Mes 14, día 03/4.127
Alexander observaba a la que le parecía la chica más hermosa del lugar, enfundada en el corto vestido que quedo luego de haberse retirado el enorme vestido color vino, estaba retirado del ajetreo del lugar, propio de una fiesta de cumpleaños número dieciséis, observándola y sintiéndose triste.
-¿Qué haces tan retirado de todos? -Jeremy, el hermano de la mujer que amaba se acercó, bebiendo de una copa, si mal no recordaba había pasado de los cuarenta, todavía se le iban algunos pedazos de información, pero, recordaba que él escasamente tomaba.
-Nunca te ha gustado tomar, ¿Por qué lo haces ahora?
-Es una fiesta -Respondió él.
-Estás melancólico, son los últimos meses del año, lo entiendo.
-Sí, bueno, tú siempre estabas ahí para acompañarme y -Se calló abruptamente, Alexander se giró para ver su reacción, lo conocía, no era tonto y con solo cruzar un par de palabras adecuadas, él lo sabría, por eso sonrió cuando lo vio abrir los ojos de par en par y mirarlo estupefacto- ¿Xander?
-Hola, viejo amigo -Ambos se abrazaron, felices por volver a encontrase.
-¿Cómo? ¿Cuándo? -Preguntó, queriendo saberlo todo.
-Hace un par de años, no regresó todo de golpe, pero, la gran mayoría está, he estado adaptándome y buscando no meter la pata.
-¿Ella? -Alexander negó con la cabeza
-La he observado desde que recuperé los recuerdos de mi vida como Xander, buscando algún indicio que sea mi Anahia,, de que tenga los recuerdos de esa vida, pero, no he visto nada en ella que me haga creer que volvió, sin embargo, el huevo de Ryūjin
-Sí, se abrió hace un año, encontraron el cascaron vacío, sin indicios de que alguien lo partiera, fue todo lo que quedó de Ryūjin cuando tú y Anahia se fueron, cuidamos ese huevo no sabes cuanto, pensando que en algún momento nos indicaría que tú y ella regresaron, pero, cuando lo encontraron vacío los ojos estaban sobre ambos, pero, nada ocurrió, bueno, tu regresaste antes, quizás por eso no lo notamos.
-Sí, pero, parece ser que ella no -Ambos miraron a la chica que ahora bailaba una canción lenta con William, quien la adoraba con fuerza. Sabía que era el alma de Anahia la que estaba en ese cuerpo, Seiryū se lo había confirmado las veces que se habían visto y eso explicaba por qué se sentía conectado a ella, sin embargo, eso no significaba que ella recuperara sus recuerdos de su vida como Anahía y él no amaba a la chica que veía, que se parecía enormemente a Anahía, su manera de ser, de hablar, amaba a la chica de su vida pasada- Esperaré por ella, tal vez en la próxima.
-Quiero que seas feliz en esta -Él le sonrió, por un momento Jeremy vio al chico de aura negra de hace tantos años, joven, despreocupado cuando estaba al lado de su hermana y se permitía disfrutar esos momentos, ahora ese chico volvía a tener cabello azul y ojos beige, igual que cuando lo conoció.
-No te preocupes por eso, pienso disfrutarla recorriendo el mundo. -Le aseguró, notando su preocupación por no querer vivir, lo cierto era que había tenido dos largos años para pensarlo, la veía a diario, estudiaban en el mismo centro en Imperium A, pues desde que nacieron sus padres decidieron quedarse en ese lugar, su padre ocupaba un lugar, uno de los once, en el gran Consejo Mundial y Jeremy iba y venía como embajador del consejo en el Imperio del Norte, William hacia lo mismo en el Imperio del Sur, todo había cambiado un poco y lo cierto era que no quería arriesgarse a volver a tener todos esos recuerdos en su próxima vida, esperaba empezar desde cero con ella en la siguiente vida, sin el peso de lo que paso con Xander y Anahía.
-¡Tío Jeremy! -Luna, la hija de nueve años de William y Jackeline, venia corriendo hacia ellos- Te estaba buscando, van a poner la canción que me gusta -Llegó hasta ellos y les sonrió- Hola, Alexander -Todavía le parecia extraño tener un nombre tan parecido al anterior, pero, diferente al mismo tiempo, sin embargo, le sonrió a la pequeña de cabello verde y ojos amarillos.
-Hola, Luna
-Voy a llevarme a mi tío -Informó la pequeña
-Es todo tuyo
-Hablaremos luego -Asintió hacia las palabras de Jeremy y los observó alejarse, permitiéndose buscar a Ana entre la multitud, pero, sin decepcionarse al no encontrarla.
-Te extraño, yuanfen. -Susurró, buscando en su mente el recuerdo de ella sonriéndole.
-Mi destino -Se sobresaltó cuando ella, desde atrás, le habló al oído, volteó a verla, encontrándola con las manos en la espalda, inclinada hacía él y mirándolo de una forma que recordaba y que había extrañado por mucho tiempo, esperaba no estar imaginándolo, su corazón casi quiso salirse del pecho, pero, su cerebro le ordenó conservar la calma, quizás solo era una casualidad- Siempre me pregunté lo que significa esa palabra que tanto usabas -Ella ladeo la cabeza y lo observó, sonriéndole como lo hacía hace años, solo que ahora su sonrisa estaba en un rostro un poco diferente, sus mejillas no eran tan rellenas, la nariz ahora era un poco más pequeña y tenía pecas en las mejillas y los hombros.
-¿Qué quieres decir? -Se atrevió a preguntar. Ella se alejó de él, dándole un poco de espacio y empezó a caminar a su alrededor, observándolo, midiéndolo.
-Tal vez si pruebo con aishite