Luz y oscuridad (¡ Nueva Versión Muy Pronto!)

SIETE (II PARTE)

Me agarro un moño cuando son las seis y media de la tarde. Ayer me dieron el uniforme que usaré en el club. Me pinto los labios con brillo, y agarro mis pertenencias. Cuando salgo de mi habitación esta Adam y Nicolle haciéndose mimitos acostados en el sofá grande. Ambos paran cuando me mira, sorprendidos.

— ¿De qué me perdí? —Indaga mi hermano, levantándose.

Termino de bajar las escaleras con una sonrisa.

—Hoy es mi primer día de trabajo. —Respondo.

— ¿Y lo dices tan feliz? —Nicolle pone una mueca, mirándome. — ¿A quién le entusiasma ir a trabajar?

—Hannah es anormal—Le dice mi hermano en modo de explicación. Me pongo las manos en la cadera en forma de jarra.

Niego con la cabeza, mirándolos como se ríen de mí.

—Ya conozco a mis nuevos compañeros y no llegaré tan novata porque ya he trabajado en esto.

Adam me enarca una ceja en forma de desaprobación.

— ¿Trabajaras en un bar?

—En un club.

— ¿Cuál es la diferencia?

Sonrío, encaminándome a la puerta.

—Que es privada.

Niega con la cabeza con desaprobación pero no opina nada, solo me deja ir, pero antes de salir de casa, Adam me habla:

—Este trabajo no tiene nada que ver con que le hayas dicho a mi padre que no te pagara más nada ¿o sí?

Lo miro fijamente, no respondo, le doy la espalda y salgo de casa. No quiero dar explicaciones de nada y a nadie.

Luego de largos minutos, llego a la puerta del club. Aun esta el cartel de cerrado, faltan cinco minutos para que lo abran. Camino a paso apresurado hasta ver a Zoey y Jayd, suspirando.

—Mira quien ha llegado. —Jayd es el primero en verme con una sonrisa de oreja a oreja. —Tenía tiempo que no te veía. Estaba diciéndole a Zoey que te habías arrepentido, pero ya veo que no.

Zoey no sonríe, solo pone una mueca, cansada.

—Espero que estés preparada, hoy vendrá mucha gente. —Me dice la chica, quien ha estado mirando su móvil—He visto que muchos han hablado sobre ir a este club, y si, vienen hoy. Muchas personas, que cansancio.

— ¿Es normal?

Ella niega con la cabeza.

—No, normalmente viene gente fina bañada de dinero o personas de clase media. Pero hoy las entradas están súper bajadas de precio para eso mismo. Se hace siempre una vez al mes.

Me quejaría, pero la verdad es que el bar en el que trabajaba no se necesitaba entradas, podían entrar con libertad siempre que querías, así que se cómo manejarlo.

—Estaremos cerca si no sabes cómo hacerlo, ¿vale?

Asiento con la cabeza de todos modos, aunque ya lo sepa, igual soy nueva y puede que necesite ayuda. La vida llega a sorprender.

Los de seguridad empiezan a salir y el DJ, que hasta ese momento no había visto da señal de presencia apagando las luces y encendiendo las de Led. De un momento a otro veo a más de diez personas caminando de aquí y allá.

Y van aumentando. Y más, y más. ¿De dónde sale tanta gente? Sigo entregando cervezas, copas, recibo el dinero aquí y allá. Consigo a Zoey suspirando cansada.

Han pasado tres horas cuando el trabajo se vuelve pesado para los tres. Ya hay personas ebrias pidiendo más alcohol. Aunque quisiera decir que no debería beber más, tengo que ser profesional y dar lo que me pide. Estoy siendo rápida al atender a cinco personas a la vez. Y aparecen más y más chicas con amigas, con parejas, o un grupo.

Estoy agotada, demasiado.

Veo de reojo un chico rubio sentarse con una chica en sus piernas, comiéndose su boca. Sí, me he encontrado cosas como esas, y muchas peores.

Me acerco a ellos, incomoda.

—Bienvenidos, ¿Puedo servirles? —El rubio se separa de la boca de la chica y me mira.

—Dos cervezas. —Me pide antes de volver a girarse hacia la boca que lo recibe gustosa.

Me alejo de ellos rápidamente y entrego las cervezas a la vez que recibo el dinero.

—Yo te conozco. —Me dice el rubio cuando la chica se aleja de él como si nada. — ¿Cierto?

Niego con la cabeza.

—No, lo siento.

Y menos mal…

—Claro que sí. —El ríe entre dientes, dedicándome una mirada que me repugnó enseguida. —Eres la pequeña de Bestia.

Aprieto los labios y le doy la espalda. No logro ni siquiera tres pasos cuando me vuelve hablar.

— ¿Lo ves? Me le das saludos de parte de Mason. —Me dice. Me giro hacia el que me guiña el ojo antes de irse.

Niego con la cabeza antes de volver a las personas que están siendo atendidas por Zoey y Jayd. Hay dos chicas que están esperando pacientemente, sorprendentemente sobrias y me acerco a ellas.

— ¿Les sirvo algo?

—Una cerveza sin alcohol y Tequila con gotas de limón, por favor. —Me dice la morena con una sonrisa.

Asiento con la cabeza.

Busco la cerveza en la nevera y sirvo el tequila con su respectivo limón. Cuando me doy la espalda para entregarlo, Zoey se me atraviesa, mirándome.

— ¿Conoces al chico que está en la mesa número cinco? —Me pregunta de repente, dejándome confusa. —Me dio la impresión de que volteo a mirarte un poco bastante enojado.

Volteo a mirar y veo una cabellera negra y aunque no puedo detallar muy bien, se quién es. Y eso no es lo peor. Lo terrible es que está con una chica.

Las manos me tiemblan cuando me quedo mirándolo fijamente. Siento como si me dieran un golpe seco en el estomago quitándome la respiración. Y es eso, no puedo respirar.

Zoey me quita la copa y la botella de las manos y entrega el pedido a las chicas que le agradecen. La del cabello colorido vuelve a donde estoy yo y me mira apenada.

—Hannah, venga. Yo te cubro.

Mi primer día y ya tengo que estar dando lastima.

Me voy detrás hacia el pasillo que visite al ir a la oficina del jefe. Esta un baño para el personal y entro en el de dama, mareada y con ganas de vomitar. Y desgraciadamente no es por el alcohol.

Es mucho peor.




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