El tema de conversación de la semana: Danla y su nuevo novio Aaron. Según Alina se conocían desde niños y desde entonces habían estado enamorado, pero hasta ahora no se habían confesado sus sentimientos. Gracias a Dios, hoy estaría libre de ella y sus suspiros románticos, pues nuestra profesora de historia había decidido llevar a uno de sus grupos al “The Charles Hosmer Morse Museum of American Art”, aunque lamentablemente, estaba sola, pues Alina tampoco pertenecía a dicho grupo.
No podía describir con palabra lo emocionada que estaba por ir allí. La escuela no me había permitido visitar muchos lugares, entre ellos aquel museo de arte del que mucho me habían hablado. Entrar en este fue como un mundo nuevo, había vitrales por todas partes, los cuales poseían hermosos colores resplandecientes. Allí había un hermoso altar, el cual tenía una cruz de oro y del techo colgaba un candelabro verde con la misma forma, que poseía un color verde. Entre los vitrales puede apreciar uno de la virgen María y nuestro Señor Jesucristo, otro con varias escenas que parecían contar una historia, el cual tenía un escrito que decía "Tree of Life”; también puede apreciar uno con flores blancas, y otro que parecía un jardín lleno de flores, que daba la percepción de estar verdaderamente en aquel lugar por la viveza de sus colores, era sin duda maravilloso. Nos detuvimos frente a una exposición de lámparas, cuyas pantallas estaban hechas de los mismos materiales de los vitrales
—Qué hermosa —dije observando una de las lámparas, la cual era pequeña, y tenía una pantalla que simulaba unas flores moradas.
—¿No te parece demasiado sencilla? —inquirió una voz masculina a mi lado y al levantar la cabeza me encontré con Jake, cuyos ojos estaban fijos en mí.
—Las cosas más bonitas de este mundo son halladas en las cosas sencillas —contesté encogiéndome de hombros.
Antes de que él pudiera decir algo, apareció Katherine y tomando el brazo de Jake lo alejó de mí mostrándole un nuevo vitral. Él negaba que fueran novios, pero ella se comportaba como la típica novia celosa.
Continué apreciando la obra del museo, hasta que Jake volvió a acercarse a mí.
—¿Te escapaste de tu novia? —bromeé.
—Ya te he dicho que Katherine no es mi novia —replicó con una voz cansada, como si estuviera harto de repetir la misma frase.
—No es lo que parece —insistí haciendo que Jake me mostrará una expresión de exasperación—. Me encanta estos colores —dije cuando nos detuvimos frente a un cuadro con flores de colores naranja y rosadas, y hojas con verdes claros y oscuro.
—¿Te gusta mucho el arte? —inquirió Jake.
—Me encanta, mi sueño es ser pintora, aunque seré lo que Dios quiera —respondí sin dejar de observar el vitral—. Mi padre me compró pinturas cuando tenía cinco años y desde entonces he pintado ¿y tú? ¿Tienes algún sueño? —añadí dirigiendo mi mirada hacia él.
Se quedó pensativo por unos instantes, mientras su cuerpo se mantenía tenso y después negó con la cabeza.
—No —contestó finalmente observándome con ojos triste.
—¿En serio no tienes ningún sueño? —insistí sin poder creer que una persona no pudiera tener sueños.
—No lo tengo y punto —respondió con tono brusco y frío, volvía a ser el de siempre—. Además, los sueños no sirven de nada —añadió entre dientes antes de marcharse.
Me molestaba que dijera que los sueños eran innecesarios, cuando yo pasaba soñando con cada detalle de mi vida.
—Eso no es cierto —respondí con toda convicción—. Es necesario soñar para tener objetivos en la vida, muchos sueños desaparecen, otros se modifican, pero no puedo imaginar mi vida sin sueños.
—Pues yo sí —contestó con tono frío antes de marcharse.
Era tan contradictorio su forma de actuar, que me volvía loca cada vez que intentaba comprenderlo, en un momento se disculpaba y al otro me trataba mal.
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Volvimos a la escuela antes del almuerzo, pues debíamos recuperar energías para tomar las clases perdidas en la tarde. Me reuní con mis amigas en el comedor.
—¿Qué tal fue el paseo? —inquirió Dan cuando me senté entre ella y Alina.
—Muy bien, fue todo muy hermoso —respondí con una sonrisa—. Por cierto, Jake me pidió disculpa por provocarme la alergia hace unos días—añadí haciendo Danla y Alina soltaran un gritillo.
—Eso nunca había pasado, Jake jamás ha pedido disculpas —dijo Danla atónita y desvió la mirada hacia el tema de conversación, que comía tranquilamente en su habitual mesa— ¿Tendrá alguna enfermedad? —inquirió devolviendo la mirada a la mesa.
—No lo creo —respondí de manera burlesca, encogiéndome de hombros.
El debate sobre aquella disculpa por parte de Jake Olsen duró más de lo esperado y solo acabó cuando a mi lado apareció Katherine con una falsa sonrisa solicitando hablar conmigo. Yo asentí ante las miradas asombradas de mis amigas.
Me puse en pie para seguir a Katherine, quien me llevó hasta un aula totalmente vacía y cerró la puerta tras de mí.
—¿Qué deseas hablar? —inquirí siendo muy directa, posiblemente las intenciones de ella no fueran muy buenas.
—Solo quería darte una pequeña advertencia, Alli-Alli —respondió ella acercándose a mí con su falsa sonrisa—. Mantente alejada de Jake fuera de los repasos o podría pasarte algo muy malo —añadió con tono amenazante.
—Guárdate tus amenazas, Katherine, no me das miedo y tampoco deseo estar cerca de Jake —contesté girando los ojos, no entendía cómo había mujeres que defendían a capa y espada a un hombre que no sentía nada por ellas—. Con permiso, me marcho —agregué antes de pasar por su lado.
Me preguntaba por qué razón Katherine se sentía amenazada por mí, no tenía por qué, Jake y yo apenas pasábamos tiempo juntos fuera de los repasos, nuestro contacto era casi nulo. Al llegar al comedor llevé mi vista hacia Jake, quien se encontró con mi mirada y así nos quedamos por un instante, hasta que finalmente yo aparté la mirada y fui a mi puesto junto a mis amigas.