Capítulo 15: Cruel Realidad

Mis párpados se abren lentamente y siento un gran dolor en mi cuerpo, trato de moverme y siento mi espalda pesada, se escucha un espantoso ruido pi, pi, pi, siento que la cabeza me va explotar, miro a mi alrededor confusa sin reconocer el lugar en donde me encuentro, solo veo paredes blancas, una máquina a mi lado y un líquido bajando por mis venas, no entiendo, ¿Qué pasó? ¿Qué hago aquí?, necesito ver a mis padres, al mencionarlos no se porqué siento una ganas inmensas de llorar y un dolor terrible en mi pecho, trato de respirar para calmarme, pero no lo consigo, estoy desesperada necesito a mi hermano. Siento que entraré en un colapso nervioso, estas máquinas empieza a desequilibrarse, estoy sudando, no puedo mas. La máquina suena más acelerada cada segundo y veo entrar varios doctores a controlar esto.

No lo resisto.

—¡Esta entrando en una crisis!— es lo ultimo que logró escuchar mis ojos se cierran completamente, al igual que el dolor.

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Abro los ojos y siento a alguien encima de mi cuerpo veo un cabeza acostada en mis piernas trato de reconocer quien es, pero no puedo levantarme bien, me duele todo y cada uno de los huesos de mi cuerpo. Ahora estoy más confundida, no se que hago aquí.

La persona que se encuentra acostada en mis piernas, sube la cabeza y me encuentro con aquellos ojos azules profundos, se ven apagados y sin vida,  como tristes. No se porque estoy tan sentimental ver esa tristeza en sus ojos me rompe el corazón profundamente, se abalanza sobre mi y me aprieta fuertemente a el, como si estuviera siglos sin verme, le correspondió el abrazo de igual manera.

—¡Hermanita!, no sabes la emoción que siento al sentirte y tenerte tan cerca de mi— frunzo el ceño un tanto confundida por sus palabras.

—No entiendo Thomas ¿Qué hago aquí? ¿Dónde están nuestros padres? ¿Por qué lloras Thomas? Dímelo por favor— mis lágrimas empieza a caer desenfrenadamente por mi mejilla al igual que Thomas.

—Andrea no te preocupes, todo esta bien. Guarda esa preocupación para tu recuperación nada más— veo en sus ojos que me está mintiendo, no me dice la verdad.

Un toque en la puerta nos interrumpe. En eso veo a Alejandra, Melanie y Carolina, sonríe pero esa sonrisa no llega a sus ojos. ¿Qué le pasa a todos ellos?

—Andrea no sabe la alegría que siento de que hayas despertado ha sido tan duro verte ahí amiga, perdóname por no haber llegado a la fiesta…. ¡No, perdón!

Todos miran a carolina para que haga silencio. Pero ya es tarde y mis lagrimas empiezan a caer más y más mojando mis mejillas, los recuerdos llegan a la mente. La fiesta, mis padres, los encapuchados, el jardin y luego no recordé nada hasta hoy. Caigo en la cruel realidad en la que me encuentro que difícil es aceptar que el pasado vuelve a llamar y entre a mi mente, mi corazón duele tanto. La sala se torna en un gran silencio siendo yo el centro de atención, me acuerdo perfectamente de aquella noche.

Cómo duele, duele, duele.

No quiero sentir este dolor que me quema por dentro, no me deja respirar, este recuerdo que me atormenta, la culpa que me carcome, ¿Para que vivir? Si mis padres ya no están, si estoy muerta en vida, solo puedo pensar en aquella noche y mis padres. Mis lágrimas caen porque el corazón ya no puede soportar tanto dolor y esta cruel realidad.

—Perdóname Thomas, Yo los mate, pe-r-dón, fue mi culpa—. Duele tanto, esta culpa esta clavada en lo profundo de mi alma.

—¡No fue tú culpa Andrea, entiéndelo, no fue tú culpa. Se que duele, pero trata de calmarte!—  Thomas me abraza fuertemente. Ahora todo tiene sentido. Observo los ojos de Thomas nuevamente y el dolor en sus ojos se clava en mi corazón, todas mis esperanzas caen al suelo y se rompen.

—Estamos aquí Andrea nada de esto es tu culpa princesa.

Melanie me habla con lágrimas en los ojos y nos fundimos en un abrazo tan fuerte todas, necesitaba tanto esto, necesitaba sentir amor y cariño, un abrazo como este es recargar mi corazón con los latidos de cada unos de ellos, mis lagrimas no paran de caer por mis mejillas, nunca imaginé que el día mas esperado fuera el más doloroso de toda mi vida, el cuál me ha dejado sin aliento y una inmensa tristeza. No se si algún día pueda superar tanto dolor, nunca imaginé que mi felicidad caería en tan solo segundos junto con mi sueños.

—Todo saldrá bien Andrea, al final todo saldrá bien… si no sale bien es porque todavía no ha llegado el final querida, atravesaremos esto juntas te lo prometo— Alejandra murmura esas palabras desde lo más profundo de su corazón hacia a mi, están lindo escuchar algo como esto en momento difíciles.

—Estoy aquí Andrea, lograremos salir adelante hermanita no sabes cuanto te extrañe.

Abrazo a Thomas fuertemente no me quiero despegar de mi hermano es lo unico lindo que me queda, en esta cruel vida.

—Un momento, ¿Cuánto tiempo llevo aquí? ¿Qué paso con mis padres Thomas?— la verdad me gustaría saber si ya sepultaron a mis padres.

—Tranquila Andrea, eeeh…llevas aquí 4 meses. Antes que nada perdóname Andrea, pero tuve que sepultar a nuestros padres sin ti— esas ultimas palabras se clavan en mi corazón duramente ¿Cómo pudo?

—¡¿Espera que carajos me estás diciendo?! No pudiste esperar cuatro jodidos meses, yo también tengo derecho a darle el último adiós, se que soy culpable Thomas… ¡Lo sé pero no necesitabas castigarme de esa manera!— se instala un silencio, mi hermano me mira con dolor y enojo.

—Déjenos solos por favor— Thomas murmura, las chicas empieza a salir de la habitación dejándonos en un silencio incomodo.

—¡Primero que nada te calmas y segundo no dije que eras culpable ni que te estoy castigando Andrea, lo tuve que hacer, no podía esperar más tiempo, no dabas razón de vida, no despertabas! ¡¿Qué mierda querías que hiciera?!— grita. Comiendo a llorar por aquellas duras palabras.

—¡No te pedía nada más Thomas… Nada m-as!— estamos gritando y creo que se escucha en el hospital completo. Thomas respira hondo y me mira fijamente.