que nunca iba a desaparecer. Me pregunté si mis amigos participarían, y si se arriesgarían a luchar unos contra otros.
El resto de la noche transcurrió sin incidentes, o al menos no más de los habituales. Me senté con mis amigos, y la conversación giró en torno a los exámenes finales. La idea de un torneo, de la lucha por la supervivencia, me hizo sentir que la paz que se había logrado era frágil y que la rivalidad era algo que nunca iba a desaparecer. Me pregunté si mis amigos participarían, y si se arriesgarían a luchar unos contra otros.
La siguiente clase fue la de actividad física, y los preparativos para el torneo ya se sentían en el ambiente. Había un aire de competencia y de tensión que me hizo sentir que algo iba a pasar. Como siempre, me encontraba en el lado de los vampiros, y no podía evitar sentirme rara y menos preparada que el resto. No era tan rápida ni tan ágil como ellos, pero si era fuerte, más de lo que aparentaba. En una de las pruebas de ese día, que consistía en combate cuerpo a cuerpo, los tutores empezaron a formar parejas, y para mi mala suerte, me tocó contra Aleska.
Una a una, las parejas fueron practicando. Los lobos y los vampiros se golpeaban, se defendían, y se humillaban con cada movimiento. La agresividad era palpable en el aire, y me sentí nerviosa. No quería pelear. No quería que nadie saliera herido, mucho menos yo. Pero no tenía otra opción. Tenía que luchar.
Llegó nuestro turno. Entré a la Arena con Aleska. Ella me miró con una sonrisa maliciosa, como si fuera un simple juguete. Me puse en posición, y pude notar como Christoff, sentado en las gradas, alzó un puño en el aire, alentando a su amiga-novia. La lucha había comenzado, y yo, sin querer, me había convertido en el centro de atención. La mirada de Aleska era de desprecio, y sentí que esta lucha no era solo por puntos, sino por algo más. Un enfrentamiento personal que no podía entender.
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Editado: 10.10.2025