Estoy hecha un desastre, pensó. ¡Estoy hecha un completo desastre!, esta vez lo gritó, pero solo en su pensamiento, pues si lo hacía en voz alta en cinco minutos sus padres estarían en su recámara sin importarles que la puerta estuviera cerrada para saber lo que estaba sucediendo con su hija.
La cosa se había puesto difícil en casa de Trent, ese beso no lo vio venir, pero algo raro ocurrió: en el momento en que él la besó, Lily se cayó de su andadera, algo sin gravedad por supuesto, sin embargo, era imposible que ella se cayera de esa manera. Lo más escalofriante era que ella ni siquiera había llorado, al contrario, las risas no cesaban. Trent y ella corrieron a ver que estuviera bien, pero al ver lo que pasaba, al ver la manera en que ella se reía apuntando hacia un lugar específico en el techo, hizo que ellos se pusieran nerviosos y Day aprovechó la situación para salir de inmediato casi sin despedirse. En el trayecto que hizo de la casa al coche, no dejaba de pensar No sentí nada, no sentí nada… Como si fuera un mantra. Sentía que se lo debía a Leonard y que lo había traicionado, pero en realidad ella no había hecho nada, Trent la había besado y la había tomado por sorpresa.
Se quedó en su cama sin poder dormir, como era muy común en ella últimamente. Ya era bastante noche y no dejaba de darle vueltas al asunto. En un arrebato tomó su celular y marcó al número de Sarah. Necesitaba hablar con ella y contarle todo lo que había sucedido en ese tiempo. Timbró y timbró y nunca contestó, en el buzón dejó un simple recado: Llámame.
De inmediato recibió un mensaje de texto de ella como respuesta, "No puedo hablar en este momento, ¿todo bien?". Day tuvo un mal presentimiento y volvió a marcar su número, pero una voz alegre de su amiga le indicó que dejara su mensaje, colgó preocupada.
"En serio no puedo hablar ahora, ¡Tengo una vida!" le dijo en un mensaje nuevo y Day comprendió todo: Sarah tenía novio o quizá solo estaba viendo a alguien, pero estaba segura que ese era el motivo por el cual ya no llamaba ni había ido a visitarla a ella ni a Trent. Recordó que siempre que había comenzado una relación le dedicaba todo el tiempo a su pareja y se olvidaba de todos los demás. Así era ella.
"Lo siento, Sarah, de pronto me preocupé por ti. Llámame mañana a la hora de la comida. Te quiero."
No hubo respuesta.
Su amiga se había casado muy joven, a los 22 años. Se casó embarazada, pero a los 5 meses de embarazo perdió al bebé. Había sido un golpe muy duro para ella pues en verdad estaba entusiasmada con la idea de ser madre. En cambio, a su esposo lo quería pero sabía que no era el amor de su vida, ella siempre se lo había dicho a Day sin aparente discreción. Aun así decidió darse la oportunidad e intentaron varias veces que se embarazara sin ningún resultado. Después de cinco años de peleas, infidelidades por parte de él e infelicidad por parte de ella, decidieron divorciarse.
El día que firmó el divorció le llamó a Day desde un bar del centro de la ciudad invitándola a festejar, sin mencionar que apenas eran las once de la mañana.
—¿A poco estás sola ahí? ¿O está Trent contigo? — le preguntó Day.
—Para nada, Summer no lo dejó venir. Aún está celosa de mí, ¿tú crees? La pobre aún no sabe la diferencia entre Sarah y Day. Estoy con Alex, estamos festejando. —A Day casi le da un infarto al escuchar el nombre de Alex.
—Pero se acaban de divorciar ¿y ya están en el mismo bar tomando? ¿Solos? —Sarah rió muchísimo, y no era una risa de nervios ni de embriaguez, solo era una risa de diversión.
—Sí, ¿puedes creerlo? Hasta hoy me doy cuenta que Alex sabe contar chistes buenísimos.
—Escúchame bien, Sarah. Te prohibo que se vayan a tu casa después de ahí, es peligroso, ¿me oyes?
Sarah soltó una carcajada y le contó a Alex lo que acababa de decir su amiga.
—¡Dile que no iré a menos de que tú me lo pidas! —gritó Alex y ambos soltaron muchas carcajadas, seguramente acordándose de la vez que se conocieron.
Así que Sarah perdió a un esposo, pero ganó a un amigo. Después de su divorcio, Day nunca conoció a algún otro chico con el que saliera Sarah. Sabía que debía haber al menos uno, solo que Sarah ya se había calmado un poco y no les andaba presentando a todos los chicos con los que salía como lo hacía en su juventud.
Así que ahora, Sarah debía tener novio. Algo más formal que los últimos "amigos" que de seguro había tenido los últimos años. Le daría tiempo para que ella le contara, sí, definitivamente no la presionaría y dejaría que Sarah eligiera cuándo contárselo.
Al día siguiente Day llegó temprano como de costumbre por la pequeña Lily para llevarla a la guardería. La noche anterior la había pasado mal con todo el asunto del beso, y mientras iba por la vigésima vuelta en su cama, de pronto recordó que faltaba poco menos de un mes para el primer cumpleaños de la pequeña y ni siquiera habían hablado sobre eso. Además de ser un tema importante que debían resolver de inmediato, pensó que sería el pretexto perfecto para no tener conversaciones incómodas acerca de lo que había pasado la noche anterior.
Tocó a la puerta antes de entrar, pero ella misma abrió con la llave que Trent le había dado y desactivó la alarma tal como él le había dicho que lo hiciera. Solo tocaba para avisar que iba a entrar, ya que no le gustaría llegar en algún mal momento, como por ejemplo cuando Trent se estuviera cambiando de camisa o algo por el estilo.
—¡Buenos días! —dijo con entusiasmo al entrar, fue quizá demasiado entusiasmo en realidad—. ¿Hay alguien? —dijo al no ver a nadie cerca. De hecho, estaba muy oscuro a excepción de la luz de las lámparas que estaban acomodadas estratégicamente por toda la casa para no tropezarse cuando se levantaba entre la noche, claramente idea de Summer.
Al parecer Trent aún estaba dormido, pues, conociéndolo, si se hubiera ido ya hubiera apagado las luces. Así que se adentró para buscarlo, decidió llegar hasta el pasillo y marcar a su celular para despertarlo, pero ella no contaba con que al sonar el celular, él iba a salir corriendo de su recámara, ¡desnudo! Al mirarse los dos no supieron qué hacer y se quedaron mirándose fijamente, Day jamás había visto a un hombre desnudo, ¡y qué hombre! En cambio, Trent ya se había desnudado frente a varias mujeres, pero ninguna como Day, tan especial para él.