El incidente entre Sofía y Lukas había dejado una secuela en su relación, las visitas del demonio habían pasado de ser momentos de conversaciones amenas a momentos de silencios incómodos.
Los días pasaban sin cambio alguno en su relación, ninguno se atrevía a decir nada al otro, ambos se sentían mal de alguna manera, por una parte Sofía se sentía indefensa y herida y por otra Lukas sentía culpa de su comportamiento y de haber acabado con la pequeña confianza que ella le tenía, ambos querían dejar atrás lo ocurrido, borrar sus sentimientos y seguir adelante como si nunca hubiese pasado pero a pesar de ello, cada día el demonio se limitaba a llevarle comida y agua a la elfa sin emitir palabra y la chica se a recibirla en silencio, evitaban que las miradas se cruzaran entre ellos y deseaban en cada separación que todo cambiara pronto.
La ropa húmeda tras el baño propiciado por Lukas había causado malestar en la salud de Sofía quien ahora a parte de lidiar con sus cadenas y la fuerte tensión entre ellos, tenía que soportar sentirse enferma. Cada día se sentía peor de cada forma posible, por un corto periodo de tiempo pensó que podría salir de su cautiverio, ahora había vuelto a creer que moriría en ese lugar.
El demonio había notado el deterioro en la salud de la chica pero su orgullo o quizás su culpa era tan grande que le impedía emitir palabra, lamentablemente para él la situación empeoró tan deprisa que en una de sus visitas encontró a la elfa tendida en el piso completamente colapsada por la fiebre
–Animalito… –la llama al verla inmóvil en el suelo pero no recibe respuesta– ¿animalito? –pregunta acercándose a ella preocupado y al tocarla puede notar el alto grado de la fiebre
Por unos segundos, Lukas permanece estático sin saber qué hacer, una parte de él está preocupado por ella y quiere ayudarla pero otra parte de él le dice que no haga nada, la fiebre acabara con su problema y ya no tendrá que preocuparse de que alguien descubra que ella está ahí. Finalmente y para su sorpresa, su lado bueno que creía inexistente prevalece en su decisión y sin pensarlo por más tiempo, libera a Sofía de sus ataduras y la toma entre sus brazos, subiendo las escaleras casi corriendo y dirigiéndose a su habitación para luego colocar a la chica sobre su cama.
–Piensa, piensa… ¿Qué se supone que haga? Yo no sé cuidar de una elfa… yo no sé cuidar de nadie, no debería estar haciendo esto –se regaña así mismo en su desesperación–
Un ruido saca a Lukas del debate consigo mismo, proviene de la planta baja, confundido por lo que pudiese ser, decide ir a investigar. Recorre sigilosamente la casa en dirección de donde cree que salió el ruido, en un principio no encuentra nada pero luego ve una sombra moverse, hay alguien en la casa y está en el sótano.
–Sal de ahí –grita en dirección de la sombra sin recibir respuesta– he dicho que salgas –exclama nuevamente molesto pero no sucede nada– sé que estas aquí, no me hagas encontrarte porque no saldrás vivo –amenaza mientras elimina cada obstáculo en su camino lanzándolo lejos de él– si eres tan valiente como para entrar a esta casa sin permiso, entonces debes serlo para dar la cara
Un destello de luz aparece de repente frente a él, revelando a una chica morena y cabello rizado con una expresión seria.
–¿Quién eres tú y que haces aquí? –se apresura a preguntar el demonio
–Vengo por mi amiga –se limita a decir
El silencio invade la habitación por unos minutos hasta que el demonio se decide a hablar
–¿Eres amiga de Sofía?
–¿Dónde está ella? –pregunta amenazante mostrando sus manos que ahora brillan y saltan chispas de ellas preparadas para dar un fuerte toque eléctrico
–Eres mágica –expresa para sí mismo en afirmación de lo que ve– ¡tú puedes ayudarla!
–¿Ayudarla? ¿Dónde está? ¿Qué le hiciste? –pregunta molesta a punto de lanzar su ataque
–Atácame si lo deseas, lo merezco –confiesa– pero si es tu amiga preferirás ayudarla primero… ven conmigo –se apresura a decir para inmediatamente caminar en dirección de la habitación con la maga tras de él.
Al llegar donde se encuentra la chica, el estado de esta asusta a América quien corre a su lado para abrazarla, luce demacrada, tiene mucha fiebre y en sus muñecas resaltan las profundas heridas causadas por las esposas que la mantenían prisionera. La condición de la elfa enfada a la hechicera, quien se levanta preparada para atacar al demonio, la furia se refleja en sus ojos y, sus manos se acumulan de energía soltando pequeños rayos, se acerca al oscuro que se mantiene inmóvil observándola
–Adelante, haz lo que tengas que hacer pero por favor, ayúdala –súplica de repente–
La sinceridad en sus palabras detienen a América quien se muestra confundida ante tal cambio, lo menos que podría esperar era que un demonio, el culpable de que su amiga estuviese en la condición en que está ahora, le suplicase que la ayudase.
La chica no respondió a las palabras de Lukas y simplemente respiro para calmarse, le dio la espalda y regresó junto a su amiga.
–Estarás bien, yo te sacaré de aquí –le susurro en el oído
Miugüir apareció del interior de su mochila y rápidamente buscó en él un hechizo que pudiese mejorar la condición de Sofía. Se apresuró a probar el primer encantamiento que encontró y creyó sería útil pero no obtuvo resultado, siguió buscando bajo la atenta mirada de Lukas que se mantenía de pie inmóvil en la entrada de la habitación.
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Editado: 26.07.2023