LUZ
Andrés pasa por mí a casa aquel lunes por la tarde. Papá me avisa que ya está en el aeropuerto de Cancún, esperando su vuelo, llegará por la noche. Eso me emociona. Mi padre es un tipazo. Alegre, ocurrente, divertido y el mejor consejero del mundo. Bueno, que más puedo decir, es mi papá.
-Yo voy por ti papá.
-¿Segura? Puedo tomar un taxi…
-Que sí, segurísima, te quedarás en casa ¿no?
-¿No hay problema con tu madre?
-Descuida, ya hablé con ella.
-¿Pudiste ver a tu hermana Ángela?
-Sí papá, está triste, pero bien en general. Te veo en un rato y platicamos largo y tendido, besos…- Cuelgo y pregunto a Andrés si está listo para conocer a su suegro. Sonríe y asiente con la cabeza.
Andrés me mira sorprendido, sabe que mi relación con mi padre es mejor que la que llevo con mamá. Es verdad, sin embargo espero que la plática que tuve con mi madre unas horas atrás, sea el comienzo de una nueva etapa.
-¿Entonces a dónde vamos?- Pregunto sorprendida al ver que nos dirigimos a un centro comercial
-Es una sorpresa…
-No me gustan las sorpresas Andrés.
-No seas amargada, es una sorpresa agradable.
Bajamos del auto y me lleva a una tienda de vestidos de noche. Lo miro molesta, sé lo que pretende, pero mi presupuesto no da para un vestido de noche de ese "kilataje".
-¿Quieres que me compre un vestido?
-Escoge uno que te guste.
-¿No pretenderás que vaya con el mismo vestido a todos los eventos?
-No, los demás eventos no son formales, seguro que tendrás algo que ponerte, ahora que si quieres que te compre otra cosa sólo me lo dices.
Me acerco al él molesta y le digo:
-Andrés, estos vestidos son incosteables para mí, con gusto vamos a una boutique más terrenal y me compro algo al alcance de mi presupuesto.
-Luz, no te enojes, yo te lo quiero regalar.
-Claro que no Andrés, estás turulato del cerebro, no puedo aceptar de regalo un vestido que cuesta lo mismo que mi coche. Estás muy mal.
-¿Turulato?
Me doy la media vuelta y salgo de la tienda. Comienzo a caminar, Andrés viene tras de mí.
-Luz…- Lo ignoro-. Pecosita- insiste.
Pobre, le maté la ilusión, pero creo que eso de llevar a una mujer de compras no es su fuerte ¿O acaso la rara soy yo? Tal vez sí. A mi no me gusta ir de compras con mis amigas, y esa etapa de mi vida, de comprar sólo por comprar ya no era parte de mi vida.
-Pensé que a las mujeres les gustaba que las llevaran de compras.
Me reí, como hace mucho no lo hacía. Sé que Andrés sólo desea tener un detalle conmigo. Seguro la ostentosa de Cindy o sus exnovias, están acostumbradas a esos lujos. Alguna vez yo viví así, pero la vida me ha enseñado que hay cosas mucho más importantes que la ropa y los bolsos caros.
-Gracias- dije al fin. Tampoco era su culpa no conocerme lo suficiente.
-¿De qué Luz? Si no me has dejado comprarte nada- dice resignado a sobrellevar mi molestia.
-Sé por qué lo haces, deseas que vaya contigo a la cena y mi primera excusa fue decirte que no tenía que ponerme- le digo más tranquila.
-¿Entonces tienes que ponerte?
-No, pero...- tomo aire y agrego- Andrés, sé que para ti es muy fácil solucionarlo y me cuesta aceptar que gastes tanto en un vestido que usaré un par de veces. Ya tuve una vida llena de lujos y luego mi vida cambió rotundamente. Hagamos algo ¿Qué te parece si lo solucionamos juntos? Tú compras el vestido, pero yo decido donde comprarlo y cuando me lo descuentas de mí sueldo.
-Luz, yo deseo regalártelo, te compro lo que tú quieras y ya está ¿Por qué complicarnos las cosas?
Respiro profundo, él no piensa ceder y honestamente me encanta su insistencia por el detalle.
-Está bien- digo resignada pero será donde yo quiera.