Mes 03, día 16/4.110
Ella sostiene el huevo con fuerza antes de dejarlo suavemente sobre el cojín dentro de la caja que lo transportará hasta el lugar que ella ha designado.
-Mantenlo a salvo hasta que este sobre el pedestal en Aris -Ordena al soldado.
-Si, Ductrix -El soldado inclina la cabeza en señal de respeto y abandona el rellano. Sus imponentes ojos rojos se dirigen hacia el soldado de mayor rango que custodia la entrada.
-Quiero verlo.
-Como ordene, Ductrix -Las rejas se abren y ella avanza a paso firme hasta alcanzar el fondo de la celda, donde él permanece encerrado y encadenado por un pie, camina hasta el borde la celda y cuando él levanta la cabeza ambos se sonríen.
-Querida mía -El soldado que la acompaña automáticamente apunta su arma hacia él, pero, él lo ignora y centra su atención en la mujer frente a él.
-Wendell
-Casi me siento herido por tu falta de consideración hacia mi -Ella lo observa, imperturbable, esperando que continue- Quería despedirme de mi hija -Ella aprovecha los pasos que él ha dado y lo abofetea.
-Te odio, destruiste a nuestra familia.
-Tu igual, querida -Ella cierra las manos en puños y dirige su atención al soldado.
-Abre la reja y retírate
-Pero, Ductrix
-Obedece -Ordena ella- Que nadie entre, ¿Has entendido? -El soldado mira del prisionero a ella y finalmente asiente, abre la reja para su líder y abandona el pasillo hasta ubicarse en la entrada y cerrar la puerta, esperando que su líder no mate a ese hombre o peor, lo torture.
Una vez que se cerciora que el soldado ha asegurado el lugar, ingresa a la celda y va directo hacia el hombre que una vez amo y deseo y lo obliga a caminar de espaldas hasta estar contra la pared.
-Esto no es una visita social, Wendell, me quitaste a mi hija
-Nuestra -Ella vuelve a abofetearlo y esta vez agrega un poco de dolor al cubrirlo con su aura.
-Vas a devolverme la hija que me quitaste
-¿Qué?
-Lo que escuchaste.
-¿Acaso estas…
-Sí
-Lara -La forma en la que dice su nombre termina por romperla y las lágrimas empiezan a caer por sus mejillas, verla llorando remueve algo en su interior, algo que se obligó a apagar; hace años que no continuaba con el plan por amor a Andrómeda, lo hacía porque había dado su palabra, la única mujer que ocupaba sus pensamientos y su cuerpo la tenia frente a él- Ven aquí, cariño -Tira de ella y la envuelve con sus brazos, extrañado porque no ponga resistencia.
-¿Por qué nos hiciste esto, Wendell? -Gime entre el llanto y a él se le parte un poco más el corazón.
-Por la misma razón por la que no dejaste ir este lugar -Eso logra enfurecerla lo suficiente para alejarlo, ambos mirándose con amor, necesidad y odio- Si vienes diciendo que te devuelva la hija que te quité, significa que
-Sí, Wendell, quiero sexo, quiero tener otro hijo, contigo -Sus palabras lo hicieron retroceder, él no quería eso, es decir, si quería volver a tenerla entre sus brazos, pero, no buscando reemplazar a Anahía.
-Lara
-Nunca pensé escucharte decir mi nombre -Retrocedió aun más si era posible, conocía ese tono de voz perfectamente, sabía lo que buscaba con eso y no estaba seguro de poder resistirse, no a ella.
-Amé a nuestra hija, Lara, no quiero reemplazarla, no voy a hacer esto contigo, no si es eso lo que buscas y no a mí. -Habló de forma firme, para que a ella le quedará claro, aun sabiendo que si estaban juntos ese día no habría forma de que ella quedará embarazada, conocía su ciclo de memoria eso nunca lo olvidaría.
-No la amaste lo suficiente como para dejarla vivir -Apretó los dientes con furia, no había manera de defenderse de eso- Te conozco, Wendell, nos conozco, aun en plena guerra, aun cuando me tenías retenida en casa, ambos teníamos nuestros momentos. No quiero reemplazar a Anahía, pero, quiero otro hijo, quiero empezar de nuevo, sin errores y espero contar contigo.
-¿Le dirás a tu hijo que su padre es un convicto por haber matado a su hermana? -Ella apretó los puños y salió del lugar sin mediar palabra, esperando lidiar con el dolor que sentía.