Hay lunes que parecen viernes. Cómo el de hoy por ejemplo. Despierto agradecida a Dios por dejarme levantar. Y entonces entró en desespero que ya debería haber desayunado para estar cerrando la puerta principal. Pero no, estoy aquí luchando con una sábana que se encuentra a mi lado y el pensar en despegarme me duele en mi mente.
Hoy parece viernes.
Llegó al trabajo y esas ganas de trabajar se encuentran tan ausentes como el cheque de la semana pasada. Mi cara se encuentra en un estrenimiento de sonrisas y con pensamientos de esperanzas que el día se irá más rápido.
Hoy es lunes.... Y cuánto daría que fuese viernes.
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Editado: 28.02.2023