Capitulo 1

Mi nombre es Luzatzen, odio pensar en mi como la niña tranquila del salón, sin amigos, sin habilidad social y con problemas de sobre peso y baja autoestima, pero eso es lo que he sido, fui educada para ser una buena persona, mi madre hizo lo mejor que pudo, aun con sus fallas, fue una buena madre, mi padre no estuvo pero tampoco resentí su ausencia.

No tuve amigos ni en primaria ni en la secundaria, y no es una broma, ni es exageración, tenía nula habilidad social y no sabia como agradar a los demás, era timida, bajita y gordita además de criada para ser siempre buena.

La primaria no fue tan mala mis compañeros jamás me lastimaron, pero en secundaria fue un infierno, me empujaron, rompieron mi uniforme, me tiraban comida dentro de la mochila o metían rocas dentro, llagaron a leer mis cosas personales y hacían burla descarada, además de escribir cartas de un supuesto admirador secreto solo para hacerme más miserable, mis notas eran las peores del salón, me la pasaba viendo por la ventana imaginando ser un ave y que ese infierno se acabaria.

Para ese tiempo mi madre había muerto yo tenia 16, me quedé sola, la depresión y el estrés fue siempre mi compañía,fue en segundo año de carrera cuando todo se vino abajo, no pase el año y deje de estudiar para trabajar, el gobierno no me apoyaría más debido a la mala estudiante qué era, aun así me ayudaron a conseguir un pequeño apartamento, lo entendi, creo que ese es uno de mis más grandes defectos, aceptar todo sin intentar, me acostumbre tanto a ser una nada que me lo crei y así viví.

Tras dos años de trabajos de medio tiempo entre restaurantes y trabajos de construcción, cumplí 18, mejore en mis habilidades sociales, al menos era capas de entablar una conversación sin quedarme sin aliento aunque mis mejillas seguían poniendose coloradas y me sudaban las manos, pero me sentía mejor, seguía siendo bajita y tímida, pero mi cuerpo había cambiado baje de peso y las curvas en mi cuerpo se asentaron, dejando ver mis caderas pronunciadas y mi trasero era algo que no pasaba desapersivido, aun así mi baja autoestima me hizo caer en las falsas palabras de amor y cariño de muchas malas relaciones, hundiéndome más en mi soledad, lo que hacía qué encuentros casuales y cortos fueran la regla para mi, así solo durarán 5 minutos era suficiente para salisfacerme y uir sin dar explicaciones, nada me llenaba, eso solo empeoraba mi estado emocional y psicólogico, aunque no he de negar que me alegraba ser yo la que los evitaba después de un solo encuentro, me hice a la idea que los hombres eran muy básicos y fáciles de manipular, claro, siempre y cuando no haya amor de por medio.

Un día volviendo del trabajo, había una trabajadora social en el puerta de mi pequeño apartamento, su nombre era Adriana, habían encontrado a mi abuela paterna, murio y la casa donde vivía ahora era mía, estaba en otra ciudad pero era mía, me dijeron que me dejo algo de dinero y podría terminar mi secundaria, Adriana estuvo hay cuando mi madre murió, uso varias veces su habilidad de Bizitza para aliviar el dolor hacia el final de su enfermedad; cuando intente quitarme la vida y cuando me detuvieron por robar un chocolate en el supermercado, además de conocer mi desordenado y poco saludable estilo de vida sentimental y sexual con los hombres, me tomo de las manos con una voz maternal, me dijo "Toma esto como un reinicio, ahí nadie sabra de tu pasado, nadie sabrá lo que has vivido, tienes una oportunidad de volver a empezar no todos la tenemos, se valiente, has mejorado mucho... Solo un paso más.. ¿Si?..", las lágrimas qué acumule salieron a raudales y me dolía mucho el pecho.

Luego de explícarme qué ella se encargaría de los papeles, la venta de lo poco que tenia en el apartamento y que solo debía recoger mis cosas, se despidió de mi.

Por primera vez vi a la ventana y sentí que podría volar.