Luz y Tormenta

[ CAPÍTULO 42 ]

Christian O'Brien 

Detestaba esta clase de lugares, casi todos mis años he rogado no volver a caminar por estos pasillos tan fríos. Pero de alguna manera el maldito universo se las ingeniaba para volverme a traer a este lugar. Odio los malditos hospitales con toda mi alma, solo me traía malos recuerdos y malas sensaciones.  

—Gracias —exclama Deryl en cuanto le doy su café. 

—No hay de que, amor. —Me siento a su lado y paso mi brazo por sus hombros—. ¿Qué dijeron de ella? 

—Está bien, le dieron algunas cosas para sacarle la droga que tenía en el sistema y del golpe no hay nada grave —explica con pesadez. 

Fijé mi vista al pasillo de urgencias y pude visualizar a Matt en la primera salita, solamente eran divididos por cortinas de color azul que colgaban desde el techo. Matt tenía la mano de Melanie entre las suyas, la vista fija en un punto, las cejas levemente fruncidas, una expresión de seriedad tan fría que podría concluir con: Matt está más que furioso y se estaba controlando.  

Por otra parte, Melanie escuchaba atenta a todas las explicaciones que le estaban dando el doctor, el lado derecho de su cara tenía un moretón bastante notable, parecía una combinación entre el azul y el morado. Estaba un poco hinchada pero no dejaba de sonreír en cualquier momento, todo con tal de darle hacerle entender a Matt que estaba bien, que nada malo estaba pasando.  

—Siempre fue así —habla Deryl—. Toda su vida ha sido así. 

—Es su forma de no hacerse la vida tan pesada —respondo—. Quizá ella mira lo bueno dentro de las cosas, pero a ese paso sale herida. Muy herida.  

—Quizá por eso una tenía que ser diferente a la otra, ella me enseña a que dentro de todo lo malo hay algo bueno. —Recarga su cabeza en mi hombro. 

—Y tu que dentro de todo lo bueno, siempre habrá algo malo. —Acaricio su cabello—. Es un equilibrio, un instinto de supervivencia. 

Asintió con la cabeza de la misma forma, desganada. Ambos mirábamos al pasillo esperando alguna señal por parte de los dos. Llevábamos varios minutos en la misma posición, el cuerpo nos dolía, pero no queríamos movernos. El alivio iba transcurriendo conforme veíamos que Melanie reaccionaba un poco más y que el efecto de las drogas se estaba pasando. 

—¿Hijo? —Toca mi hombro. 

Di un pequeño saltito en mi lugar a causa del repentino agarre, miré a la persona que estaba frente a mí. Cabello negro, ojos miel, tez blanca… Jake está hecha mujer. 

—Hola, mamá. —Me levanté de mi asiento y la abrazó con todas mis fuerzas.  

—Mi niño —responde mi abrazo—.  ¿Cómo están? 

—Estamos bien, hasta el momento todo está circulando bien. —Me alejo un poco de ella para darle un beso en el cachete. 

Verla siempre me causaba una emoción tan fuerte que no había momento en el que no se me apachurra el corazón con cada abrazo que ella. Durante años, me daba un abrazo para brindarme un calor materno. 

—¿Dónde están tus modales, muchacho? —La voz de mi padre sonó a un lado—. Te vas por unos meses y ya te crees independiente.  

—Soy independiente, padre. —Me acerco por igual y lo abrazo incluso con más ganas—. Pero desearía seguir siendo niño. 

—Si fueras un niño, tu novia no te soportaría tanto. —Me guiña el ojo y mira por detrás de mí. 

Gire sobre mi lugar y una muy sonrojada Deryl estaba detrás de mí. Se veían tan tierna, la pena le brillaba en los ojos y sus manos apretaban mi sudadera con nerviosismo. Y me sigo cuestionando, ¿por qué me amas, cerecita? 

Tome su mano y la acerque a mi para darle un beso en la frente. 

—Quizá no son las circunstancias en las que me gustaría haberlas conocido, pero no sabes la alegría que me da verte. —Habla mi madre y extiende su mano—. Soy Martha de O'Brien. 

—Un gusto, soy Deryl. 

Acepta su mano y la estrecha, si que estaba nerviosa, su mano libre seguía apretando mi sudadera. 

—Se supone que yo debo de presentar, mamá. No adelantes las cosas. —Ruedo los ojos con diversión—. Papá, te presento a Deryl, mi novia. Y futura esposa, amor de mi vida, te presento al señor que me sacó del orfanato. 

—¡Christian! —regaña a mi madre a la par que me da un codazo. 

Sobe mi panza junto donde me dio el golpe y escuche a papá reír, semejante traicionero tenemos enfrente. 

—Un gusto Deryl, llámame Jake O'Brien —saluda mi papá de manera cortés, pero con ese tono burlón—. Me puedes decir suegro, también. Cualquier apodo es válido. 

Deryl saludo por igual y se pegó más a mí, necesitaba apreciar este momento lo más que pudiera. Ella no resultaba ser la persona más tímida, me la habían cambiado. 

—¿Dónde está Luna? —Inquiere, Martha mirando a todos lados. 

—Me pidió que la llevará al auto a dormir. Descuida, la he estado vigilando en cada vuelta que doy —explicó. 

—Me alegra mucho verlos, de verdad —expresa mi padre—. Pero los oficiales están esperando el testimonio de Melanie, ¿crees que pueda pasar? 




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