FINAL
CINCO MESES DESPUES:
— ¡¿Qué?! —Exclamo alarmada.
Lesly ríe a carcajada mientras mese a mi hijo que se está durmiendo.
Llevo toda la mañana nerviosa, con mareos, ganas de vomitar, tembladera y mi corazón no se calma desde que desperté al lado de mi prometido y desde que salió del departamento he sido un manojo de nervios.
—Dale tiempo, le quedan diez minutos para que llegue—Interviene Cris, pasándose el brillo labial.
Mi hijo empieza a llorar, Lesly me lo da haciendo que se calme de inmediato cuando le doy el biberón. Este empieza a jugar con mi cabello mientras le sostengo el termito, mira a mis amigas sin mucho interés mientras va cerrando sus ojitos poco a poco.
Yo estoy lista desde hace media hora, pero estaba esperando que viniera Alex y mi hermano a buscarme, pero al parecer están con Maximiliano porque empezó a comer compulsivamente y se mancho el traje, arruinándolo todo. Yo confiaba en él, y termino siendo peor que yo.
—La chica que lo alistó a él...
— ¿Cómo que la chica que lo alistó? —Pregunto, interrumpiendo a Zoey, frunciendo el ceño. — ¿Qué chica? ¿A caso el no tiene mano ni brazo para alistarse solito? Es que...
Marco su número hasta que Lesly me lo quita con una sonrisa divertida.
—Aquiétate fiera, es Nicolle—Me dice ella, llenándome el cuerpo de alivio. —Es quien ha estado de un lado a otro ayudándolo.
Asiento con la cabeza, respirando hondo.
—Ah, sí, ella. Siempre se me olvida su nombre—Opina Zoey, sonriéndome.
—Casi haces que me dé un infarto.
—Alex y Adam ya están abajo—Avisa Cris, levantándose de la cama.
Lesly vuelve a cargar a mi hijo esta vez dormido mientras yo me reparo. Tengo el cabello recogido en un moño alto que el cabello cubre mi espalda, no tengo un vestido de boda como cualquiera lo soñaría, solo tengo un top blanco de tirantes plateadas y la falda me llega a los muslos, mis sandalias son plateadas brillantes con las trenzas cruzadas subiéndome a la rodillas, y el velo me llega al borde de la falda, cubriéndome también la espalda.
Las chicas y yo bajamos las escaleras encontrándonos con el padre de mi prometido y mi hermano.
—Que humilde—Comenta mi hermano. —Te luce la sencillez.
Sonrío cuando viene a darme un beso en la frente, me da espacio para ir y abrazar a Alex que me mira con orgullo en sus ojos.
—Estas muy linda, yerna. —Me corresponde el abrazo, me hago un lado cuando el pequeño Lee empieza a llorar—Este campeón está bien guapo también.
Él lo alza, haciendo que mi hijo deje de llorar y le sonría.
— ¿Qué fue lo que hizo tu hijo? —Pregunto, cruzándome de brazos.
El suspira y deja la cabeza de su nieto en el hombro, él se chupa los dedos mirándome y llenando de baba el traje de su abuelo, cosa que al último no parece importarle demasiado. Le doy la tela a Alex y se lo coloca, dejando que mi hijo llene de baba la tela y no el traje.
—Nadie le decía que hacías, o si ya estabas lista, o si lo ibas a dejar plantado. Nicolle quiso quitarle lo que estaba comiendo pero ambos forcejearon y la salsa cayó en la camisa, y era blanca.
Suspiro, negando con la cabeza.
—Y yo pensando que era el que tenia autocontrol—Murmuro.
Nos vamos en la limusina que pagó la empresa y nos subimos todos, Lesly tiene a mi hijo de nuevo en sus piernas. La limusina no es tan rápida que digamos, asi que nos llevamos unos largos minutos para llegar.
— ¿Por qué decidieron hacerlo en una playa?
—Digamos que tiene su valor. —Respondo—Además, nuestro lugar queda más lejos, pero decidimos hacerlo en esta porque tiene su hotel.
Unos minutos más tarde, todos bajan menos yo. Mi hermano se queda conmigo dentro de la limusina y me mira, sonriéndome.
—Si el chico perfecto se convierte en una bestia, siempre puedes volver a casa. —Murmura— ¿Lo sabes verdad?
Asiento con la cabeza, retorciéndome los dedos.
—Fue una bestia y demostró lo contrario.
El asiente con la cabeza y salimos de la limusina, miro todo a mí alrededor, mirando la hermosa decoración, todo, absolutamente todo esta precioso, nos tomó tiempo, dinero, nos costó trabajo pero al final estamos aquí.
Mi hermano y yo quedamos al inicio del camino que me lleva al altar, y entonces lo veo a él, pasándose las manos por el cabello, por la cara, rascándose la nuca, pasando el peso del pies al otro, y todo en menos de cinco minutos. Sonrío divertida cuando se le ve bastante nervioso, y como si sintiera mi presencia, gira hacia mí, reparándome de arriba abajo desde la poca distancia.
Mi corazón late desenfrenado, solo tuvo diez minutos de calma, de descanso, porque cuando nos aproximábamos al lugar, me latía tan fuerte que pensé que iba a darme un ataque.
Mi hermano me lleva hacia el pelinegro, bajo la mirada de todos los invitados, el camino con pétalos de rosas, mis madrinas, Lesly, Cris y Nicolle ya están en su lugar y me miran. Aprieto el ramo que no sé en qué momento lo tomé, veo hacia los demás y veo a mi bebé en los brazos de mi mamá.
—No te detengas. —Susurra mi hermano.
Camino de nuevo sintiendo mis pasos pesados, el camino largo llegando a desesperarme.
—Tengo ganas de vomitar.
—Hazlo después, no te humilles, y no hagas que tu novio se cambie de ropa de nuevo.
Respiro hondo cuando mi hermano me deja frente a mi prometido y no me pregunten en qué momento porque no lo sé, solo sé que lo estoy mirando tan fijamente como él a mí.
—Dejo en tus manos al ser más valioso que a parte de mi hija, la vida me ha regalado—Le dice mi hermano a Max. —Dejo en tus manos a una mujer echa de cristal, y si alguna vez llega a quebrarse, solo una grieta, vendré a buscarla.
—Tu hermana está en buenas manos conmigo.
—La paso mal por idiotas, no seas parte de ellos.
Se dan la mano y él me da un beso en la frente, dejándome frente al chico con quien compartiré el resto de mi vida como una familia, una que hace dos años pensé que no iba a tener, aunque fuese mi sueño. Estuve con la persona equivocada por un largo tiempo que esa ilusión se quebró.