Luz y oscuridad (¡ Nueva Versión Muy Pronto!)

DIECISÉIS (II PARTE)

Suspiro por enésima vez mirando el delineado dorado que le hice a Bestia en su ojo izquierdo. El tiene los ojos cerrados con el ceño fruncido. El del ojo derecho salió perfecto pero el ojo izquierdo…mhm…bueno, es un desastre, lo quito, lo hago y lo quito de nuevo dejándole la zona roja, el no se quejado ni un poco y le pregunto muchas veces si ha sentido la sensación de ardor, a lo que se niega.

Sigo concentrada en mi deber, hasta que en el intento número ocho, me sale similar al ojo derecho, aunque si lo detallas demasiado, pero demasiado bien sabrás que tiene una pequeña diferencia, pero si solo miras el delineado dorado están perfectas.

Le pinto los labios de rojo pasión y brillo para dejárselos brillantes, no fue mucho lo que le hice para que no me cueste quitárselo.

Le pongo el espejo en la cara, pidiendo su opinión.

— ¿Qué quieres que te diga? ¿Qué me parezco a Megan Fox?

Pongo los ojos en blanco.

—Ni te lo creas tanto, solo eres Maximiliano, Alias Bestia, mi modelo para aprender a maquillar como una profesional. —Le digo, guardando mis maquillajes.

— ¿Solo eso? ¿En serio?

—Tuve que rogarte quince veces para que te dejaras. —Me quejo. —Merezco a que al menos me dejes tomarte una foto por el maquillaje de veinte minutos.

—No.

Hago el ademan de hablar, pero escuchamos pasos afuera, la habitación de Maximiliano es la última, asi que eso significa de que vienen acá.

Ambos entramos en crisis—yo mas exageradamente—, guardo mi maquillaje debajo de la cama, me subo encima de Max dejándolo sorprendido y cuando Demián abre la puerta sin tocar, tapo la cara del pelinegro con mi cabello mientras estampo mis labios con los suyos.

—La comi…—Se interrumpe, escucho que sale de nuevo, cerrando la puerta al instante. —La comida esta lista.

— ¿No te enseñaron a tocar la puerta? —Pregunta Bestia, sonriendo.

No responden, por lo que se que el pobre chico se ha ido.

—Vale, mejor te limpio. —Murmuro, tomando de nuevo mi bolsa sacando las toallitas del desmaquillador.

Hago el ademán de ir a por la bolsa pero él me jala del brazo para volver a besarme, lo recibo con gusto pero en un movimiento lo tengo encima de mí, metiendo la mano bajo mi camiseta, se detiene con una sonrisa cuando empiezo a reírme como una histérica.

—Lo siento, es que no puedo tomarte en serio si tienes maquillaje. —Le digo, irritándolo.

Le quito primero el delineador, el cual me cuesta un poco porque queda su cara escarchada. Al tenerlo listo, el me interrumpe besándome de nuevo.

Pega mi abdomen con el suyo, apretándome contra él.

—Tengo hambre.

—Yo igual…

—No de eso—Le manoteo el hombro, quitándole el labia con otra toallita.

El ríe suavemente, pasando el pulgar en la comisura de mis labios.

Me veo en el espejo y tengo mis labios de rojo, me paso la toalla quitándomelo yo también.

—Venga, a comer. —Le digo quitándome de encima.

***

Me lanzo en el sofá al lado de Maximiliano quien tiene el ceño fruncido mirando su móvil. Lesly se esta alistando en su habitación mientras yo la espero.

La camisa de botones que tiene el chico me llama la atención y me devuelvo meses atrás donde le compre una gris con un vaquero negro, me siento bastante bien cuando yo también uso el vestido plateado brillante que él me escogió junto con los tacones que hace juego.

Sonrío disimuladamente. Me puse el vestido inconscientemente, no recordaba el acuerdo pero ahora que sí, me siento orgullosa de ello.

Echo la cabeza hacia atrás suspirando con los ojos cerrados, no tardo en sonreír cuando me besa el cuello.

— ¿Segura que quieres ir a esa fiesta? —Me pregunta con voz ronca.

Rio suavemente, acariciándole las mejillas.

—Aunque no beberé alcohol, si quiero ir. —Le dijo, alejándome un poco.

El se separa resoplando, desde que Demián y Lesly dieron la idea no ha dejado de poner mala cara, y lo entiendo, no es que sea un chico de soportar estar en un lugar por tanto tiempo con tanta gente sudorosa a su alrededor.

Estamos esperando a los chicos, solo aparece Demián con cara de impaciente, por lo que me deja claro que hace rato está listo pero está esperando a mi amiga. Unos minutos más tarde ella sale con una falda negra de cuero tiro alto que le queda perfecta ajustadose como una segunda piel y top negro también resaltando su color de piel y cabello rubio.

Solo uno llevara un coche y será el pelinegro quien manejara conmigo en el asiento copiloto mientras escuchamos besos innecesariamente ruidosos en los asientos traseros. Pongo una mueca y el pelinegro pone los ojos en blanco cada cinco segundos.

No he dejado de repasarlo de arriba abajo aprovechándome de que esta tan concentrado en su deber que…

El frena bruscamente cuando un coche se le atraviesa y yo he cometido el grave error de no haberme puesto el cinturón de seguridad, casi espero mi nariz ensangrentada pero no, ya que Maximiliano pone su brazo en mis hombros antes de que pueda aterrizar la cara con la luneta.

El voltea  a mirarme y encojo un poco en mi asiento cuando veo la mirada asesina que me dedica. Sin apartar la mirada tomo el cinturón de seguridad y me lo coloco bajo su atenta mirada.

— ¿Cuándo será el puto día que te pongas el cinturón, Hannah? —Sisea, frunciéndome el ceño. — ¿Si te das cuenta que podrías haber salido lastimada?

—Es que se me olvida…

—Tienes que estar atenta, joder…—Me dice volviendo acelerar. —Si no te cuidas tu misma no podrá hacerlo nadie más porque yo no durare toda la vida.

Los novios dejan de besarse y se sientan normales en sus asientos, mirándose entre sí por la tensión.

Sigue conduciendo con la velocidad de hace unos segundos y el enojo me toma por estar ofendida de que me haya regañado.

—Me riñes el que no use el cinturón de seguridad y por andar en esa velocidad casi chocamos. —Le digo mirándolo de reojo, rencorosa. —No tienes moral para decirme nada.




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