—Me dijiste que irías a buscar a tu novia. —Replico cuando veo que se estaciona en una de las empresas donde colabora mi padre. — ¿Qué hacemos aquí?
—Vine a traer a Hanny y a Lesly aquí en la mañana, no me preguntes porque, no lo sé.
—Como si fuese a preguntarte.
El ríe entre dientes bajando del coche. Unos minutos más tarde lo veo a él acercándose a dos chicas. Una tiene un vaquero ajustado con una blusa blanca, tiene una sonrisa de oreja a oreja cuando se acerca a mi amigo y la otra, se mantiene al margen al lado de su amiga, se aparta el mechón a cada nada porque el viento mueve su cabello. Ella mira a los lados y con la misma mano que aparto su cabello aplaca su vestido floral de manga larga para que no se levante y ella parece ni darse cuenta.
Aparto la mirada de ella cuando ambas se acercan a subirse al coche, saco mi móvil y me mantengo con la cabeza agachada cuando es ella la primera en entrar, llenando el coche de ese aroma a menta.
Cierro los ojos intentado centrarme y no girarme a mirarla.
Unos minutos más tarde nos detenemos en una tienda de ropa donde hay un treinta por ciento de descuento.
Bajo de primero para soltar todo el aire que estaba conteniendo y no sabía. Soy el primero en andar, escucho los pasos de ellos tras de mí pero me alejo todo lo que puedo de esa chica.
— ¡Ahí está! —Exclama la rubia pasando por mi lado, casi empujándome. — ¡Hanny, aquí esta!
La miro al lado de mi amigo. Ella está negando la cabeza, juzgándola con la mirada.
—Me alegra. ¿Nos vamos?
La rubia ahoga un grito, alarmada.
—Te dije que también ibas a comprarte ropa.
—No la necesito. ¡Tengo un montón, Lesly!
Sigo caminando mirando sin interés los vestidos todos rosados, morados, fucsia, azul claro y oscuros. Me giro al grupo, aburrido.
—…quiero llenar mi armario, ¿Tienes algún problema con eso?
—El no…pero yo sí. —Les digo llamando su atención. —Creo que ver tantos vestidos me están volviendo ser una princesi…
Me callo cuando chocan conmigo. Se apartan de mi asustado… o bueno, asustada. No era necesario ver de quien se trataba, era la única distraída que andaba en el pasillo.
—Auch. —Masculla. Luego sube la mirada y se sonroja un poco cuando me mira. —Lo siento.
La miro fijamente con una ligera sonrisa, asiento con la cabeza, apartándome de ella sin decirle nada. Siento su mirada en mi espalda, y necesito hacer un verdadero esfuerzo para no girarme a mirarla y hablarle. Sigo mirando los vestidos y uno verde chillón llama mi atención y no porque sea lindo, de hecho es todo lo contrario, es desagradable, ¿Cómo alguien puede ponerse un vestido asi?
Lo levanto, mi amigo me mira con una sonrisa de burla.
—Es patético. —Lo suelto como si quemara.
—Es precioso.
—Tienes un gusto lamentable. —Le digo, negando con la cabeza.
—No voy a ofenderme por eso. —Murmura la rubia, mirándome mal.
Resoplo, ignorándola. Llego al final del pasillo, entrando a otra sesión, casualmente de ropa interior. Camino por frente de ellos, ignorándolo pero un algo…O alguien, llama mi atención. Miro discretamente a mi amigo y está muy concentrado en su novia que le habla de no sé qué, sonrío y me acerco a la chica que esta agarrando calcetines de niñas.
Me quedo a un lado de ella que ni siquiera se da cuenta.
—Pensé que eras más madura que tu mejor amiga. —Hablo, causándole un respingo.
Ella me mira con una mueca.
—Solo me parecieron lindos. —Réplica, moviendo su bolsa donde hay muchos más.
— ¿Y por lindos compras una docena de ellas? —Pregunto divertido, recostándome en la pared.
Ella se sonroja un poco, apartando la mirada. Sonrío un poco, mirándola más seguido. Y más imaginándomela con esos lindos calcetines de orejitas.
—Pues…me han gustado.
—Sí, eso vi.
Ella se aleja de esa parte, caminando a donde sigue el pasillo. La sigo mirándola caminar, la reparo de arriba abajo, deleitándome con las vistas.
— ¿Qué haces en este pasillo? —Me pregunto. La miro al instante, pero aun me da la espalda, respiro con alivio al ver que no se ha dado cuenta.
—Es mejor que ver vestidos fluorescentes. —Le digo, detallando su espalda, deteniéndome en las curvas de su cintura. Aparto la mirada antes de que mi vista baje y ella me pille.
—Pero aquí están las ropas interiores. —Me dice, sigue caminando y decido ponerme a su lado, y eso lo hace peor, ya que estoy más cerca de ella, por lo que su aroma esta mucho más cerca de mí.
—Lo sé, por eso estoy aquí. —Le digo divertido, ella frunce el ceño y se sonroja. Suelto a reír suavemente. —Asi me imagino a Hannah Montana con eso puesto.
—Mientras yo tenga ese nombre deja de hacer ese chiste rancio—Se gira a mí, señalándome con el dedo y frunciendo mas el ceño. —Ya es la segunda vez y no me gusta.
Levanto las manos en señal de rendición, divertido.
—Bien, pues no me imaginaré a Hannah Montana con ropa interior. —Le digo, acercándome un paso a ella, que no da señales de darse cuenta.
—Sigues usando mi nombre, Max. —Protesta, aunque parece divertida.
Estuve a punto de dejar de sonreír cuando dice lo último, pero sigo fingiendo que no me he tensado cuando parece que ella no se da cuenta. Aunque te aseguro que cada musculo se ha tensado.
Sonrío un poco y seguimos caminando.
—Esa es la idea. —Murmuro.
Ella sonríe y niega con la cabeza, ajena a todo lo que yo estoy sintiendo.
Hannah vuelve a mirarme, pero no nos detenemos.
—Te están mirando extraño, ¿sabes? —Me dice en voz baja. —Estas en la zona de mujeres.
—Toda la tienda es de mujeres. —Me cruzo de brazos, mirando a mí alrededor.
—Pero estas en la intima. —Me dice señalando unas bragas amarillas de encaje bastante feas.
—Me deleitan las vistas. —Le digo, encogiendo de hombros. —Aunque justo esas no me gusta.