Luz y Tormenta

[CAPÍTULO 20]

Deryl Hernández  

No llevábamos ni la mitad de la película y ya estaba lo suficientemente asqueada armando teorías en la cabeza. Por un momento pensé que sería de esas películas donde todos salen espantados y nunca se ve algo llamativo. Pero esta película era todo lo contrario, le hacía honor a su categoría “suspenso”. Pero algo que deben advertir es la mayoría de edad, y no por el sexo, más bien los temas que se tocan… En fin, ¿Por qué estamos viendo esto?  

—Joder… —Exclama, Matt—. Yo sabía que era el de internet.  

—Yo lo pensé cuando no prendía la cámara —contestó  

—Pero era más obvio el de la fiesta, cómo la trato. O sea también pudo ser él —prosigue Melanie con desespero—. Es que sólo a ella se le ocurre ir con un desconocido.  

—La mejor amiga le dijo que eso era raro. —Las manos de Christian me aprietan contra él—. Y mira, ella por no romper una promesa también se arriesgó. Término de la peor manera por un cabrón enfermo.  

—Pondré otra, estoy asqueado con esto. —Matt apunta al televisor y busca más películas en todas las categorías—. ¿Les parece Step Up?  

—Por mi, bien. —Giró sobre el sillón quedando boca arriba. 

A mi lado estaba Christian acostado de lado. Su mano acariciaba mis piernas con delicadeza, ni siquiera me veía, sólo me acariciaba.  

—Bien —habla Matt volviéndose a recostar junto con mi hermana.  

—Amo tus piernas —susurra Christian en mi oído—. Son tan suaves… 

El escalofrío se hizo presente en mi cuerpo.  

—¿Estarás así toda la noche? —Susurro tratando de no sonar nerviosa.  

—Lo suficiente. —Aprieta mis muslos—. Hasta el día que tu piel deje de sentir descargas cada que hago esto —ríe en mi oreja.

Él sabía lo que causaba y yo detesto ser tan obvia con su tacto 

— Mira la película.  

La película pasaba y era difícil concentrarse. Esta era mi culpa por acostarme con él sin nada cubriendo mis piernas y con mi trasero expuesto para él. Aunque en verdad esa era mi intención totalmente, me causa algo cada que lo veo fascinado con mi piel. Es cómo un poder que sólo él quiere darme, pero también salgo perdiendo en este juego pues yo quedaba con ganas de que tocara un poco más, sólo un poco.  

—Melanie ya se durmió. —Detengo la mano de Christian para que Matt no lo vea—. Iré a dejarla a la cama, ustedes disfruten de la película. Todavía hay botana en la cocina —explica antes de cargar a Melanie en sus brazos—. Buenas noches.  

—Buenas noches —decimos al unisón para verlo desaparecer de la sala.  

Ni tiempo me dio de acomodarme o hablar cuando sentí los labios de Christian sobre los míos. Sin tiempo de espera sigo su beso cómo si fuera una maldita necesidad. Mis manos viajaron a su cuello atrayéndolo más a mí. Sus manos se aferraron a mis piernas, en un giro rápido quede arriba de él. Nos separamos por intervalos de segundo para tomar aire, pero el beso seguía incluso con más intensidad.  

«¿Qué somos?¿Qué somos, carajo, que eres tan vital para mí?»  

Sus dedos jugaban con la orilla de la camiseta, lo sentía temblar. 

¿De verdad puede controlarse tanto o soy yo que mis hormonas virginales me traicionan?

Sus besos bajaron hasta mi cuello, rozaba sus dientes contra mi piel. Tome sus manos y las lleve por dentro de la camisa. Se tensó por un segundo, pero al sentir mi completo consentimiento prosiguió con sus caricias, entre más me acercaba a él podía sentir su creciente pantalón contra mis muslos. Por mi parte sentía cómo algo dentro de mi florecía, sabía lo que significaba y no me daba miedo.  

—Te quiero, Deryl —dice contra mi piel.  

—También te quiero, Christian —contestó casi rogando.  

—De verdad lo hago. —Traga saliva y levanta su vista—. Quiero hacerlo distinto —sonaba dudoso—, quiero demostrarte cuanto te quiero. Pero no sólo de manera… Quiero demostrártelo día con día.  

—Ya lo haces, Christian. —Acarició sus mejillas—. Cada día lo haces y créeme soy capaz de ver cuánto me quieres.  

—Que cursi eres —ríe.  

Lo sé, tú me hiciste así.  

—Ven, vámonos de aquí. —Me paro de arriba de él para llevarlo al cuarto.  

—Tengo miedo —admite al momento de apagar el televisor y seguirme.  

—También yo. —Lo meto al cuarto cerrando la puerta—. ¿Pero cuando hemos sido normales? —Lo tomo de la camisa acercándose a mi—. No quieres hacer lo mismo conmigo, entonces no lo hagas. No reprimas lo que sientes, muéstramelo. Yo querré cada parte de ti.  

—Siempre sabes que decir, ¿no? —Coloca la palma de su mano izquierda sobre la pared, acorralándome. Jamás me sentí tan pequeña.

—Entonces… —Dudo. Ni siquiera se había movido un centímetro de su lugar—. ¿Qué es lo que quieres?   

Acaricia mi mejilla con su mano libre. 

—Yo quiero hacerte el amor, quiero demostrarte mis sentimientos hacia ti. Hacer el amor no es sólo intimar, es enamorar día con día, es ganarme tu corazón poco a poco. —Da un suspiro largo—. Con ello se suma el deseo, no sabría decirte que quiero con exactitud. Pero lo quiero todo…  




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