Luz De Mi Vida

CAPITULO 19

LUZ

 

Papá no para de hablar, es el parlanchin de la familia. Me da pena con Andrés, pero al fin es mi padre y tendrá que acostumbrarse a él.

-Chicos, llévenme por unos tacos que muero de hambre y en Cancún, tacos de pastor como en la ciudad ¡jamás!

Andrés sonríe, creo que le cae bien mi padre. En el auto papá sigue con su interrogatorio. Una pregunta tras otra, a veces se contesta el sólo antes de que Andrés o yo respondamos algo.

-Y dime Lucita ¿Phillip está aquí?

-Sí papá, pero mañana se va a Taxco.

-Uy, mañana estaré sólo con tu madre, que miedo, es mucha tentación…

-¿Papá? ¿Qué dices?

-La verdad hija, tu madre es y será siempre el amor de mi vida.

-¿Y luego?

-Pues se casó con el gringo ese y, después conocí a Irene, nos casamos y ya conoces el resto de la historia.

-Irene es una gran mujer papá, deberías estar agradecido que te aguanta.

-Sí, lo es…

Sospeché que algo sucedía. Tal vez no era el momento de tocar el tema. Llegamos a la taquería. Papá seguía hablando y hablando, que si los tacos, que si el tráfico, que si los Albert y los Baptista… que sus hijas y mi madre. Noté que estaba muy contento de verme y moría por ir a ver a Angy.

Al fin llegamos a casa, papá se despidió de Andrés cordialmente y se adelanta a entrar a casa, hablando sólo.

-No para de hablar- le digo a Andrés.

-Es muy agradable.

-Sí, lo es. Pero después de varios días lo alucinas –reí.

-Es tu padre, debes tener paciencia- y se acercó a darme un abrazo.

Se ofreció a ayudarme con mis bolsas. Las compras, lo había olvidado. Llegamos al porche, deja las cosas en el vestíbulo y salgo a despedir a Andrés. Me toma por sorpresa y me besa apasionadamente dejándome en trance.

-Hasta mañana Luz de mi vida-. Sonríe y se marcha, dejándome  atolondrada.

Mis padres conviven con cordialidad. Se saludan de modo apropiado y sin mucha emoción. Phillip se retira a dormir temprano ya que viajaría a Taxco de madrugada, así que no tuvo que pasar por el bochornoso encuentro con mi padre. Phil era un tipo agradable, pero muy soso, para mi punto de vista, tuvo mucha suerte en que mi madre le hubiera hecho caso, papá era mucho más carismático. Pero mamá se veía feliz con su Phillip.

“Llevo una vida más tranquila” me confesó una vez. Jamás supe porque se separaron mis padres. Sólo sé que papá es mucho más aventurero y mamá se cansó de vivir así. A ella le gusta planear e ir sobre lo seguro, sin rodeos.

A la mañana siguiente encontré a mamá en la barra de la cocina leyendo el periódico y tomando café.

-¿Que hay ma?- Me acerqué a darle un beso.

-¿Cómo anda el viejo Mercedez de tu abuelo?

-Mal, tiene un año parado. Hablé con Enrique el mecánico para que envíe por él y lo revise. Pero dijo que hasta enero porque está saturado de trabajo ¿Por qué?

-El necio de tu padre que dice que para que gastamos en taxi para ir a ver a Angy, si está el viejo Mercedez… cuando nos casamos ya existía. Imagínate. Un modelo no sé, ¿1972? 

Reí mucho, era un carro muy antiguo, necesitaba muchas cosas para revivirlo… pero era un Mercedez Benz clásico, de colección.

En eso entró mi padre, nos saludó con cariño y coqueteo con mi  madre.

-Lucita ¿aún tienes el mismo coche? Pero si ya tiene más de diez años… necesitas algo más nuevo.

-Claro que no papá… si tú quieres pasear con la carcacha del abuelo en esta ciudad, yo puedo mantener mi viejo Ibiza.

-No estoy de acuerdo… considéralo.

-Tengo otras prioridades papá- le dije apurada por irme al trabajo.

-Yo te lo regalo, nunca te he comprado nada.

-En todo caso tendrás que obsequiarle uno a Angy también.

-¡Pues lo haré!

Mi papá se puso necio, me apuré a despedirme y me marché gritando:

-¡Llamen al abogado!




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