luz de la luna

capítulo 10

Al día siguiente, a causa de que yo todavía estaba golpeada y lastimada,

viajamos a paso lento y casual. Podía sentir la tensión en todos los sherpas.

Habíamos decidido no mencionar nuestras sospechas acerca de Devlin al Dr.

Keane y a su grupo. Que sospecháramos que la cuerda fue cortada, era todo lo

que ellos necesitaban saber. Lucas estaba convencido que una vez que

dejáramos nuestro grupo, ellos estarían seguros.

Cuando tomamos nuestro primer descanso, cuidadosamente me quité la

mochila, colocándola en el suelo y sentándome en él. Acercándose a mi,

Mason extendió un puñado de flores silvestres. No eran muy abundantes en

esta área, así que él había tenido que alejarse del camino de vez en cuando,

cada vez que localizara alguna.

―Pensé que éstas te podrían hacer sentir mejor,‖ Dijo.

Las tomé de sus manos y las olí. ―Gracias.‖

―Son de diferentes clases.‖

―Puedo notarlo.‖

―Algunas de ellas no fueron fácil de localizar, pero estuve buscando.‖

―Eso fue muy dulce.‖

―Es contra las políticas del parque recoger flores silvestres,‖ Dijo Lucas de

repente.

Como de costumbre, no lo había escuchado aproximarse, pero estaba parado

al lado de nosotros.

―Entonces ponme una multa,‖ Dijo Mason. ―No parece que por aquí haya una

floristería a la que pueda llamar.‖

―Sólo son unas pocas,‖ Dije. ―No creo que haya hecho algún daño.‖

Lucas estrechó sus ojos hacia nosotros. Sin decir ninguna otra palabra, se

alejó.

―Que chico tan romántico,‖ Mason dijo entre dientes.

Lucas era romántico, en verdad, solo que no en el sentido tradicional. Y tenía

razón. Las flores deberían marchitarse y morir por falta de agua. Pero aún así,

apreciaba el esfuerzo de Mason. Lo que no aprecié fue ver a Monique caminar

rápidamente hacia Lucas. Ella era indudablemente muy hermosa. En ese

mismo momento quería quitarme las pecas de mi cara.

―Entonces, cómo te estás sintiendo?‖ preguntó Mason, trayendo mi atención de

nuevo hacia él.

―Sólo unos pocos dolores. Nada porque preocuparse.‖

―Si yo hubiera estado pasando por lo que tuviste que atravesar, creo que

estaría listo para abandonar el viaje.‖

―Ayer fue, un poquito, como navegar en los rápidos del río. Hubo algo de

emoción en eso.‖ Dije subestimando lo que había ocurrido.

―Probablemente hubiera sido mejor con una balsa, no lo crees?‖

Me reí ahogadamente. ―Si.‖

PURPLE ROSE ―Entonces, tal vez esta noche podemos hacer la cena a la luz de las velas.‖

Arrugué mi nariz. ―Creo que Lucas va a querer que todo el mundo se quede

cerca del campamento.‖

―Él, no es nuestro jefe.‖

―Es el mío.‖

―Deberías considerar quedarte con nosotros una vez lleguemos a nuestro

destino. Podríamos tener algo de diversión.‖

―Sé que ellos van a dejar a alguien-‖

―Así que, ofrécete como voluntaria.‖

―Tal vez.‖ No sabía como Lucas se sentiría respecto a eso, pero la idea tenía

cierto atractivo. Eso podría darme una oportunidad para explorar el área, para

entender donde mis padres habían muerto. El problema era que, cuando yo

tenía cinco años, todo el bosque lucía igual para mi, e incluso, si no lo era,

habría cambiado en la docena de años desde que me había ido.

Por los siguientes dos días hicimos estupendos progresos.

Lucas siempre tomaba la delantera. Estábamos viajando hacia donde ningún

campista había ido antes. Tenía un terrible machete que usaba para quitar de

en medio los matorrales. Él nos llevaba a cada uno de nosotros a nuestro límite

personal y cuando alcanzábamos eso, nos empujaba más allá. Cada noche

prácticamente nos derrumbábamos una vez que el campamento estaba

armado.

Sin coqueteos, sin diversión.

El Dr. Keane parecía complacido con el ritmo que teníamos. Una vez él llegara

a donde quería estar, lo dejaríamos meterse en sus asuntos, y regresar al final

de dos semanas para ayudarlos a transportar sus cosas de vuelta.

No había ocurrido ningún otro incidente extraño. Pero igual todavía

manteníamos turnándonos la guardia en la noche. Lucas siempre era mi

compañero. Nunca hablábamos. Tomábamos los lados contrarios del

campamento. Yo lo estaba estudiando hasta que giró su cabeza y me miró- así

que desvié mi atención lejos y traté de parecer indiferente, esperando que no

se diera cuenta de cuanto tiempo había estado fantaseando con él.

Los pensamientos acerca de él ocupaban mi mente tanto como los recuerdos

del lobo. Lo había oído aullar todas las noches antes de que me quedara

dormida. Continúe esperando que el lobo apareciera mientras estaba en la

guardia. Por alguna razón, no creí que Lucas se alarmaría por verlo pasearse a

través del campamento. Porque los aullidos nunca sonaban lejos, yo estaba

segura que él nos estaba siguiendo. Ese conocimiento me dio una sensación

de seguridad que no podría explicar.

Era el final de la tarde del cuarto día desde mi incidente en el río cuando nos

abrimos paso en un bellísimo espacio abierto. Era lo más extenso que

habíamos alcanzado antes. Frente a nosotros estaba un estrecho riachuelo, el

agua balbuceaba cuando viajaba. Eso no era ni parecido al amenazante río

PURPLE ROSE FORO

que habíamos cruzado antes. A corta distancia, la tierra se inclinaba

abruptamente y me di cuenta de que estábamos en la base de las montañas. El

valle se extendía ante nosotros. Todo era tan tranquilo.

―Que piensa, Profesor‖ Pregunto Lucas.

Mire atrás para ver a Dr. Keane asentir con la cabeza. ―Esto va a salir bien,



#14798 en Fantasía
#6015 en Personajes sobrenaturales
#9046 en Thriller
#5213 en Misterio

En el texto hay: primer amor, recuerdos del pasado

Editado: 07.04.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.