Luz entre mis sombras

capitulo 1 tengo una sensación que mi vida va a cambiar

aletha

Mi nombre es Aletha y tengo 16 años. Actualmente vivo en la hermosa isla de Mallorca, donde comparto mi hogar con mi familia. Hace unas cuantas semanas, tuve la suerte de conocer a un joven llamado Romeo, quien tiene 19 años. Nuestro encuentro se produjo gracias a un grupo en Facebook que reúne a cubanos, donde él participa activamente. Lo que realmente capturó mi atención de Romeo fueron sus movimientos al bailar, que pude apreciar durante algunas de sus transmisiones en vivo. Fue fascinante ver su energía y pasión a través de la pantalla.

Decidí dejar un comentario gracioso sin más en uno de sus directos, y de ahí, él comenzó a hablarme. Con el tiempo, nuestra conversación fue fluyendo y poco a poco nos fuimos convirtiendo en amigos, él era muy atento y respetuoso conmigo, muy diferente a otros chicos.
Sin embargo, en un plazo de dos años mi vida dio un cambio de rumbo, tomé la decisión de irme a estudiar medicina a Cuba. Tenía muchas ganas de estar con mi familia de Cuba, mi tía era como una madre para mi a la distancia y siempre formó parte activa de mi vida. El proceso de dejar atrás a mi isla me entristecía un poco, ya que el cambio iba a ser grande y estaría lejos de mi familia paterna. No obstante, tanto mi madre como mi abuela y mi tía me estuvieron animando y brindándome apoyo con palabras positivas que me ayudaban a afrontar esta nueva etapa en mi vida, ya que mi sueño era trabajar algún día en un hospital como había hecho mi abuela, quien fue enfermera y desde pequeña me transmitió su anhelo de que algún día fuera doctora.
Este significativo paso me llenaba de temor, ya que, a pesar de haber viajado a Cuba cada año desde que tenía tres años para pasar tiempo con mi familia y sentir un profundo vínculo con ellos, nunca había tenido la experiencia de ir sin la compañía de mi abuela. Sin embargo, me sentía segura de que el amor de mi tía, quien siempre había estado a mi lado, seguiría siendo tan constante y aún más fuerte que antes,estaba profundamente equivocada.

Todo cambió el 3 de octubre de 2017, un día que había estado esperando con ansias. Al llegar, la emoción del reencuentro me invadió, ya que habían transcurrido cinco largos años desde la última vez que vi a mi familia. Las razones de mi ausencia fueron principalmente económicas, lo que había hecho imposible cualquier viaje. La primera semana transcurrió de manera armoniosa; mi tía se mostró muy atenta y cariñosa conmigo, lo cual me reconfortó mucho. Para ese momento, había llevado una serie de regalos para ella y mis primos, lo que hizo que la atmósfera se tornara aún más cálida y especial.

Mi tía residía en La Habana, la capital de Cuba, lo que significaba que estaba relativamente aislado del resto de la familia que se encontraba en otras ciudades. Así que, por el momento, solo contaba con la compañía de mi tía, mis primos y su pareja, quien era una figura completamente nueva y desconocida para mí. La situación era un tanto raro para mí, pero a la vez llena de expectativas y la esperanza de crear nuevos lazos y recuerdos.

En este momento me encuentro pasando un rato agradable con mi primo. Estamos hablando de manera animada y disfrutando de algunas películas juntos. Sin embargo, él me da un consejo que me sorprende: me sugiere que me aleje de Cuba. Ante esto, me quedo confundida y me pregunto por qué me está diciendo algo así. A pesar de la diversión que estamos compartiendo, tengo una extraña sensación de que podría ocurrir algo más grave en el futuro.

A mitad de la película, me empieza a invadir el sueño, así que decido despedirme de mi primo y marcharme a mi habitación. Al llegar, me cambio y me pongo el pijama. Luego, me tumbo en la cama, dejándome llevar por el cansancio que me acompaña.
Pero, de repente, mi tía irrumpió en la habitación, gritando con una intensidad desmedida. Su voz resonaba como un torbellino, y me acusaba de no haber preparado la cena. Su expresión era de incredulidad y enojo, y su actitud frenética me dejó completamente desconcertada .
Se escuchan los gritos de mi tía resonando en toda la casa. Mi primo, en ese momento, aparece para intervenir en la situación, intentando que mi tía se detenga. Después de un rato, mi tía finalmente se calma y decide marcharse. Justo después de eso, mi primo se va también, dejándome sola y más confundida de lo que estaba antes. Reflexionando sobre lo ocurrido, pienso que lo mejor será intentar dormir un poco. Mañana será un día diferente, o al menos así lo espero.
Al día siguiente, actuó como si nada hubiera sucedido y se dedicó a prepararme una deliciosa comida. Sin embargo, esa calma no duró mucho tiempo. En realidad, no importaba lo que yo hiciera; los problemas parecían surgir por sí solos.

No me permitía salir de la casa y aseguraba la reja de la entrada. Me decía que si llegaba a salir a la calle, la policía se daría cuenta de que no contaba con una identificación cubana y que eso me traería serios problemas. Sabía que era una mentira, ya que como turista podía permanecer en el país hasta tres meses, y además, como hija de una cubana que vive en el extranjero, tenía la posibilidad de estar un año sin enfrentar complicaciones. Pero, al no tener mucho conocimiento de la situación, le creí y le hice caso. De esa manera, me fue aislando de todas las personas que me rodeaban, tanto de los amigos que había conseguido hacer durante mi estancia como de mi primo y su familia.
Todo comenzó el momento en que caí en el aislamiento, y esa fue la raíz de mi sufrimiento. Mi tía ejercía un control total sobre mí, manipulándome a su antojo. Me obligaba a realizar tareas que no solo eran agotadoras, sino que me resultaban vergonzosas. Tenía que limpiar zapatos, lustrar la ropa, incluso la ropa interior de mi primo y su esposo, y trapear el suelo de la casa. La dificultad era que no sabía cómo hacer esto, ya que en España usamos una fregona, mientras que allí la costumbre es emplear un trapo atado a un palo. Además, la dinámica de las comidas era humillante; siempre era la última en recibir mi ración, lo que me hacía sentir desvalorizada.



#4861 en Novela romántica

En el texto hay: redes sociales, amor

Editado: 23.10.2025

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