Ágata estaba realizando el trabajo de minería de siempre cuando escuchó el sonido de metal golpear contra algo, cuando se dió la vuelta vió a un Oscuro atravesando con su lanza a un trabajador anciano que no emitió ningún sonido mas que el que hizo al caer al suelo. Una ola de rabia recorrió su cuerpo y estuvo a punto de lanzarse para atacar al Oscuro pero se abstuvo, miró a su alrededor y el paisaje era decepcionante pero predecible, nadie siquiera había volteado a ver al pobre anciano cuyo cuerpo yacía tumbado en el suelo. Los asesinatos de gente enferma o vieja era algo común, cuando una persona no es capaz de generar mas de lo que consume los Oscuros llegan y lo matan, para Ágata ver este escenario era el pan de cada día sin embargo esto no evitaba que su ira se manifestara, en realidad la sentía crecer en su interior como si su pecho estuviera a punto de estallar, a pesar de esto Ágata nunca hizo nada ¿En realidad era diferente a los demás que ni siquiera se molestaban en mirar el cadáver del pobre viejo? Al poco rato un grupo de embalsamadores llegó y se llevaron el cuerpo sin que quedara rastro de que había estado ahí mas que una pequeña mancha de sangre que sería la prueba de la crueldad del Senado. Ágata salió de la mina en donde estaba para dirigirse al lugar donde todos dormían que eran unos barracones con la fachada desmoronándose y tablas para dormir. Caminó por el angosto pasillo de piedra lisa que llevaba fuera del área de trabajo cuando a lo lejos divisó una silueta en el suelo con la forma de una persona, Ágata caminó con intriga hasta que alcanzó la figura, traía una capucha y al voltear el cuerpo vió que era el Oscuro que había asesinado al anciano, tenía la garganta partida y parecía que estaba muerto, de un brinco se aparto con sorpresa y rápidamente se cuestionó quien pudo haber matado a un oscuro, con el corazón acelerado miró a su alrededor hasta que sintió un golpe en la nuca y se desmayó...