— ¡Es mío! —Chilla Nicolle, lanzándole un zapato a mi hermano en la espalda. — ¡Adam, eso es mío!
Mi hermano suelta la pequeña pelota de goma cuando siente el golpe, se gira a ver a mi cuñada sorprendido.
— ¿Qué…?
Me rio a carcajadas al ver su expresión.
—Te he dicho que es mío. —Nicolle agarra la pelota del suelo con dificultad, ya que su barriga no la deja. Y claro, no le pedirá a mi hermano que se lo de.
Bestia, Demián, Dylan y Lesly ven la escena como si de una telenovela se tratase. Lesly se ríe sonoramente junto con Dylan, Demián solo los mira divertido y Bestia los juzga con la mirada.
—Recuérdenme siempre usar gorrito con Alanna. —Dice Dylan entre risas.
Mi hermano lo mira con el ceño fruncido, molesto.
—Sí, claro. Avísanos cuando vayas a intercambiar fluidos. —Masculla Adam, poniendo los ojos en blanco.
Hoy decidieron pasar la tarde en el piso porque Nicolle lo pidió y porque nosotras—Lesly y yo—no podemos salir. Al despertar me sorprendió mucho ver a todos reunidos, y lo cierto es que me molesto muchísimo.
Y fue porque dormí en el sofá y ellos hicieron ruido.
Luego discutí con Bestia hasta más no poder.
— ¿Qué haces dormida en el sofá?
—No tengo habitación en este piso. —Le recuerdo.
—Esta mi habitación.
Suelto a reír como si del mejor chiste se tratase.
— ¿Estás loco? No puedo entrar a esa habitación.
El frunció el ceño, confuso.
— ¿Por qué no?
—No pienso dormir en una cama donde otras tantas han dormido, y han hecho cosas peores que dormir.
Bestia me fulmino con la mirada, pero no me importo en lo más mínimo. Podría intimidar a cualquier persona, pero a mí no, conmigo no funciona. No aparte la mirada hasta que el suspiro.
—No he hecho nada en esa habitación, casi ni he entrado a ella, Hannah. —Me dice, negando con la cabeza. —Puedes usarla siempre que quieras.
Y desde ahí, todos nos reunimos en el salón. Los que nombre anteriormente ocupan el sofá en el que estaba dormida, yo uso uno individual al igual que mi hermano, quien tenía a Nicolle en sus piernas,
Peero todo cambio cuando mi cuñada sostenía una pelota de goma que le recomendaron para desestresarse y mi hermano la tomo por curiosidad, la cosa es que mi cuñada se altero por tomar sus cosas sin permiso, pero mi hermano, en vez de entregárselo, quiso provocarla.
Y las consecuencias fue ganarse un zapato en la espalda, no he parado de reír al igual que Lesly y Dylan.
—Bien, ¿Cómo hará Hanny para ir a su trabajo? —Pregunta mi hermano, intentando desviar el tema de el hacia mí.
Dejo de reír al instante, frunciendo el ceño.
— ¿Eh?
—Hoy es viernes, ¿No tienes que ir a trabajar?
¿Espera que? ¿Es viernes?
— ¿Es viernes? ¿Ya? ¿Tan pronto?
—Alguien ha estado un poco perdida.
Nicolle enarca una ceja, mirándome divertida.
— ¿Un poco?
Tomo mi móvil y veo el fondo de pantalla con la hora y la fecha.
—Ah…vale, sí que es viernes. —Pongo una mueca, dejándolo en la mesita de café que está en el centro. — ¿Podrías llevarme a casa?
Dylan estaba a punto de meterse una galleta que había traído Nicolle a la boca, hasta que lo mire. Frunció el ceño, bajo la galleta y cerro la boca, mirándome.
— ¿Por qué yo?
—Porque quiero que me lleves. —Me encojo de hombros. —Tengo el uniforme en casa.
—Dile a Bestia que lo haga.
Intento no girarme hacia el chico, solo miro a Dylan, fingiendo normalidad.
—El no puede llevarme. —Respondo.
— ¿Por qué no? —Contengo la respiración por un breve momento, antes de mirar al que acaba de hablarme, quien tiene el ceño fruncido.
— ¿Puedes? —Pregunto, intentando aparentar indiferencia. —No quisiera molestarte.
Dylan me mira, enarcando una ceja.
— ¿Y a mi si?
—Te tengo más confianza. —Le digo, sonriendo como un angelito. —O si no puedes, puede llevarme Demián, si es que puede.
El ultimo, que estaba hablando con mi mejor amiga se gira hacia a mí.
—No tengo ningún problema.
—Espera… ¿A ellos si les tienes confianza? —Repite el pelinegro, y para mi sorpresa, parece ofendido. — ¿Y eso que diablos significa?
—Oh, mhm…
—Que a ti no, idiota. —Responde Nicolle por mí.
Bestia la ignora, solo me mira a mí con el ceño fruncido profundamente, a este punto, la causaré una arruga en esa zona.
—Vale, entiendo. —Dice finalmente, apartando la mirada.
¿Estuvo bien decir aquello? Está claro que no, pero tuve que decirlo porque no soportaría estar con el chico en un coche solo nosotros dos, donde siempre hay tensión por cualquier cosa que digamos. Asi que no, no podía aceptar que me llevara a casa.
Lo mire de reojo con los labios apretados arrepentida, pero para mí estuvo bien decirlo.
Escucho el largo suspiro de Dylan cuando se levanta, me hace una seña y me levanto, yendo a por mi bolso.
— ¿Qué haces? El coche esta abajo.
—No dejare mi bolso, donde tengo mis cosas. —Aclaro, dándoles la espalda de nuevo.
—No hace falta, solo traeras tu uniforme y lo que necesites para ir al trabajo, tienes que seguir aquí hasta que esto se solucione.
Me giro a mirarlo, apretando los labios, luego sin poder evitarlo, clavo la mirada en Bestia, quien no nos mira pero si escucha todo.
— ¿Tengo que seguir quedándome aquí? —Pregunto.
Bestia me mira de vuelta, y no me esperaba la mirada que me dedico, malicioso. Vaya, se lo pasara en grande mientras me tenga aquí.
***
— ¿Qué fue eso? —Me pregunta Dylan, conduciendo con la mirada en frente.
— ¿Qué?
Dylan me dedica una mirada fugaz.
—Sabes de lo que hablo.
Hice como si me lo pensara.
—No, no sé de lo que me hablas.