Luz y oscuridad (¡ Nueva Versión Muy Pronto!)

CUATRO (II PARTE)

Han pasado cuatro días, desde que se supo que iba a ser la criatura de mi hermano. Cuatro días en el que evito a mi padre, saliendo con Nicolle y Lesly para ver ropa de bebés, cunas, coches, corrales, etc.

Si ellas no me sacan de la casa, me la paso encerrada en mi habitación, hablando con Cris, quien ha estado viajando, aprovechándose del dinero de sus padres. Yo solo me la paso escuchando música mientras me hundo en la fosa del rechazo.

Le he contado a Cris lo que ha pasado y me ha dicho que es normal en mis amigos, ya que como persona cercana a ellos, el que no dijera nada, se lo tomaron mal, pensando que no confiaba en ellos u otras cosas, pero me ha dejado claro que mi padre no tiene una justificación, ya que sabia donde estaba y que hacía en aquella ciudad, así que no tiene ninguna razón por tratarme de esa manera.

He llegado a pensar que ha sido por no avisar y lo tome con sorpresa, pero reacciono demasiado negativo apenas me miro, y ni siquiera me ha dado un abrazo el tiempo que llevo aquí.

Mi hermano se pasa a mi habitación cada que puede para distraerme con cosas de su futura hija, mostrándome las primeras ecografías.

Otro detalle que se lo he contado a mi compañera de habitación, y que ha felicitado a mi hermano, aunque no se conozcan de absolutamente nada.

Me conto del cómo se entero, casi le da un infarto y como el terror se adueño de él, creándole inseguridades.

—Hubo un momento que… No quise tenerlo, me dio mucho miedo. Aunque tenía ilusión, —Me dice, acostado en mi cama.

—Nos cuidabas a Lesly y a mí, ¿Por qué tuviste miedo?

El suspira pesadamente.

—Por que no sabía cómo educar a alguien. Su educación saldrá de las manos de Nicolle y yo.  Ambos no sabemos cómo se hace.

Sonrío, abrazándolo.

—Nadie está preparado  para un hijo. —Aclaro. —Esto es una experiencia demasiado linda para ustedes dos. Si no saben, aprenden. Es cuestión de lógica y sentido común. Tu educación, entrégaselo a ese bebé.

Cuando salió de la habitación, me dejo en aquella soledad, en aquel silencio donde solo estamos mi mente  y yo.

Y no, no es una agradable combinación.

Tengo los auriculares puestos, si alguien me está llamando afuera, no me estoy enterando, y tampoco quiero hacerlo. Solo quiero estar en mi habitación, llena de de rechazos. Quiero ahogarme en la amargura que yo cause.

Irte no fue tu idea. Causar tristeza no fue tu culpa…

Trato de convencerme aunque no sea cierto.

Me paso las manos por la cara, mojando las palmas de mis manos con mis lágrimas.

Quiero apagar mi mente un ratito, no quiero sentir, no quiero llorar, solo quiero sonreír sin tener ninguna maldita culpa.

Mi habitación y mi casa siempre fue esa cueva en la que podía estar tan alejada de todos, ahora no, ahora siento que mi propia casa es esa cueva oscura, donde la caída, la debilidad me acecha en silencio, esperando algún descuido para atraparme de nuevo, para hacerme caer, para arrastrarme y torturarme con eso que yo tanto odio.

Quiero ser esa niña, la que recibía besos y abrazos cuando temía de los truenos, de los relámpagos, de la oscuridad. Quiero escuchar ese “Todo estará bien” de mi madre.

Pero ya no soy una niña, ahora tengo que hacerle frente a mis temores y problemas.

Quiero desaparecer para siempre, quiero que nadie tenga que preocuparse donde estoy, que nadie se mortifique por mí, me fui por dos razones: Porque no tenía opción, y porque quería protegerlos a todos.

Decir dónde estaría, sería el mismo problema, estando lejos o estando cerca. Aproveche ese viaje para no darle más carga a Bestia, no darle más trabajo a Dylan, y no angustiar a Demián.

Soy la que daba los problemas con el Señor Walker, no quería que vivieran de lio en lio por mi culpa. Ellos no tienen que cargar conmigo, no tienen que hacer nada por mí, y espero que algún día lo entiendan.

Decido salir de mi habitación, nadie está cerca, mas bien, creo que no hay nadie. Y puedo entenderlos. Mi llegada ha sido demasiado incomodo para muchos, o para todos.

Andrew, por lo que supe, se la pasaba aquí, y desde que aparecí, no lo he visto mucho. Lesly se pasa a mi habitación solo un rato, y luego se va a su casa, donde esta con Demián, el cual supongo que mi llegada no es que fuese de su gusto, ya que es mejor amigo del chico que deje tirado, al igual que Dylan, puede que después de todo lo que ellos dijeron de mi, una noche antes de mi partida, después de que hayan dicho tantas cosas lindas, dándome su confianza, ya no quieran hablarme.

En ellos, también esta Luke.

Voy hacia la cocina por un poco de agua. Desde que me desperté, no he salido de mi habitación. Mi hermano me trae el desayuno, y no me gusta que hagan eso, es como que si apoyaran el hecho de que me quede en mi habitación y no ver a nadie, o que nadie me vea a mí. Simplemente no digo nada y le agradezco la acción.

Vuelvo a pasarme los dedos por debajo de mis ojos, quitándome una lagrima que ha querido escapar.

Ya basta de llorar, sé que no soy bienvenida, pero ya estoy aquí, no puedo devolverme, porque primero, no se a donde ir.

Ahora que lo pienso. No puedo depender toda la vida de mi familia, del dinero de mis padres. Hace tiempo sí que intente ser independiente, y a mi madre no le gusto que haya trabajado en un bar. Pero ya eso se acabo, ya no quiero pedirle dinero a ella, ya no quiero una mesada. Quiero conseguir todo, que salga de mis manos.

Aprieto los labios, recordando cómo me ha tratado mi padre el día que me fui, hablándome como si yo no tuviera derecho de elegir, como si fuese menor de edad, que tuviera que hacer todo lo que mis padres me digan. Eso se acabó, soy mayor y nadie, ni siquiera él, pasara encima de mí.

Agarro mis llaves y me pongo una chaqueta, saliendo de casa.

Y justo mi salida tiene que coincidir con la llegada de Nicolle, mi hermano, Demián, Lesly, Dylan y…Bestia.




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