Luz de Luna (saga lunas) 1er libro

TRECE "Parte 1"

NARRA SIENNA

Habia pasado dos semana desde que me entere de lo que realmente eran Aria y Killian. Bueno de lo que realmente eran todos en eran pueblo.

Al principio a algunos no les gustó la idea de que una humana sepa de su existencia, pero luego se fueron acostumbrando. Aria me llevaba a todos lados cada dia.

Ahora que sabía lo que eran todos en el pueblo o manada. Entonces ya ninguno se escondía y algunas veces cundo salía con Aria podía ver pequeños lobitos jugueteando de un lado a otro. O lobos más grandes yendo y viniendo. Lo que era un verdadero espectáculo. Sus pelajes eran de diferentes colores desde marrones, negros azabaches hasta blancos como la nieve o colores rojizos, que me recordaban a las hojas en otoño.

Habia investigado más sobre los mates, ese era como mi tema principal. Y Aria me habia llevado con algunos de sus amigos, quienes ya los habían encontrado. Para que yo entendiera más.

Nunca dejaba de asombrarme la conexión que parecían tener. Y algunas veces me preguntaba si Killian y yo lograríamos eso algún dia.

Con respecto a ese tema, Killian me deba mi tiempo, pero podía notar lo frustrado que estaba a veces.

Habíamos hablado muchas veces. Pero el tema de ser mates no se habia vuelto a tocar.

Por lo general salíamos cada noche y paseábamos por la manada o por el bosque, hablábamos de lo que se nos ocurriera en ese momento y nos divertíamos mucho. A veces cuando nuestros brazos se rozaban o se conectaban nuestras miradas no podía evitar pensar en lo que sentiría abrazarlo o mejor aún besarlo.

Mordí mi labio inferior tratando de reprimir ese pensamiento. Era obvio que Killian me gustaba. Pero eso me daba miedo. Jamás habia estado con nadie. Nunca tuve novio, ni siquiera habia besado a un chico. ¡Dios! No habia besado a un chico humano y ahora me estaba gustando uno que es mitad lobo. ¿A caso me volví loca?

Trate de continuar con la lectura, pero se me hizo imposible. Mire por la ventana, ya se estaba por hacer de noche. Me levanté del sillón y comencé a poner la mesa. Aria llegaría en cualquier momento y Killian también.

Hasta donde entendía ellos entrenaban todos los días con algunos miembros de la manada y desaparecían por dos o tres horas.

La puerta se abrió y apareció Aria, muriéndose de la risa. Con su camiseta llena de barro. Detrás de ella estaba Killian, totalmente mojado. La remera verde militar se le pegaba al cuerpo y dejaba ver perfectamente lo trabajados que estaban sus músculos.

_Deberías de haber venido Sienna –se rio Aria- ¡esta vez logramos tirar a Killian al lago! –el recién nombrado emitió un bajo gruñido que me hizo reír. De su cabello negro caían gotitas de agua, sus ojos verdes me miraron profundamente cuando notaron como lo habia inspeccionado. ¡qué vergüenza! -

_Pero la venganza fue buena... -una sonrisa maliciosa estiro los labios del pelinegro-

_ ¿Por eso está llena de barro? – pregunte, Aria asintió y Killian ensancho su sonrisa. Qué lindo se veía sonriendo. -

_ ¡Qué bien huele eso! –Aria señalo la olla con comida. Killian se acercó hasta ella y levanto la tapa mirando su contenido-

_Se ve bien. –me sonrió-

_Me alegro que les guste, pero primero se tienen que cambiar la ropa.

Ambos hermanos se fuero cada uno por su lado, Killian subió las escaleras y Aria fue derecho al baño de abajo.

El primero en aparecer fue Killian.

_ ¿Te gustaría salir después de comer? –él sentó a mi lado en el sofá. -

_Claro... -le sonreí sin poder evitarlo, cada vez que estaba cerca de él no podía dejar de sonreír-

_ ¿Listos? ¿Por qué tengo muuucha habré! –Aria salió con el pelo mojado. Los tres fuimos hasta la mesa y empezamos a comer-

Finalmente levantamos los platos y Killian me mando a buscar un abrigo. El verano estaba llegando y las noches no eran tan frías, sin embargo, todavía había viento, lo que causaba que tarde o temprano empiece a tiritar.

Hoy le tocaba lavar los platos a Aria y esta puso a todo lo que daba la música. Según ella, la tarea de lavar los platos era demasiado aburrida para su espíritu libre y la música alta ayudaba a no volverse loca de aburrimiento.

El pelinegro cerró la puerta detrás de mí y la música de Aria se escuchó apagada por esta acción.

_ ¿A dónde iremos hoy?

_No lo sé. Pensaba caminar por el bosque. ¿Qué te parece?




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