Al día siguiente, justo al momento de despertarse recordó lo que había pasado la noche anterior y se sintió totalmente avergonzada por lo que había hecho. Ella no era así y no sabía lo que había sucedido. No se arrepentía, pero simplemente no estaba segura de por qué lo había hecho. Sentía un poco de terror al recordar todo.
Se levantó de la cama y tomó una decisión: hablaría con quien tuviera que hablar para que le adelantaran la fecha para irse a Raven Woods.
En efecto, le tomó un par de llamadas desde su oficina arreglar todo y poderse ir antes. Aún no les daba la noticia a sus padres pero seguiría un poco el consejo de Trent y no les diría, o al menos sólo les diría que se iría a trabajar a esa ciudad, mas no mencionaría que estaría viviendo en la prisión La roca para que no se preocuparan. Les prometería visitarlos cada fin de semana, pero ya cuando pasara la primera semana les llamaría y les explicaría su proyecto. Una vez que les hubiera contado que todo estaba bien y que no había nada de qué preocuparse, ellos entenderían y se quedarían tranquilos. Sí, eso iba a hacer y se iba a olvidar un tiempo de todo.
Pasaron los días y fue asignando todos sus pendientes a otros compañeros para terminar el jueves e irse el viernes al pueblo. Su jefe le había recomendado eso, que se fuera desde el viernes, conociera el lugar por fuera y el lunes se instalara en la prisión, pues como tenía un acceso casi imposible de lograr, sólo podría salir en emergencias o cuando tuviera todo terminado.
Fue a visitar todos esos días a Sarah y a Caleb al hospital, pero no le mencionó que ya se iría esa semana, mucho menos le platicó lo que había pasado con Leonard aquella noche.
El pequeño estaba avanzando mucho. Sarah no parecía sorprendida por eso pero los doctores sí, muy seguido mencionaban que era un milagro lo que había sucedido con Caleb Orth, que era muy pronto para decir que estaba en perfecto estado, pero que en efecto, el bebé prematuro estaba en perfecto estado, aunque no podía salir del hospital por lo pequeño que aún era. Necesitaban que ganara peso y estatura para que estuviera completamente a salvo en casa, lejos de todas esas máquinas y medicinas.
Sarah había pedido incapacidad en su trabajo pero no se la quisieron dar, así que renunció. Hablaba muy decidida de meter demanda a la empresa, pues era una obligación recibir ese tiempo sin trabajar, pero Day sabía que al final no lo haría y se quedaría feliz por estar en casa junto con su hijo.
Era miércoles en la noche y faltaban dos días para irse a Raven Woods. Day ya tenía todo listo.
En realidad estaba muy entusiasmada con la idea de irse por un buen tiempo y olvidarse de los cuidados excesivos de sus padres, de lo pesado que podía ponerse Trent al no querer que se fuera, de los chantajes de Sarah para que se quedara, y de Leonard.
Sabía que el tiempo que durara lejos de todo eso, haría que todos reflexionaran y la tomaran más en cuenta. Amaba a Leonard, pero quizá necesitaba esa distancia y ese tiempo para que él se decidiera si quería estar con ella o no; se estaba cansando de esa situación en la que él se aparecía y le movía todo su mundo para irse casi de inmediato y no verlo por mucho tiempo. Quería algo real. No quería sueños ni ilusiones. Aunque lo que había pasado entre ellos le había causado un gran temor, estaba segura que pronto cambiaría de opinión y querría buscarlo y estar con él.
Ya se había preparado para dormir, aún tenía el libro que le había mandado Laura, su prima, en su mesita de noche, pero no había podido terminarlo. Decidió que era un buen momento para avanzar un poco en su lectura. Sospechaba que su prima le enviaría un correo muy pronto y debía tener algo bueno que decirle acerca de ese libro.
El tono de llamada de su celular sonó y fue el pretexto perfecto para no leer; el nombre de Trent aparecía en la pantalla.
—Hola, Trent —contestó después del tercer timbre.
—Day, necesito verte —dijo sin saludarla.
—¿Pasa algo?
—No pasa nada, sólo necesito verte. Por… favor.
Day sabía perfectamente que Trent trataría de detenerla, él no sabía que ella había cambiado la fecha de su partida pero aun así insistiría. Hasta era posible que le entregara un anillo de compromiso para impedírselo, quizá la amarraría o la encerraría en el sótano sólo para que ella no se fuera. Pero aun así, Day supo que tenía que verlo antes de irse, le tenía que entregar el auto que él muy amablemente le había prestado todo ese tiempo, total, el auto había sido sólo para transportar a la pequeña Lily y ahora ella ya no estaba. No lo necesitaba más.
—Está bien, Trent —aceptó y se le ocurrió un plan—. ¿Mañana qué harás?
—En el día trabajar y en la noche verte.
Se pusieron de acuerdo para verse a las ocho de la noche en casa de Trent. Cenarían y verían una película. Quizá llevaría a Sarah y sería como una despedida aunque ellos no lo supieran.
Al día siguiente se salió de la oficina en la mañana y fue directo a casa de Trent, aún tenía su llave y sabía la clave para desactivar la alarma. No le gustaba hacer eso pero había pensado en algo: cuando le quisiera devolver el auto de Summer, él no lo iba a aceptar de vuelta. Le iba a decir que lo tomara, que él ya no lo necesitaba, quizá lo usaría como anzuelo para que ella no se fuera. Pero ella ya tenía un plan en mente: se lo compraría. El problema sería que él no aceptaría el dinero, entonces para eso ella estaba en su casa en ese momento, buscaría en su despacho los papeles de sus cuentas de bancos y apuntaría el número de alguna de ellas para depositarle el dinero en la primera oportunidad. Claro que primero investigaría el valor de ese auto en particular y el modelo, para ser justos.
Una vez obtenido el número al cual debía hacer la transferencia, regresó a su oficina e hizo los últimos preparativos. Debía terminar de limpiar su oficina para antes de la hora de la comida, pues alguien más ocuparía su lugar mientras ella no estaba, y además le darían la tarde libre para que terminara de preparar todo.