Luz y Tormenta

[CAPÍTULO 24]

Matt O’Brien   

—Alguien más ha notado que a las mujeres les gusta ver series de asesinatos o de casos sin resolver. Y eso las relaja —comento a mi hermano con la vista fija en las dos hermanas que estaban muy entretenidas viendo la televisión.  

—¿Tengo que temer por mi vida? —Pregunta Christian dándole un mordisco al filete.  

—Sólo digo que ellas saben esconder cuerpos muy bien. —Miro a Melanie. Ni se inmuto parecía hipnotizada—. Y nosotros somos las presas. Hay muchas personas cómo nosotros que tienen chicas piadosas pero capaces de hacer cualquier cosa.  

—Nos sacaran las tripas en cualquier momento. —Mira por igual a Deryl y está voltea a verlo de una manera espeluznante.  

—No te sacaría las tripas —dice calmandolo—. Te despellejan con mis manos. Haría una abertura y luego jalaría la piel.

Los ojos de Christian se abrieron tanto que causó la risa de todos.  

—A mí me gustaría conocer tus tripas. —Gire cómo el exorcista al escuchar a Melanie hablar—. Pero me causa emoción conocer mejor tu cerebro. Sería lo primero que revisaría. Tu cabeza.  

—Prepárate, te perturbara tu cabeza —río burlón—. Si supieras lo que carga esta cabeza, vomitarías si tan sólo te comentará.  

—No tienes nada que no conozca —me reta—. Por el contrario, sólo quisiera saber de qué está compuesta tu materia gris.  

No tenía algún argumento bien estructurado con el cual debatir. Su voz era tan normal y calmada que me causaba escalofríos. 

Fijo su vista nuevamente al televisor, cómo si aquello que dijera no diera miedo. Aunque a mí me da intriga, la verdad. El más asustado era Christian quien ya se había recorrido un poco de Deryl.  

La comida transcurrió “normal”, no hubo más comentarios cómo esos en lo que quedaba de la tarde pero si miraditas que examinaban nuestros cuerpos para ver si dábamos el toque de presas y ellas cazadores. Ahora ellas se encontraban sentadas en el sofá haciendo sus tareas y proyectos de la escuela, mientras que Christian y yo nos encargamos de limpiar los trastes que se ocuparon.  

—Así que bien… —Rompo el silencio entre nosotros—. Necesito que seas muy claro conmigo, no planeo meterme en tus asuntos pero con ellos está enredada una persona a la cual estimo. —Doy un suspiro largo—. Sea lo que sea que tengas con Deryl ¿Sólo es una noche o de verdad estás sintiendo algo por ella?  

—¿A qué viene esa pregunta? —Se sostiene sobre la mesa.  

—Los escuche —digo sin dar detalles y él pareció entenderlo—. No quiero que la lastimes, Christian. Yo no voy a defenderte para decirle que eres el mejor hombre del mundo, porque no lo eres. Hay mucho detrás de ti y alguien también.  

—Siento todo por ella —admite bajando su vista—. Aquella noche pude afirmar que ella siente algo por mí. Aunque esa no era la forma en la que quería averiguarlo.  

—Ella quiso o tú… —Frunzo el ceño.  

—No, no. Yo no la tocaría si ella no quiere. —Toma asiento sobre la barra—. Sucedió y yo. Jamás había sentido algo por alguien así de grande y no nació por verla desnuda. Tú sabes que ella me atrapó desde esa noche en la fiesta.  

—Claro, pero tus acciones y tus palabras son muy distintas. —Seco mis manos con la tela y me giró a verlo—. Puedes mentirle a todos, menos a mí.  

—Lo sé —hace una mueca—. Estoy tratando por ella. De verdad lo hago.  

—¿Entonces por qué la buscas?¿Por qué sigues viendo para donde va y con quién? —Interrogó con autoridad.  

—No es tan fácil alejarte de alguien que tuviste por años. —Me mira—. Físicamente no la he buscado, pero algo en el fondo se jala.  

—Ese alguien te daño por años. Lo que sientes no significa que la extrañes. —Me acerco a él—. Te acostumbraste a que te dañara con tal de que no te dejará solo ¿Por qué le escondes a Deryl eso? 

Lo conozco tan bien que se cuando me va a mentir.  

—Por qué le prometí que haría todo lo posible con conquistarla, que supiera que realmente la quiero. —Sus ojos no se despegaba de mí.  

—Y las mentiras no son parte de ello. —Lo tomó de los hombros—. Fernanda alimenta un vicio, un capricho, una falsa necesidad. Y por lo que sé, Deryl te lo da todo. Te da paz, te hace encontrarte en tu propia cabeza.  

—No quiero ser una carga.

Estaba tan vulnerable que su voz bajó a decibeles agudos.  

—Tampoco yo soy un gran hombre. Todo lo que te digo me lo ha hecho ver ella. —Sonrió—. Melanie me ha enseñado todo y estamos aprendiendo juntos. A cualquiera le resultaría ridículo pero no es el tiempo, es la conexión. Hay personas que te hacen sentir tanto en un mes que otra en tres años.  

—Lo hago, por ella. Sólo por ella. —Toma mis brazos—. Jamás he dado tanto por alguien y si el día de mañana no funciona… Todo lo que soy o lo que seré es para ella. Ella se llevara eso y más feliz no podrá ser.  

—Sólo deja de mentir, Christian. —Palmeo su mejilla—. También recuerda. Deryl no va a ayudarte, no va a resolver tus problemas, mucho menos tu adicción. Ella está ahí para apoyarte y no dejarte sólo, no la conviertas en un vicio. Hazla tu compañera.  




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