Lunara Sombras y promesas

capitulo 16

El viaje de regreso al valle estaba marcado por el silencio, pero no era incómodo. Elara y Caelum caminaban al frente, vigilantes, mientras Lunara y Kieran se mantenían unos pasos detrás, en una distancia que parecía deliberada. El peso de lo que habían enfrentado seguía presente en sus mentes, pero también la sensación de que algo más grande había cambiado, no solo en el mundo, sino también en ellos mismos.

Cuando llegaron al valle, las piedras del antiguo círculo brillaban con un resplandor suave, casi como un agradecimiento por haber restaurado el equilibrio. Las marcas oscuras que Lyssa había dejado se habían desvanecido, y en su lugar, las runas doradas que Lunara había activado parecían vibrar con una energía nueva.

Los líderes de la manada y el consejo de brujas ya los esperaban, sus rostros llenos de una mezcla de preocupación y alivio. Una mujer alta y severa, con túnicas azules y cabello gris recogido en un moño, dio un paso al frente. Era Selene, líder del consejo de brujas y una figura que Lunara había respetado desde niña.

—Elara, Caelum, Lunara —dijo Selene, con un tono que combinaba autoridad y calidez—. Supimos que algo estaba sucediendo en el valle, pero no imaginamos que la amenaza fuera tan grave.

—Era más grave de lo que pensamos al principio —respondió Elara, su voz tranquila pero firme—. Lyssa estaba a punto de liberar algo del otro lado del portal. Algo que habría destruido todo.

Los murmullos comenzaron entre los presentes, y Selene levantó una mano para silenciarlos.

—¿Y el portal? —preguntó.

—Sellado —intervino Lunara, dando un paso al frente. Aunque estaba cansada, su voz sonaba firme—. Usé las runas para cerrarlo y restaurar el equilibrio.

Selene la miró con una mezcla de asombro y respeto.

—Entonces, eres más poderosa de lo que creíamos, Lunara. Los ancestros te eligieron bien.

Lunara sintió una mezcla de orgullo y nerviosismo, pero antes de que pudiera responder, un hombre robusto con una gran cicatriz en el rostro, líder de la manada, habló.

—¿Y qué hay de Lyssa? —preguntó, con un gruñido bajo—. ¿Todavía vive?

Caelum dio un paso adelante, con los brazos cruzados y una mirada desafiante.

—La dejamos con vida, pero está derrotada. Ya no representa una amenaza para el equilibrio.

El hombre pareció no estar del todo satisfecho, pero asintió lentamente. Fue una decisión que en algún momento lamentarian pensó el hombre pero no era el quien debería decírselos, era claro que lo iban a descubrir solos.

—Confío en tu juicio, alfa. Pero si vuelve a intentar algo…

—No lo hará —interrumpió Kieran, su tono cortante mientras miraba al hombre directamente—. Porque sabe que esta vez no tendría una oportunidad.

Todos los presentes dirigieron sus miradas hacia Kieran, evaluándolo con sospecha.

—¿Y tú quién eres? —preguntó Selene, arqueando una ceja.

Kieran dio un paso al frente, sin mostrar signos de intimidación.

—Soy alguien que trabajó con Lyssa… hasta que entendí lo que realmente planeaba. Estoy aquí porque quiero reparar los errores que cometí al seguirla.

El silencio se hizo pesado mientras el consejo y la manada lo evaluaban. Lunara sintió la necesidad de intervenir.

—Si Kieran no hubiera estado con nosotros, no habríamos logrado detener a Lyssa —dijo, mirando a Selene directamente—. Arriesgó su vida para protegerme, y para proteger el equilibrio.

Selene observó a Kieran durante unos segundos más antes de asentir lentamente.

—Entonces parece que has encontrado un propósito, después de todo.

El resto del día fue un torbellino de conversaciones, explicaciones y planes para fortalecer las defensas del valle y evitar futuras amenazas. Lunara respondió a todas las preguntas del consejo con una confianza que no sabía que tenía, y aunque estaba agotada, sentía que finalmente había demostrado que era digna del legado que llevaba.

Sin embargo, cuando el sol comenzó a ponerse, encontró un momento para alejarse del bullicio y sentarse en el borde del claro, observando cómo la luz dorada bañaba las piedras del círculo.

No pasó mucho tiempo antes de que Kieran apareciera, caminando con las manos en los bolsillos y una expresión relajada.

—¿Escapando del protagonismo, pequeña bruja? —preguntó, con una sonrisa que ya empezaba a reconocer como una mezcla de burla y afecto.

Lunara suspiró, pero no pudo evitar sonreír.

—Solo necesitaba un momento de silencio. Todo esto es… mucho.

Kieran se sentó junto a ella, dejando un espacio justo lo suficientemente cercano para que ella notara su presencia.

—Lo manejaste bien. Todos te miran como si fueras una heroína.

Lunara soltó una risa suave, pero sacudió la cabeza.

—No me siento como una heroína.

—Tal vez porque no quieres admitirlo —respondió Kieran, girándose hacia ella—. Pero eso es lo que eres. No solo cerraste el portal, sino que enfrentaste todo lo que Lyssa representaba… y ganaste.

Lunara lo miró, sorprendida por la sinceridad en sus palabras.

—¿Siempre tienes algo que decir? —preguntó, sonriendo ligeramente.

Kieran inclinó la cabeza, fingiendo considerarlo.

—Solo cuando es importante.

Por un momento, ambos quedaron en silencio, pero no era incómodo. El viento soplaba suavemente entre los árboles, y la luz del atardecer hacía que todo pareciera más tranquilo, más simple.

—¿Qué harás ahora? —preguntó Lunara finalmente, sin apartar la mirada del horizonte.

Kieran dejó escapar un suspiro suave.

—No lo sé. Tal vez me quede un tiempo, si me lo permites.

Lunara lo miró, y por primera vez no intentó ocultar lo que sentía.

—¿Y si te digo que quiero que te quedes?

Kieran sonrió, pero esta vez su sonrisa no era burlona, sino cálida.

—Entonces me quedaré- dijo acercándose tanto a su rostro que sus bocas casi se robaban.

Estaban a punto de tener su primer beso cuando la voz de Caelum se siente a lo lejos llamando a su pequeña niña.




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