Luz de Luna (saga lunas) 1er libro

TRES "Parte 1"

NARRA SIENNA

Habían pasado seis horas desde que me desperté. Aria fue increíblemente buena conmigo, miramos películas, hablamos de lo que nos gustaba hacer. Ella comenzó una pelea de almohadas que termino ganando, me pinto las uñas y peino mi cabello. Todo me resultaba extremadamente raro. Nunca habia tenido una amiga y que ella actuara asi conmigo conociéndonos hacia tan poco tiempo me resultaba más extraño aún. Pero tampoco me habia reído y divertido tanto antes. Incluso en algunos momentos pensaba que todo era un sueño, que pronto despertaría en el bosque y nada de esto sería realidad.

_Solo quédate aquí, mi hermano y yo iremos por la comida. Solamente no salgas de la casa, porque afuera todo es un poco... oscuro y peligroso...

_Claro... -haría lo que ella me pidiera después de todo era su casa y ella mandaba. No conocía bien a sus dueños y a pesar de que Aria se habia esforzado por hacerme sentir cómoda, aún era extraño estar aquí. -

Aria comenzó a ponerse una campera de cuero, cuando su hermano hizo acto de presencia. Quien la miro extrañado.

_ ¿Qué haces Aria? –la chica lo miro por un instante-

_Tengo algo de frio... -dijo simplemente. Lo extraño seria que no lo tuviese, la casa no tenía estufa ni calefacción, la noche habia llegado y con ella el frio-

_ ¿Frio? – la chica asintió terminando de acomodarse la campera y empezaron a salir- ¿Tu amiga no viene?

_No, ella se queda... a descansar un rato.

Y después de decir esto Aria, cerró la puerta de la casa.

Mire para todos lados. La casa bien iluminada, espaciosa y ordenada. Me sorprendía que se viese de esa manera, no estaba acostumbrada a estar en una casa tan.. tan.. familiar.

Me senté en uno de los sillones y envolví mi cuerpo con una frazada que Aria me haba dado. Mi mirada se dirigió a unas estanterías llenas de libros. En casa no tenía ninguno, pero siempre me traía alguno de la biblioteca de la escuela y cuando disponía de algunos minutos, me ponía a leerlo.

La mayoría de estos libros eran de cuero, y en el lomo ponía nombres realmente extraños.

"Acuerdos entre manadas", "Territorios y mapas"," Mates y tradiciones", "Dispersión territorial", "Obligaciones del Alpha", "Betas"," Omegas"," Acuerdos de Guerra", etc...

_Ninguno parecía realmente interesante, a excepción de uno; con un color rojizo y la silueta de un lobo en la portada. Llevaba el nombre de "Leyendas y creencias".

Después de hojearlo un poco. Me di cuenta que eran diferentes historias cortas sobre lobos, de amor, de guerra, de muerte y nacimiento. Pero todas con un tema en común Los lobos.

Me centre en la primera "La maldición". Una historia corta de un hombre que perdió a su madre, a manos de un lobo salvaje. El hombre en el afán de vengarse. Asesino al lobo, lobo que resultaba ser la mejor amistad que tenía un viejo brujo.

Quien al ver al autor del crimen decidió echarle una maldición. Convirtiéndolo en un lobo sediento de sangre cada luna llena.

La luna, que le parecía injusto lo que hizo el brujo. Decidió darle una compañera al hombre que ahora también era un lobo. Esta compañera, seria quien lo ayudase a controlarse y a no causar destrucción. Y también le dio al hombre la capacidad de reconocerla a través de un único sentido "el olfato".

La historia me pareció bonita, entones pase a la siguiente. Con un poco más de aventura y lucha. Explicaba como sobrevivo la raza de mitad hombre y mitad lobos, frente a los humanos quienes asustados por sus capacidades querían exterminarlos.

Aria entro por la puerta con una bandejita y dos tazones.

_Traje la comida!! –me miro un segundo, con el libro en las manos y una sonrisa tímida surco por sus labios- Nos lo leía mi madre cuando éramos pequeños. A Killian le encantaban esas historias...

_Solo leí dos, pero se nota que son buenas historias.

_Son más que buenas historias, muchos en este pequeño pueblo crecimos con ellas, y ahora son parte de nosotros. -Asentí, sin saber que decir. Aria se quedó mirando el libro que ahora yacía sobre la mesita ratona frente a los sillones. Podría jurar que por un segundo vi sus ojos hacerse agua y luego sonreírme como si nada pasase. – De comida hay sopa, con maíz y pollo y traje algunos pancitos para acompañarla.

_Gracias.

Comenzamos a comer tranquilamente, pero el silencio se estaba volviendo incómodo.

_Entonces... ¿solo vives aquí con tu hermano?




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