Luz De Mi Vida

CAPITULO 8

LUZ

Jaime llegó en cuanto pudo. Mi amiga Clara nos preparó café mientras yo le contaba al abogado los acontecimientos.

De inmediato hizo algunas llamadas y localizó a mi hermana. Se encontraba en la delegación XV. Me dieron algunas explicaciones, aunque nunca me enteré bien. Para mi todo era un tema nuevo, nunca había tenido que ir a una delegación para nada.

-¿Qué procede Jaime?

-Necesito estudiar más el caso Luz, pero seguro algo podremos hacer. ¿Tu hermana tiene abogado?

-No tengo idea. Mi mamá tampoco sabe nada, es decir no sabemos por dónde comenzar- Se me cerró la garganta, no pude continuar, la agustia me traiciona, Jaime me toma de la mano y me dice:

-Este es el inicio Luz, no sé si será fácil aún, pero tu hermana estará bien, siempre hay opciones, ella se entregó y eso es bueno, faltan pruebas, testigos. Me preocupa más que tu hermana esté tranquila, por lo que me cuentas necesita ayuda psicológica-. Asentí, Angy tenía mucho tiempo sin estar bien.

-Mañana iré a primera hora a la delegación, puedes acompañarme si quieres, para que veas a Ángela.

Andrés me toma del brazo y afirma que el mismo me llevará. Le sonrío, no pierde oportunidad para atenderme y eso me encanta. Jaime se despide, mi amiga Clara lo acompaña a la puerta, se despiden con coquetería.

Andrés y yo nos percatamos de ello y nos miramos con complicidad. Nos sonreímos, no sé si él pensaba lo mismo que yo, pero me guiña un ojo, lo cual me hizo interpretar el silencio como un sí.

-Chicos, me voy a dormir, si necesitas algo me avisas Lampi.

-Descansa Claridad- se acerca y me da un cálido abrazo.

 Andrés me mira extrañado, supuse que nuestros apodos de amigas ñoñas le habían causado algo de gracia.

-Sí- le dije-, nuestros apodos son de quinceañeras, pero así nos demostramos nuestro cariño.

-¿Lampi?-Repite risueño.

-La luz de la lámpara es como mi apellido –reí.

 De pronto sonó el teléfono, por la hora seguro era mi madre.

-Lucita, soy tu mamá, tengo mala señal ¿me escuchas?

Mi madre llamó para avisarme que pasarían la noche en Cuernavaca, estaba cayendo una tormenta muy fuerte y no era prudente manejar en carretera.

-¿Estás bien?

-Sí mamá, estoy con un amigo que me presentó a un abogado, ya sabemos dónde está Ángela, mañana a primera hora iremos a verla.

-Gracias a Dios, gracias preciosa, mañana te marco a tu celular para ver en donde nos vemos. ¿Y quién es tu amigo?- Ya se me hacía raro que no hubiera preguntado.

-Andrés Albert Baptista

-¡Oh! ¿Tu jefe? ¿No me digas que…?

-Nada mamá, es un amigo.

-¿Por lo pronto?

-¡Mamá!

Andrés se encontraba a mi lado mientras hablaba con mi madre. La curiosidad de mamá era moral. No puede asimilar que vivamos solas, seamos independientes y mucho menos que no estemos casadas a nuestra edad.

-¿Todo bien Luz?

-Sólo mi madre y sus cosas.




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