Luz en Oscuridad

Capítulo 6: Examen

Estaba en una carrera contra el tiempo. Tenía muchos contenidos por aprender y poco tiempo, además, estaba la presión de ganar contra Jake. 

—Necesito tomar un descanso —dijo Danla soltando el lápiz y recostándose en la silla. 

Llevábamos dos horas estudiando matemáticas y si era sincera, estaba aburrida de tantos números, letras, ecuaciones, problemas y demostraciones, pero estaba haciendo un enorme esfuerzo, pues quería lograr mi objetivo. 

—Está bien, tomemos un descanso —accedió Alina dejando también el lápiz. 

Alina era nuestra jefa de estudio, ya que ella era la más inteligente de las tres y por tanto, quien comandaba aquel circulo de estudio, lo que significaba, estudiar cinco horas y tomar un descanso de cinco minutos, todo lo contrario de lo que me gustaba a mí. Me alegraba de que al fin decretara receso, estaba loca por comer la pizza que habíamos encargado. 

—¿Cómo te van los repasos con Jake? —inquirió Danla comiéndose la mitad de una rebanada de pizza de un solo mordisco, era como si no hubiera comido en décadas. 

—Han ido mejorando en los cuatro repasos que llevamos. Explica muy bien, debo admitir, aunque suele perder la paciencia cuando no entiendo algo, y por supuesto, me llama tonta —contesté antes de tomar también una rebanada de la pizza. 

Jake era un cascarrabias, pero sus explicaciones muchas veces superaban a las del señor Donald, y poco a poco iba tomando un tanto de paciencia. 

—Ha cambiado mucho en la escuela —dijo Alina que probaba la comida con menos apuros que su hermana, eran gemelas totalmente opuestas. 

—Tienes razón, últimamente no lo he visto haciendo maldades a los demás —contestó Danla asintiendo con la cabeza. 

Me pregunté si aquel cambio tendría algo que ver con aquella turbación que había visto en sus ojos el día que mi madre lo había llamado “asesino” o si le habría pasado algo durante esa semana que había estado en suspensión. 

Cambiamos rápidamente de tema hacia un ahijado de la madre de las gemelas, por el cual, Danla sentía gran emoción por ver, según Alina, ambos tenían un amor que había aflorado desde que ambos tenían 12 años y hablar acerca de ello hizo que Danla se sonrojara de una forma que nunca antes había visto en ella. 

Aproveché la charla para pedir ayuda con el regalo de Eduardo, el cual no había tenido tiempo de pensar debido a los exámenes. 

—Deberías comprarle algo que tenga que ver con la medicina —sugirió Alina sin pensárselo mucho—. Hace poco dijo que necesitaba un microscopio —añadió ella después de un instante observando la pared en silencio. 

—Es buena idea, tengo unos ahorros guardados —respondí recordando el dinero que había guardado de mi último trabajo en Carolina. 

Continuamos hablando del regalo para Eduardo, e incluso busqué en Internet algunos microscopios, aunque no pudimos elegir uno, porque Alina culminó el tiempo de descanso. 

                        ****** 
Al día siguiente, quise aprovechar que mi última clase del día había sido cancelada para ir en busca de café, con la esperanza de que aquello ablandaba el corazón de Jake, con quien tenía un repaso esa misma tarde; era el último antes de la prueba, así que deseaba aprovecharlo al máximo. 

Cuando llegué a la biblioteca, él ya se encontraba sentado en la misma mesa de siempre. Solo llegaba dos minutos tardes, pero Jake ya estaba allí, era de una puntualidad extraordinaria. 

—Buenas tardes —saludé haciendo que Jake levantara la mirada hacia mí. 

—Llegas dos minutos tardes, estaba a punto de irme —respondió este con cara de pocos amigos, cuanta cortesía la suya, no había un repaso en el que me hubiera saludado con normalidad. 

—¿Me perdonarías por un café? —inquirí mostrándole el vaso que contenía aquel líquido, el cual a todos, por alguna extraña razón, les encantaba. 

—No soy de tomar café —contestó él quitándome cualquier ilusión de que hoy me tratara mejor que en los demás repasos—, pero esta vez te perdonaré —añadió tomando de mala manera el café y rodé los ojos ante su actitud. 

Finalmente me senté junto a Jake, a quien comencé a preguntar las dudas que me quedaban pendientes y este comenzó con las explicaciones, por lo que nos sumergimos en el mundo de los números, ecuaciones y problemas. 

Un rato más tarde apareció la novia de Jake. Esta vez ya no llevaba su acostumbrado uniforme de porrista, sino que tenía puesto un juego de rayas compuesto por una pantaloneta y una blusa de tirantes. Sus cabellos estaban bien recogidos en una coleta y llevaba un maquillaje, que era excesivo, para mi gusto. 

—Jake, vámonos ya, me dijiste que me acompañarías a la tienda —dijo ella sin ningún tipo de saludo, lo de ser maleducado parecía que lo  enseñaban en la escuela. 

—Katherine, todavía me queda una hora de repaso —respondió Jake mientras señalaba con su lápiz la libreta en donde apuntaba las explicaciones. 

—Ufff —dijo ella haciendo un puchero con sus labios rojos—. Seguro que a ella no le importa ¿verdad, Alli-Alli? —añadió ella dirigiendo su mirada hacia mí con una falsa sonrisa. 

En otro momento quizás le hubiese cedido con mucho gusto a Jake, pero esta vez me era imposible, necesitaba aclarar varias interrogantes y solo mi tutor podía resolver, era casi cuestión de vida o muerte. 

—Lo siento, Katherine, pero este es mi último repaso con Jake antes de la prueba y lo necesito —contesté con el mejor tono de voz, en cambio, ella me miró con enojo. 

—Katherine, envíame lo que te guste por Whats, y te daré mi visto bueno por ahí —añadió Jake cuando ella iba a protestar. 

De mala gana, asintió y se dio la vuelta pronunciando la palabra “tonta” para que yo pudiera escuchar esa ofensa y seguidamente se marchó. 

—Tu novia no acepta muy bien las negativas ¿no? —comenté cuando la vi salir del lugar. 

—Por lo general no se lo toma bien, y no es mi novia —contestó resaltando esa segunda parte y me dejó sin palabras. 

Era cierto, que nunca los había visto darse un beso, pero todos habían declarado que Jake y Katherine eran novios, así que yo nunca me había cuestionado la veracidad de aquel chisme que corría de boca en boca en aquel lugar. 

—Todos afirman que si lo son —respondí, aunque no comprendí la razón por la que había dicho aquello, pero cuando quise arrepentirme, ya había salido de mis labios. 

—En esta escuela todos especulan sobre mí sin conocerme, todos me consideran un monstruo, pero no saben nada acerca de mi —dijo Jake observándome con ojos tormentosos, en su interior se libraba un lucha poderosa. 

—Sí es lo que demuestras como es que quieres que veamos algo más en ti —susurré con la mayor sinceridad, él solo me había demostrado su crueldad y sus abusos, me era imposible ver más allá de ello— ¿Qué es lo que escondes, Jake? —añadí en un intento de comprender a qué se refería, de intentar ver algo más allá del chico violento que siempre mostraba. 

—Nada que te importe —respondió con tono cortante mientras sus ojos volvían a fijarse en su libreta—. Volvamos al estudio. 

Jake volvía a encerrarse en su mundo, pero ese momento de quebramiento en su muro me había dado la posibilidad de pensar que había algo más allá de lo que siempre mostraba y quería descubrir qué era, lo que anhelaba a toda costa. 
                      ******* 
Unos días después… 
Mi pie no paraba de moverse de manera nerviosa, siempre me sentía así cuando iba a recibir las notas de mis exámenes, pero esa vez en especial. La prueba de Matemáticas había sido un poco más sencilla que en otras ocasiones, pero aún así no podía evitar sentirme nerviosa ante la expectativa de una buena nota. 

—Allison Smith —llamó el profesor para que fuera al frente a recoger mi nota. 

Me puse en pie sintiendo mi corazón martillar en mi pecho. Mientras caminaba hacia el frente, dirigí mi mirada hacia Jake, quien me observaba con expectación y aquello me puso aún más nerviosa. El profesor me entregó la prueba y quedé de piedra al ver mi nota, era una B, ¡una B! No podía creerlo, quería dar un grito de alegría, pero me contuve, estaba en un salón de clase, así que solo esbocé una enorme sonrisa, cerré los ojos y agradecí a Dios por ello. 

—Felicidades, señorita Smith —dijo el señor Donald mostrándome su más sincera sonrisa. 

Volví a mi puesto mientras sujetaba mi examen, había sacado una B en Mates, era la primera vez. Decidí escribir a Alina, ella había sido parte de esta nota que había alcanzado. 

Allison: ¡¡¡Saqué una B en Mates!!! 

Alina: ¡Felicidades, amiga! 

Allison: Gracias, tú me ayudaste mucho con esta calificación. 

Alina: Siempre que me necesites, Allis. Sabes que puedes contar conmigo. 

Cuando la clase de matemáticas terminó, el profesor nos pidió a Jake y a mí que nos quedáramos. Al acercarnos, nos felicitó por nuestras notas y expresó lo complacido que estaba con los resultados que habían dado nuestros repasos, así que los mantendrían, lo que hizo que Jake soltara un gruñido por lo bajo. 

—Me llevarás a dónde quiera hoy —dije a Jake cuando salimos del aula. 

—Sí, Allison, yo cumplo con mis cuentas —respondió él rodando los ojos y seguidamente se marchó. 

Me reuní con Jake luego de las clases, quién ya me esperaba apoyado en su camioneta negra con los brazos cruzados y una expresión de fastidio. 

—¿A dónde vamos? —inquirió cuando llegué a él. 

—Quiero ir a Rincón Latino Restaurant —contesté, era mi restaurante favorito hasta ahora, uno de los pocos que conocía de la ciudad—. Espérame allí, yo iré en mi bicicleta —añadí haciendo que este se me quedara observando con expresión extrañada. 

Debía admitir que aquella apuesta había sido un impulso por el que me había dejado llevar por este sin pensar en las consecuencias, pero al ser consciente de la realidad, me había dado cuenta que no podía irme con Jake en aquel auto, no sabía si era capaz de algo parecido a lo de la última vez. 

—Yo me iré en mi bicicleta —agregué como justificación de mi anterior comentario. 

—Será más rápido en el auto —contestó él señalando su coche con la cabeza. 

Lo sabía perfectamente, pero siempre me guiaba por mi voz interior y esta me decía que era peligroso irme con él. 

—No puedo dejar la bicicleta aquí —contesté para a continuación darme la vuelta zanjando el tema—. Nos vemos en el restaurante. 

Llegué al restaurante unos veinte minutos después de salir de la escuela, estaba bastante sudada y sofocada, pero al fin había llegado. 

En el restaurante ya me esperaba Jake, quien se encontraba en una de las mesas centrales concentrado en su celular. El lugar estaba bastante lleno, imaginaba que debido a la hora, la estancia, este poseía mayormente colores cálidos, en especial el naranja presente en las paredes y en las mesas de madera. 

—Creo que deseabas torturarme con esta apuesta —comentó Jake cuando estuve frente a él—. Ni siquiera tienen tacos en este restaurante —añadió como si eso fuera el mayor agravio del mundo. 

—Es un restaurante de comida cubana, no mexicana —respondí. 

A continuación tomé el menú que estaba sobre la mesa. Unos instantes después apareció una camarera para tomar nuestra orden, pedí un Sándwich Cubano, Chuleta cubana y arroz amarillo, un jugo de limón y un flan de postre. 

—Yo quiero lo mismo que ella, pero de bebida una Coca Cola —añadió Jake recostándose en la silla— ¿Cómo descubriste este restaurante? —inquirió después de haberse marchado la camarera. 

—Mi padre es cubano, por lo que investigó sobre restaurantes cubanos y halló este —respondí observando el restaurante—. Si no has probado la comida cubana, te aseguro que te gustará —añadí. 

Mi padre desde pequeña me había cocinado comida cubana, así que me había acostumbrado a esta, era deliciosa, aunque eran muy parecidos a los chinos y japoneses, su comida siempre iba acompañada por arroz. 

—Allison, yo…, quiero, yo quiero… pedirte disculpas —dijo Jake con dificultad y luego de decir la última palabra pareció más libre. 

Lo observé con asombro, no esperaba tales palabras por parte de Jake, el chico que ni siquiera miraba hacia al lado al pasar, el chico al que todos temían. 

—¿Qué te hizo disculparte? —Fue la única pregunta que salió de mis labios en ese instante. 

—Yo no quiero ser un… asesino —contestó bajando la cabeza y se quedó observando la mesa—. Siempre he gastado bromas pesadas a las personas sin importarme que piensen, pero cuando tu madre dijo la palabra asesino, me di cuenta de que tan lejos había llegado esta broma —explicó levantando levemente la mirada en la cual pude ver vulnerabilidad y un miedo atroz, era la primera vez que se mostraba sin ninguna barrera. 

—Yo te perdono, Jake —respondí y en sus ojos encontré alivio—, pero te recomiendo que dejes de jugar bromas pesadas a los demás si no quieres convertirte en un asesino —añadí y con mis palabras él se quedó pensativo. 

—Sabes, no eres tan aterrador como todos cuentas —añadí después de un rato en silencio—. Cuando me hablaron de ti imaginé un chico que se golpeaba con todo el que pasaba por su lado, pero resultaste ser más tranquilo, exceptuando el tema de mi alergia, todo han sido palabras y expresiones de enojo —añadí como argumento de mi afirmación. 

—Muchos terminarían destruidos por mis palabras —respondió Jake alzando una ceja, al parecer había herido su ego con mis palabras. 

—Pues lamento decepcionarte —dije con una sonrisa de medio lado—, he sobrevivido a cosas peores que un par de insultos. 

—No puedo imaginar a una santa como tú con un mundo perfecto pasando por problemas peores —contestó él con tono burlón. 

—No juzgues a una persona por su apariencia, Jake, puedes equivocarte mucho —respondí haciendo que su expresión se volviese seria—. No olvides que tú tampoco deseas ser juzgados por quienes no te conocen. 

Detestaba a las personas me juzgaban desde fuera, sin conocerme. Me enojaba que nos criticaran por nuestros problemas, que nos juzgaran por supuestamente creernos superiores o perfectos. Nunca entenderían que ser cristianos era buscar perfección desde la humildad. 

La comida llegó un rato más tarde y como las veces anteriores estaba deliciosa, aunque no tanto como la comida de mi padre, después de todo, él era cubano de pura cepa, como él mismo decía. 

—La comida estaba deliciosa, aunque no hubieran tacos mexicanos —concluyó Jake una vez en la salida. 

—Estoy segura que otro día podrás comer tus tacos mexicanos, hoy era mi día —respondí con una sonrisa, aunque Jake no lo quisiera admitir, le había gustado mucho la comida, lo había visto disfrutar cuando pensaba que no lo observaba—. Nos vemos mañana en la escuela —agregué antes de marcharme. 
 




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