Luz de luna

30

No puedo dividirme en dos, es completamente imposible, pero es lo único que deseo, después de solo correr a protegerla.

Atacar a los humanos es estar condenado a la pena máxima, que es la muerte.

Ellos aparecieron de la nada, al parecer solo de pronto estando dentro del pueblo, cerca del parque central ellos comenzaron atacarlos, hasta ahora, por lo que se sabe, no ha habido muertos, pero si los tiene  amenazados, hasta pareciera que tienen algunos como rehenes.

He estado dando las ordenes de que hacer, mande a diferentes grupos, en diferentes puntos de  las fronteras con ellos, y otros entraremos directo a  ver la situacion.

Lo ideal es hablar con ellos, no entrar en ningún tipo de conflicto, no quiero comenzar una guerra, aún si es justificada, ninguno  de los míos debe morir o salir lastimado.

—Steven necesito.

—Iré por ellos no te preocupes.

Dice antes que yo pudiera terminar de hablar.

—Gracias, tienes que traerlos.

—¿Aquí?

—Es la unica forma de mantenerla asalvo, la más segura, ellos podrían llegar a sentir mi olor en ella.

—Lo haré, tranquilo, cumpliré mi promesa.

—Yo prepararé todo para recibirlos, intentare ocultarlos lo más posible, aunque no se que tanto pueda hacerlo —dice Rossy.

Nos transformamos y cada uno tomó su propio camino.

Corremos lo más rápido que podemos hasta cruzar la frontera con el pueblo, directo hasta el centro de el.







 

Estaba por llegar a la casa de nuestra Luna cuando me detengo y  verifico que nadie me sigue.

Al menos no huelo intrusos cerca de ellos, me acerco y vuelvo a mi forma humana, el padre de ella sale al reconocerme.

—Debemos irnos —le digo.

—¿A donde? ¿Que está sucediendo? Escuchamos gritos, el pueblo esta inquieto y con miedo.

—Alguien los esta atacando, no hay tiempo para explicar más, me mandaron por ustedes, debo llevarlos a la casa.

No lo piensa más y entra a la casa, en busca de su esposa y nuestra Luna. La abraza por la cintura y me siguen por el bosque .

Ella debido a su estado de embarazo no puede transformarse, eso dificulta esta misión, tardaremos más en llegar.

—¿y el Alfa? —pregunta Archie.

—El está bien —le contesta su esposa— nuestras hija esta inquieta, pero sabe que el está bien.

—Es bueno saberlo —le contesta.

Escucho unas pisadas, ellos también, nos detenemos y nos quedamos en alerta.

De pronto un lobo se lanza contra mi, y otro contra ellos, pero Archie se transforma con rapidez y protege a su esposa.

—Arlene corre, ve con la manada —le dice su esposo agitado.

Ella duda por un momento asustada, con sus manos protegiendo a su hija.

—¡Corre! —le grito yo, cuando uno de ellos se lanza contra nosotros.

Son cuatro contra dos y tienen un solo objetivo, la niña que no ha nacido, pero que tiene la esencia del Alfa.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.