Luz de estrella

Diez

 

– ¿Realmente no planea venir a desayunar? – pregunté sentada en esa gran mesa de nuevo, como si estuviera experimentando un deja vu.

– Tal vez no quiere hacerte sentir incómoda – respondió Jimin restándole importancia al asunto.

– Pero lo está haciendo. Se está saltando las comidas –

– No lo hace, salio a comer fuera después de que subiste a tu habitación –

– Pues es un tonto – dije molesta mientras alborotaba mi cabello con mis manos, gesto que suelo hacer cuando algo me esta molestando.

– Creí que no te importaba y lo qué más deseabas era volver a casa – dijo Jimin burlándose de mí al imitar “mi voz”, pero en un tono chillón y exasperante.

– No soy una malagradecida, él ha estado haciendo todo por mí, y no debe esconderse por algo que dije –

– Entonces llevale comida – dijo Jimin con esa sonrisa burlona que siempre pone cuando esta hablando conmigo.

– Ni lo sueñes –. Arrastre el plato de comida sobre la mesa, apartándolo de mí, me levanté de la silla molesta para caminar hacía mi habitación.

– ¿No piensas comer? – preguntó Jimin al ver que tenía intenciones de subir las escaleras.

– Se me ha quitado el hambre – contesté para comenzar a subir las escaleras.

Los dos son unos críos – Alcancé a escuchar el murmullo de Jimin pero decidí no tomarle importancia y subir a mi habitación de una vez por todas.

 

 

..

.

.

 

 

Escuché unos toques en mi puerta que hicieron que me levantara con pereza de la cama, mientras tallaba mis ojos para que mi visión se adaptara a la luz que provenía del ventanal. Me había quedado dormida una vez subí a mi habitación y el no haber desayunado me estaba pasando factura, me sentía algo mareada por la falta de comida pero aún así no era nada grave.

Me puse las pantunflas color rosa pastel que tenía y abrí la puerta ante los toques que comenzaban a volverse más fuertes. Abrí la puerta de la habitación y mi visión fue impedida por algo esponjoso que habían puesto en mi cara, mientras escuchaba la risa de Jimin de fondo.

– ¿Qué es..? – pregunté a medias apartando lo que obstruía mi cara para observar al lindo conejito color beige quien lucía completamente adorable mientras me miraba con esos grandes ojos color negro.

– Jungkook lo pidió hace unos días para ti –

– ¿Me pidió una mascota para hacerme compañía? ¿Acaso soy una de sus mascotas también? – pregunté con molestia pero acariciando al pequeño conejo en mis brazos con delicadeza.

– Estoy de acuerdo con tu razonamiento esta vez – .

Rodé los ojos ante su sarcasmo y lo ignoré para seguir acariciando al conejo en mis brazos, sintiendo lo suave de su pelaje; acaricié sus grandes orejas y le di un suave beso en su pequeña nariz ante lo tierno que se veía.

– Es una chica – dijo Jimin y yo sonreí aún más.

Nunca había tenido una mascota porque no podríamos pagar los gastos de ésta y es por eso que al tener al conejo en mis brazos me alegraba en demasía, aunque fuera él quien se había encargado de darmela.

– Creo que ahora me parece una buena idea prepararle comida – dije caminando entusiasta hacia la cocina con el conejo todavía en mis brazos.

– ¿Estás loca? ¿planeas matarlo? –

Decidí ignorar los comentarios burlones de Jimin y me dirigí hacia la cocina encontrándome con la señora Jun quien estaba por comenzar a preparar la comida de Jungkook.

– Espere, espere – dije caminando hacia ella lo más rápido que pude para detener que empezara a cortar las verduras que tenía sobre la mesa del centro.

– Solo déjeme el procedimiento y vaya a comer, yo preparé la comida –

Ella me miró extrañada y antes de que yo dijera algo más, Jimin respondió por mí.

– Yo me aseguraré de que no ponga nada extraño –

– ¿Qué clase de persona crees que soy? – pregunté quejándome de la ofensa hacia mi persona.

– Aquí esta un libro de cocina, puedes usarlo. Buena suerte señorita – dijo la señora Jun divertida mirándome con ojos cómplices mientras se dirigía hacia el lugar donde todos almorzaban.

– ¿Estás segura de que puedes hacerlo? – preguntó Jimin con desconfianza.

– Hago los mejores pasteles del mundo así que cocinar no debe ser tan diferente – dije con confianza, entregándole el conejo a Jimin mientras yo iba a lavarme las manos.

– Repostería y cocina son dos cosas distintas Minying, no quiero que envenenes al joven Jungkook antes de sus treinta –

– Ten más confianza en mí, ¿quieres? – dije ante la negatividad de Jimin. Yo era buena en la repostería, ¿qué podía salir mal con preparar un platillo?

 




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