Luz y oscuridad (¡ Nueva Versión Muy Pronto!)

EPILOGO

DOS AÑOS DESPUES:

Miro hacia atrás y pongo una mueca cuando no veo a ninguno de mi familia, y cuando digo ninguno, joder...es nadie, absolutamente nadie, y solo queda una fila antes de mí.

La única que está conmigo es Lesly, y es porque estudiaba conmigo, y obligadamente tiene que venir.

—No veo a los demás. —Ella también se voltea y busca, pero consigue lo mismo que yo.

—Ya deben venir.

Asiento con la cabeza cuando las diez personas que estaban frente a nosotras solo quedan cinco.

Siguen nombrando gente y siguen aplaudiendo, los otros graduados reciben su titulo, su medalla, su familia, respiro hondo cuando es el turno de nuestra fila, caminamos en columna y un chico es quien recibe su titulo primero.

El corazón empieza a latirme con rapidez cuando voy subiendo de escalón, hasta que llego al primero.

—Hannah Jones—Me llaman, entonces aparte de los aplausos, una voz de niño grita.

— ¡MAMI! —Exclama Emiliano en uno de los primeros puestos donde esta toda mi familia. — ¡MAMI!

Ellos alzan la mano en saludo y mi sonrisa se ensancha, recibo el titulo bajo la mirada de mi familia, me colocan la medalla bajo la mirada de mi hijo que sigue gritando lo mismo, y me toman la foto con el director de la Universidad.

Bajo del escenario y me siento en los puestos anteriores, mi mirada cae en la de mi familia ahora que están aquí, Emiliano esta en las piernas de su abuela y este le dice algo al papá que lo hace reír y se chocan la mano.

Llega el turno de mi amiga en la que se escucha la voz de Emiliano gritar de nuevo.

— ¡TIA! ¡TIA! ¡TIA!

Rio divertida y aplaudo cuando ella recibe lo mismo que yo, baja del escenario y se sienta en su asiento anterior. Seguimos aplaudiendo a los siguientes hasta que los directivos se posan al borde del escenario con las manos hacia delante entrelazadas.

Todos los graduandos nos ponemos de pies y nos quitemos el birrete. Hacemos las cuentas regresivas con lentitud y con una felicidad inmensa, lanzamos hacia arriba los birretes negros. Todos empezamos abrazarnos, pero en especial abrazo a Lesly con una amplia sonrisa.

— ¡Lo logramos amiga! —Exclama ella, abrazándome más fuerte.

Mis compañeros se unen al brazo, nos llenamos de felicitaciones, los profesores también bajan y nos felicitan, los familiares de nuestros compañeros igual hasta que las dos nos acercamos a nuestra familia que ha estado alejada por el montón de gente. Emiliano es quien viene a mí corriendo, me agacho y abro mis brazos, sus bracitos envuelven mi cuello y no puedo evitar cargarlo aunque no le guste, pero no se queja en absoluto.

Mi amiga se acerca con una sonrisa y Emiliano hace lo mismo, con la diferencia de que ella se queda agachada abrazándolo y llega a mi lado con él, tomados de la mano. Me pide que lo cargue y lo hago, entonces empieza a darme besitos por toda la cara, haciéndome sonreír. Mi mamá me da un beso en la mejilla felicitándome al igual que Alanna y Cris. Mi hermano me abraza diciéndome que está orgulloso de mi, Demián también me felicita igual que Dylan que lo hace un poco incomodo, mi jefe, Thomas se acerca a mí con Alex, que igual me felicitan y que están muy feliz por mí. Jayd y Zoey solo me abrazan felicitándome, hasta que por ultimo esta mi chico mirándome un poco alejado del montón de gente como siempre. Él se acerca a mí, y sonrío cuando me da un beso en los labios.

—Estoy muy orgulloso de ti, Hannah— Sigue besándome, entonces otros labios están en mi mejilla.

Sonrío cuando es Emiliano imitando al papá, a quien también le da un besito en la mejilla. Max le sonríe devolviéndole el beso.

Salimos del recinto todos juntos y nos vamos en coche. Llegamos a la mansión, desde que nos mudamos todos quedaron enamorados y ahora este es nuestro punto de hacer fiestas. Ya hasta el portero los conoce.

Le coloco el cinturón a Emiliano en el asiento trasero y apenas Maximiliano acelera cuando el ya se queda dormido. El pelinegro empezó a cuidar su forma de manejar desde que nació Emiliano, pero aun así hace imprudencias donde el mismo se riñe mentalmente.

Llegamos minutos más tarde en los que el portero ni se molesta en preguntar quienes somos porque tiene la obligación de aprenderse las placas de los coches y porque ninguno de los vecinos llega en conjunto de tres coches más.

Estacionamos frente a mi casa y bajamos del coche, cargo a Emiliano en mis brazos pero se despierta, igual sigue con su cabeza apoyada en mi hombro mirando a los demás.

Maximiliano es quien abre la puerta, todos se van hacia la piscina como siempre que está en el patio trasero y yo subo las escaleras.

—Tengo hambre—Me dice Emiliano, tocándose la pancita.

—Ya bajaremos a comer.

Asiente ligeramente con la cabeza.

Lo dejo sentado en mi cama y me quito el traje de graduación para dejar ver el vestido morado brillante que me queda por los muslos con mis tacones que hacen juego que me sube la trenza hasta la rodilla. Me dejo caer el cabello hacia atrás, mientras que el juega con el mando de la televisión. Me retoco el maquillaje y me echo perfume.

— ¿Listo?

El asiente con la cabeza y extiende sus bracitos.

Bajamos las escaleras y nos conseguimos a Maximiliano en la mitad de ella, ambos nos detenemos, el me mira de arriba abajo y se relame los labios cuando vuelve a mi mirada.

Carraspea antes de fruncir el ceño.

—Te están esperando para cenar. —Dice después de haberse quedado en silencio.

Sonrío maliciosamente cuando paso frente a él, le doy un beso en los labios y le doy la espalda, pero me doy un respingo cuando me palmea más debajo de la espalda.

Lo miro con los ojos abiertos, pero él pasa frente a mí, guiñándome el ojo.

Trago saliva antes de salir al patio cuando Emiliano insiste en que tiene hambre. Maximiliano está sentado en el inicio de la mesa con sus manos entrelazadas en su barbilla, a su lado tiene la silla vacía y la de Emiliano que se apoya con las rodillas para alcanzar en la mesa.




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