Cada día para mi es una rutina, me levanto, desayuno, voy a mi estudio para trabajar, salgo a entrenar a los novatos, voy al bosque, más trabajo, más trabajo, cena y dormir... Así de entretenida es mi vida. De vez en cuando salgo de la región o del país visitando otras manadas.
—Hermanito —mi dulce hermana me observa desde el marco de la puerta de mi estudio con su hijo —Adrien-—en brazos. Ella es igual a mi mamá, su versión más joven.
Odiaba estar lejos de nosotros, pero entendió por qué era asi, aunque en el fondo aún le molesta haberla dejado en otro lugar lejos de su familia, cuando ella, a su edad podía pelear junto a nosotros, es tan fuerte como nuestros padres, una hija digna de un alfa.
—No me dijiste que vendrías -dejo lo que estaba haciendo y me dirijo a ella.
Ella también camina hacia a mi con una sonrisa son su rostro. Cuando estoy lo suficientemente cerca Adrien estira sus cortitos brazos hacia a mi.
—Ven aquí -—lo alzó por sobre mi cabeza y lo muevo simulando un avión, el rie y disfruta.
—Te queríamos dar una sorpresa, te extrañe muchísimo, Adrien te extraño mucho más.
Cuando mi hermana estaba a un par de días en dar a luz, con mi mamá fuimos a su casa para estar con ella y acompañarla, Steven se hizo cargo de la manada por al menos cuatro meses. A decir verdad odiaba tener que irme, pero tengo una responsabilidad que no puedo abandonar.
—¿Te gusta estar más con tu tío que tú padre cierto?
—Eso jamás sucederá.
Cuando Noah vino aquí un día, para celebrar la paz -ese día no solo éramos los lobos, si no también todo tipo de especies-. Durante la noche de ese día, mientras nos tomábamos una copa su expresión cambio por completo, dijo algo inaudible y desapareció de mi vista. Nos conocíamos desde hace suficientes años como para saber si había algún tipo de peligro o no, así que no lo persegui. Media hora más tarde mi hermana llegó a mi corriendo y salto a mis brazos, al ver sus ojos lo supe, lo había encontrado, la sorpresa fue cuando me lo presento, mi mejor amigo y rey, sentí celos -a nadie le gusta que toquen a su hermana pequeña- pero cuando Noah y Evie se miraron lo supe, era imposible separarlos y jamás los había visto tan felices, estaban echos el uno para el otro, aunque claro deje las reglas bien claras respecto a mi hermana.
—Me alegra verte amigo, han mejorado mi dia —semanas mejor dicho, nos abrazamos con unas palmadas en la espalda.
—Por lo que pude observar las cosas se ven bien.
—Papeleo ya sabes, odio ese tipo de cosas
—Parte del trabajo.
—¿Ya viste a mamá?
—No —dice con tristeza— se va sorprender mucho cuando nos vea.
—Vamos sobrino en busca de la abuela.
—Odio verte así —Evie enreda su brazo con el mío y apoya su cabeza en mi hombro.
Desde aquí puedo observar bien como los más jóvenes entrenan, como los niños juegan y mi mamá bailando con su nieto en brazos.
—No te preocupes por mí ¿Todo a ido bien con Edrien?
—No puedo explicar lo que siento cuando lo veo.
—Estoy muy orgullo de ti y papá también lo estaría.
—Lo extraño cada día y mamá no se como aún sigue en pie, si yo perdiera a Noah...
—Eso no pasará.
—Tu no deberías rendirte, sigue buscado, ve con los humanos, te rodeas mucho entre nosotros.
—La busco Evie, siempre lo hago, solo que ya no sé donde más buscar, tal vez, vendrá sola a mi.
—Puede ser, pero el mundo humano siempre está cambiando, tal vez, solo nació hace unos años, puede que sea una bebé.
—Odio es idea, pero también estaría feliz de saber que al menos la encontré.
Cuando tú compañera/ro es menor de edad, por ley no pueden estar juntos, el niño o niña vivirá con sus padres lejos hasta que cumpla la edad correcta, fue escrita desde el comienzo de nuestra especie, al ser ñiños tan indefensos e inocentes, nuestra necesidad por protegerlos aumenta al punto de volvernos locos y caer en una obsesión por su seguridad y celos, somos capaces de atacar a un inocente solo por estar cerca de él o ella. Además que sus padres también tienen el deseo sobreprotector en sus hijos el cual traía muchos conflictos y peleas -hasta llegar a veces a la muerte- con la pareja de sus hijos.