Luz y oscuridad (¡ Nueva Versión Muy Pronto!)

QUINCE (II PARTE)

Me despierto en la mañana, con mi cabello esparcido por la almohada, estoy demasiado cansada como para querer levantarme de la cama, es como si tuviera pegamento en ella.

Estiro mi brazo, pegándole a alguien en la cara, no tarda en protestar, apartando mi mano con suavidad.

— ¿Quién eres y por qué estas durmiendo conmigo? —Mascullo con la cabeza metida en la almohada.

—Para empezar, fuiste tú quien me encerró aquí anoche. —Me sueltan, haciéndome reír. —Y para terminar, buenos días.

Anoche, nunca había dormido tan bien después de una noche de esas.

—No recuerdo tu nombre.

—Me llamo el amor de tu vida, mucho gusto. —Con una sonrisa, me giro a verlo. Recién despierto se ve todavía más atractivo.

— ¿Qué haces todavía en la cama? Yo pensé que te habías ido.

—Es relajante verte dormir. —Se encoge de hombros sin caer en mis provocaciones.

— ¿Hace mucho que estas despierto? —Pregunto, quedando boca arriba.

Niega con la cabeza.

—Voy a ducharme. —Le digo, me llevo unas de las sabanas para taparme.

Frunce el ceño, mirándome.

—No hueles mal.

—No, pero estoy sucia y anoche no me bañe.

— ¿Por qué? —Me pregunta inocentemente con una sonrisa.

Lo miro con mala cara.

—Voltéate. —Le pido, buscando una toalla o algo de ropa.

— ¿Para qué?

—Me voy a cambiar, voltéate— Vuelvo a pedir, esperando, pero no lo hace.

—Si ya te vi todo. —Me dice, acomodándose más en la cama sin apartar la mirada de mí. —No tiene sentido.

—Si lo tiene, quiero privacidad.

—Anoche no la querías tanto. —Me recuerda lo que ya se.

Me sonrojo notablemente, haciendo que se ría. Finalmente se pone una almohada en la cara y yo me apresuro a ponerme la toalla.

El se la quita mientras yo me peino el cabello con un cepillo que he encontrado, cuando me giro a verlo, ya tiene el pantalón puesto.

—Vengo por ti en media hora. —Me dice, dejándome un beso en los labios.

Asiento con la cabeza, el cierra la puerta mientras va poniéndose la playera.

Salgo de la habitación, no hay nadie asi que me adentro en el cuarto de baños del pasillo.

Veinte minutos después bajo a la cocina donde están todos desayunando, Lesly es quien nota mi presencia y me tiende dos platos con tocinos y huevo frito.

— ¿Y Bestia? —Me pregunta, mirando a mis espaldas.

Antes de que me puedan quitar el plato, paso el desayuno que se supone que era de el al mío.

—Tuvo que salir apenas despertó. —Digo, dando un bocado al tocino.

Lesly me mira fijamente, Demián solo come ignorándome.

— ¿Te cuidaste? —Me pregunta Lesly, sin importarle que su novio este a un lado.

—Lesly. —La llama su novio. —Eso es privado.

— ¿Sí o no? —Lo ignora, esperando mi respuesta.

Niego con la cabeza ligeramente. No voy a preguntar cómo lo saben porque sé que pasare la mayor vergüenza.

Ella me tiende una pequeña pastilla blanca. La miro, ella me está sonriendo.

—Lo sabía.

—Deja tus juegos mentales conmigo. —Me quejo.

Termino de comer esperando que el pelinegro venga por mí, no falta mucho.

Los dos novios están en la sala viendo televisión y yo estoy en mi móvil aun en la cocina, no me he movido de mi sitio.

 

Pasan los minutos cuando escucho el timbre, es Lesly quien abre y cierra la puerta, en ese momento aparece Bestia con una media sonrisa cuando me da un beso en los labios.

— ¿Ya estas lista? —Me pregunta, tomando mi mano.

Asiento con la cabeza, dejando que él me lleve.

Lesly y Demián ya se están subiendo en su coche y yo me subo en el del pelinegro, lo primero que hago es ponerme el cinturón para no volver a pasar la mayor vergüenza.

Hay silencio en todo el camino, siempre ha sido innecesario. Estaciona frente al edificio, bajando del coche, yo también lo hago, encontrándome de frente con Bestia, quien niega con la cabeza.

— ¿Nunca me dejaras ser un caballero? —Inquiere con una ceja enarcada.

Sonrío ampliamente, pasando por su lado.

—Siempre seré una dama independiente. —Le contesto, siguiendo al ascensor.

Lesly y Demián están en sus habitaciones, mientras que yo me lanzo en el sofá, Max me sigue, sentándose poniendo mis pies en su regazo. Nos quedamos en silencio, el toma el mando pasando los canales en el televisor hasta encontrar una película.

Yo sigo cansada desde anoche y siento que mis ojos se cierran, pero me obligo a mantenerlos abiertos. El tiene el ceño fruncido mirando una película de acción, mientras que yo estoy inquieta.

— ¿Me dejas maquillarte?

El me mira con una ceja enarcada, niega con la cabeza.

— ¿Te has vuelto loca?

—Mi modelo está en su habitación con su novio y no quiero molestarla, pero ahora estás tú. —Le digo con una sonrisa. —Será rápido, asi aprendo.

— ¿Y por qué nosotros no vamos a la habitación? —Sugiere con una mirada maliciosa. —Es mejor que maquillar, y nos beneficia a los dos.

— ¿Qué beneficios me da? Cuando vaya a salir de fiesta no sé cómo voy a maquillarme. —Me quejo cruzando los brazos.

—No necesitas maquillarte, al natural te ves preciosa. —Me dice con una sonrisa.

Pongo los ojos en blanco, aunque lo cierto es que me he sonrojado. Su sonrisa se amplía más.

—Bueno, ¿Te dejaras maquillar o no?

—No.

Pongo mala cara, haciendo que sonría ligeramente.

La película se acaba y ambos salimos a comprar las cosas para el almuerzo, algo lo tiene pensativo, pero decido no preguntar, siempre me dice las cosas a su tiempo asi que esto no es la excepción.

Compramos carne molida, spaguettis, salsa de tomate, jugo de naranja y limón. Cuando llegamos al piso, nos encontramos con Demián y Lesly, cada uno ignorándose mutuamente. Dejamos las bolsas frente a ellos, el ánimo de Lesly cambia cuando ve lo que traemos y es ella la que se entretiene cocinando, la ayudo en algunas cosas pero ella prefiere hacer las cosas ella sola.




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