Lunes en la tarde

27 junio 2022

Hoy fue uno de esos días en donde me sentí más conectada con Dios. Entre tantas notificaciones en mi celular apareció un mensaje. Este decía : 

 

Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo. Isaías 41:13

 

Tener la aplicación de la biblia me ha servido para mantenerme leyendo la palabra por fragmentos pero este día fue diferente. Está fue la primera notificación.

 

Voy a mi trabajo como lo he hecho habitualmente y comienzo la jornada. Luego de varias horas nos notifican que habrá reunión. Nos parece algo normal ya que habían enviado horario incompleto la semana pasada. Todo el mundo pensaba lo peor pero bien en el fondo pensábamos que estábamos siendo  coticos ya que en otras ocasiones esto ya había pasado y todo al final resultaba bien. 

 

A las 1:30 pm nos sientan en unos camerinos para dejarnos saber que no tendríamos trabajo. El silencio fue rey por varios minutos, tanto así que al salir el señor de las malas noticias, nadie reaccionaba. 

 

Una luz de esperanza nos comenzó a decir que entendían lo fuerte que podía ser la noticia y que no nos desplomemos siempre habrá. Lugares que puedan usar nuestros servicios ya que tenemos experiencia.

 

Las lágrimas salieron, la angustia y expresiones fueron arrojadas al aire con una dirección para el receptor que quedan en memoria de quienes estuvimos allí.

Una oración conjunta y abrazos de compañeros y la jornada laboral había culminado por el día de hoy.

No estaba triste sino decepcionada de lo que había visto y la facilidad con la que nos dejan saber que nos desechan y que ya buscarán como resolver. Que otras reuniones habían que atender antes que tener que bregar con muchos empleados que había despedido.

 

La indiferencia y arrogancia fueron fuertes anfitriones. Pero la calma seguía en mi. Cada vez que la tristeza o ansiedad llegaba, la palabra de Dios llegaba y me daba calma. 

 

Y por qué escribo sobre esto... 

 

7:45pm llega un mensaje para que verifique correo electrónico y resulta que ya no trabajaría dónde estaba sino que me habían reubicados, a mí y a varios compañeros. Lamentablemente no fueron todos. Pero estos que no fueron estaban tranquilos y con planes de contingencia.

 

Dios me mantuvo tranquila y me hizo ver a mis compañeros en momentos muy difíciles. Fuimos cada uno soporte y quién nos daba fuerza era Dios desde nuestro lado.

 

Dios nos guarda siempre y nos guía. No dudes de él.




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