VAIOLETH
Mi nombre es Vaioleth. Tengo 18 años y me encuentro estudiando medicina en una universidad privada de niños ricos y superficiales, gracias a una beca que obtuve por mi excelente rendimiento académico.
Soy solitaria y no hablo con nadie, porque así me siento más segura. Me cubro el rostro con mi cabello y siempre uso en mi cabeza la capucha de mi saco, para cubrir una horrible cicatriz que tengo en el cuello.
Desde mi adolescencia sufrí depresión y terribles pesadillas. Nunca me he enamorado de un hombre y no pienso hacerlo porque no puedo borrar de la mente la noche que el maldito de mi padrastro abusó sexualmente de mí. Él ahora se encuentra en la cárcel y el día que salga pienso cobrar venganza.
Hoy como todos los días voy a clases caminando, no tengo mucho dinero y odio el transporte público. Corro por la calle para no llegar tarde a la universidad, miro el reloj y es casi la hora de entrada. Al entrar a la universidad apresuro mis pasos, siento las miradas desaprobación de mis compañeros encima de mí, aunque eso no me afecta en lo absoluto.
No saludo a nadie porque voy corriendo a toda prisa, justo cuando estoy apunto de entrar al salón de clase aparece un chico de la nada que caminaba distraído, he impactó contra su cuerpo que parece un muro. ¡Maldición! Iba tan rápido que no pude detenerme, me caí al suelo, literalmente encima de él y mis libros se esparcieron por todo el pasillo.
Levanté la mirada y vi que el rostro del chico es bonito, otra chica en mi lugar aprovecharía el momento para besarlo porque sus labios están a centímetros de los míos, puedo sentir su respiración agitada y un aliento a licor que apesta. Lo observé con una mirada desprecio porque me recuerda al maldito de mi padrastro… aquella noche en mi habitación… Él se queda mirándome fijamente a mis ojos.
-¿Quién eres? ¿por qué te lanzas sobre mí?-
tengo un efecto irresistible en las chicas pero tú has sobrepasado los límites _ dice el imbécil sin hacer el mínimo intento por levantarse _.
¡Santo Cielo! que le pasa a este idiota. Acaso está pensando que yo lo iba a besar, me levanté en silencio, tomé mis libros y entré a mí salón de clases sin pronunciar ni una sola palabra.
¡Demonios! llegué tarde. Todo por culpa de ese idiota que se atravesó. El típico niño rico, hijo de papi y mami que no se fija ni siquiera por donde camina.
ERICK
Me llamo Erick, tengo 20 años y estoy estudiando administración de empresas aunque no me agrada mucho pero lo hago para complacer a mis padres. Me gustan mucho las fiestas, tengo amigos y un sin número de amigas que mueren por mí. Soy muy atractivo, vuelvo locas las chicas y odio las relaciones permanentes. Hoy amanecí con una fuerte resaca debido a la fiesta de ayer, caminaba distraído con mi teléfono móvil por el pasillo de la universidad cuando una chica fenómeno, que estaba vestida como un bicho raro y llevaba una horrible capulla en su cabeza. Salió de la nada e impactó contra mi hermoso cuerpo, se me tiró encima como una loca, todavía me duele la espalda del golpe que me propinó. Le pregunté quién era y no me contestó, seguramente estaba impresionada conmigo.
Pude ver a través de su cabello que tiene unos hermosos ojos verdes y un rostro muy bonito.
Cuando la tuve encima sentí algo muy extraño que me erizó la piel, un vacío en mi estómago y las manos me sudaron porque pensé que me iba a besar pero no lo hizo. Se levantó y empezó a recoger sus libros sin pedir disculpas y luego entró a la sala de medicina.
No se porqué, pero el fenómeno me gustó hasta el punto de querer conquistarla, quizás puede haber sido el golpe en mi cabeza o la resaca que tengo.
VAIOLET
No podía ser peor mi día, me dejó el autobús y ahora tendré que caminar una hora hasta llegar a mi casa. Por lo menos al pasar por el parque me voy a detener un rato para hacer el trabajo de la universidad que tengo pendiente, ya que en mi habitación no me concentro porque me invaden los malos recuerdos.
Salgo de la universidad y ahí está otra vez el imbécil del choque.
-¡Hola fenómeno! ¿Quieres que te lleve a tu casa? _ pregunto el idiota _.
Lo observé pero no le contesté nada, no tengo tiempo para perder con niños ricos.
-¿Cómo te llamas? _ me volvió a preguntar _.
Veo que camina hacia mí, mientras yo avanzo sin mirar atrás.
-¿Porqué no me contestas?_ insiste de nuevo _.
Me doy la vuelta y le lanzó una mirada con un poco de ira fingida y le respondo:
-Mi nombre es Vaiolet, no busco hacer amistad en este lugar y menos con chicos como tú. Sólo vengo a estudiar.
Se sorprendió al oír mi voz porque quizás pensó que caería rendida a sus pies como aquellas chicas superficiales con las que se relaciona.
Editado: 30.07.2021