Luz de luna

Capítulo 5

VAIOLET

El chico del chat me dio su número y acabo de agregarlo a mis pocos contactos, me pareció curioso que no tenga foto pero igual la mía también es fuera de lo común; dudo  que le escriba pero me gustaría hacerlo... tomé el teléfono y de pronto escuché a mi madre gritar, baje las escaleras a toda prisa, ella se encontraba en la sala de la casa. Bastante pálida hablando por teléfono, al verme colgó y me miró sorprendida, al parecer por la expresión de su rostro no son buenas noticias.

—Hija el abogado. Me acaba de decir que Pablo va a quedar libre en menos de un mes. Alguien pagó una alta suma de dinero por su fianza y le van a dar el beneficio de casa por cárcel—

—¡MADRE ESO ES INJUSTO!  Se suponía que estaba condenado a veinte años y solo lleva cinco. Casa por cárcel es libertad... tú sabes bien cómo es ese hombre— empecé a sentir un ataque de nervios, mis manos me sudan y siento que me estoy asfixiando.

—Hija lo siento, el abogado no logró hacer nada para evitarlo. Todo es mi culpa…  No sabes como me duele verte así—

—Madre no te preocupes, ya veras como la vida le cobra lo que me hizo—

Salí de la casa rumbo al parque donde

 desahogo mis penas, no quería que mi madre me  viera llorar. Me senté en la misma banca de siempre y puse mi música, rock de Scorpions que tanto me gusta, alto volumen para distraerme mientras observo el viento mover la copa de los árboles de almendros, mientras algunas hojas se desprenden y vuelan libremente.

ERICK 

Me atormenta la confesión de Vaiolet. No soporto la idea que un hombre, que digo un hombre, un miserable canalla. Pueda tocar a una mujer en contra de su voluntad. ¡Maldición! cada vez que trato de cerrar mis ojos, veo su mirada triste. Cuánto dolor puede haber en su alma, ahora entiendo porque se comporta tan  extraño y la razón  por la que usa ese atuendo tan horrendo, no quiere que nadie la determine. 

Ese hijo de (****) le  daño su vida, con razón la cachetada que me dio cuando la besé. Fuí perfecto imbécil, como no pude darme cuenta de lo mucho que sufre. Tengo que hacer algo  para ayudarla, aunque supongo que no será fácil dar luz a su oscuridad.

VAIOLET

—¡Libre! ¡otra vez  libre! Ese maldito cerdo asqueroso que me dañó la vida y marcó mi cuello con  ese cuchillo. Juro que le voy a cobrar estos cinco años de infierno que he vivido por su culpa, aunque condene mi alma para siempre—

Levanté mi cara y ahí está frente a mí, él chico de la pandilla. Mi cuerpo se tensa y aprieto involuntariamente mis manos. 

—Vaiolet ¿Podemos hablar? No te voy hacer daño. Solo quiero preguntarte algo— me dice Niky mientras estira su mano hacia mi.

—Dime— le respondí un poco nerviosa.

—El chico rico del otro día ¿es tu novio?—

—Era eso, pensé en algo verdaderamente grave 

por la expresión de tu rostro— suspiré, dando gracias al cielo.

—Siento haberte asustado. No era mi intención—

—El idiota del otro día no es nada mío. Es un compañero de la universidad donde estoy estudiando. No te preocupes dudo que lo vuelvas a ver en este lugar—

—Me alegra saberlo. No siendo más me voy para que continúes con tu meditación—

—Niky, espera un momento. ¿Puedo preguntarte algo?— le digo con la voz un poco nerviosa.

—Dale dime—

—¿Qué motivo tuvo Sharon para suicidarse?—

—Vaiolet, créeme que me agradas pero yo nunca hablo de mi hermana—

—Lo siento, yo no pude despedirme de ella. Me siento culpable por haberme aislado—

—No te preocupes, no tienes nada que ver con la causa de su muerte. Te voy a contar algo que nunca digo. Mi hermana escribió una carta... en la que confesó que un hombre abusó sexualmente de ella... no tuvo el valor de contarlo pero tampoco soportó eso. La depresión se apoderó de ella y terminó quitándose la vida. No la escuché, quizá me buscó para hacerlo pero tuvo miedo de mí. Tenía problemas, necesitaba ayuda y nadie se dio cuenta. Me siento tan culpable por no haberle creado una confianza hacia mí, si la hubiera escuchado, quizá todo sería diferente y estaría viva. Yo la amaba pero nunca se lo demostré, me faltó darle abrazos, palabras bonitas y sentarme con ella a conversar un rato. Fui un imbécil y por eso ella ahora está muerta—

Niky dejó escapar unas lágrimas de sus ojos, aunque trató de ocultarlo le fue imposible. Hablar de su hermana le tocaba las fibras más sensibles de su corazón. Hice algo que nunca acostumbro, lo abrazé en un impulso en el que nuestras almas quedaron desnudas, sin la coraza que solíamos llevar para protegernos del mundo. En cierta forma somos muy parecidos. Me aferré  buscando protección mientras las lágrimas corrían por mis mejillas. Niky me estrechó en su pecho, sentí como su corazón se aceleró ante el acercamiento de nuestros cuerpos. Será posible que él… me aparto repentinamente y continúe preguntando. 

—¿Sabes quién fue?—

—No, pero estoy casi seguro que se trata del mismo maldito que te daño a ti—

—¿Pablo? dime fue ese miserable—

—Él la acosaba, supongo que sí—

—Maldito desgraciado, te juro que le haré pagar lo que le hizo a Sharon y la miserable vida que llevo gracias a él—

—Vaiolet. No te preocupes esa deuda la pienso cobrar con sangre—

—Niky Jamás lo voy a permitir, lo haré yo misma y no me importa si tengo que llevarte a ti o a cualquier persona por delante—

—Está bien, entonces te voy a dar los medios para que lo hagas tú. Cuenta con mi ayuda—

Esa tarde Niky y yo hicimos un pacto de destruir el hombre que tanto daño le hizo a nuestras vidas. No me importó que él pertenecía a una pandilla, que fuese un delincuente o algo más, si está dispuesto a ayudarme no voy a rechazar su  ofrecimiento. 




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